Reivindicar la dignidad del ser vendrá como resultado del trabajo colaborativo de los actores políticos y sociales, a través de la consolidación de la simbiosis entre la hermandad y solidaridad de toda la nación, edificada sobre bases firmes de madurez, responsabilidad ciudadana y reserva moral, de forma que se reinicie el fortalecimiento y credibilidad en las instituciones democráticas, y, por ende, se viabilice la resolución permanente de los inconvenientes apremiantes en lo social, económico, político, jurídico y, sobre todo, moral, los cuales no han logrado neutralizar la esperanza, mermar la voluntad o anular la convicción de vivir integralmente y seguir apostando por un futuro de bienestar real y duradero, que no obstante las diferencias naturales que existen, se parta de la transparente concertación social y política, fruto de un proceder pragmático y esquema multidiverso de diálogo, basado en la premisa “el problema lo resolvemos si estamos todos en armonía”.
En tal sentido, no se crean los “líderes” políticos de cualquier bando a los que los resultados electorales en Venezuela del pasado 20-05-2018 les favorecen. La realidad es que los venezolanos ya estamos cansados de tanta conflictividad política y festival electoral. Por lo que es prioritario estabilizar la dimensión económica y social nacional. Téngase presente, por ejemplo, que por cuestiones de “supervivencia” en la actualidad una significativa cantidad de trabajadores venezolanos irremediablemente utiliza la tarjeta de crédito como casi la única alternativa para financiar necesidades esenciales: alimentación, gastos médicos, etc. Pero esta forma de mantener cierta calidad de “supervivencia” o de darle cobertura a la misma presenta una dimensión económica-financiera negativa, y es que en un breve transcurso de tiempo bajo las condiciones agravantes existentes no se dispondrá lo suficiente ni para realizar los “pagos mínimos” respectivos.
Definitivamente, desde hace mucho tiempo, hoy con más razón y en el futuro inmediato con premura, la agenda prioritaria se debe focalizar en resolver las desviaciones y distorsiones económicas y sociales. Pero estas adversidades y desequilibrios económicos-sociales que potencian los niveles de incertidumbre, desconfianza e incredibilidad se resuelven con medidas coherentes, sensatas y pragmáticas. Consiguientemente seguimos insistiendo en que algunas medidas económicas inmediatas para contrarrestar el juego perverso que se hace con la inflación y la devaluación y, por ende, favorecer la recuperación sustantiva de la economía están relacionadas con el “índice de poder adquisitivo pertinente” (IPAP). Luego, el diálogo, la rectificación y la concertación se llevan a la práctica con medidas económicas concretas e integrales, porque a la fuerza y con imposición todo empeorará. (Complemento en el siguiente enlace: https://bit.ly/2L5D9yP )
Finalmente, se recalcan también algunos pilares esenciales para reiniciar la ruta del auge y afianzarse en la vía del progreso sustentable, todo ellos contemplados en el “Plan Integral de Reconstrucción Universitaria” (PIRU): afianzados en los criterios de “sincerar, cualificar y cuantificar” la realidad:
i) La autocrítica sincera y el conocimiento pleno de la situación.
ii) La fortaleza de sus instituciones e independencia de los poderes públicos.
iii) La legitimidad y credibilidad de sus gobernantes o representantes.
iv) La consolidación de la meritocracia y del sistema de valores morales y éticos.
v) La responsabilidad de los funcionarios del Estado y de la sociedad en general.
vi) La vocación para el trabajo y dedicación al estudio.
vii) La aplicación de políticas coherentes en todas las dimensiones de la sociedad.
viii) El consenso para diversificar e incrementar la productividad.
ix) La inversión en la infraestructura social (educación, salud, seguridad, etc.).
x) El apoyo financiero externo.