Si hay algo a lo que Nicolás Maduro le tiene miedo es a una oposición unida. No en vano dedica la mayor parte de su tiempo a dinamitar los liderazgos y partidos políticos que hacen vida en la Unidad Democrática. Su trabajo principal es provocarle una implosión para evitar a toda costa que puedan llegar a acuerdos que atenten contra su estabilidad. Y lo peor es que le está viendo frutos a su estrategia. No ha habido algo más complicado en el último año que la unidad dentro de la unidad.

Desde octubre del año pasado se hablaba de la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales para el primer trimestre de 2018. Llegó febrero y aún dentro de la MUD no definían un candidato único, o bien por consenso, primarias o por encuestas. Las conversaciones entre los partidos se hacían eternas, sin mayores avances. Mientras tanto, las condiciones de vida en el país empeoraban cada vez más. Los problemas se reproducían y nuestros líderes políticos seguían en silencio. No se ponían de acuerdo. Hasta que pasó lo inesperado: Henri Falcón se lanzó al ruedo con el aval de los resultados de todas las encuestadoras utilizadas por los diferentes partidos de oposición en los que aparecía como la mejor opción después del empresario Lorenzo Mendoza, y los políticos inhabilitados Henrique Capriles y Leopoldo López. 

A partir de este momento se desataron los demonios. La MUD anunció que se sumaba a una denominada abstención activa de la que poco o nada se sabe, sin que hasta ahora presenten una alternativa real y viable para hacerle cara a un nuevo mandato de Nicolás Maduro. Seguir en la ruta de la abstención es perder el juego por forfeit. Y mientras tanto, el pueblo padeciendo.

La principal razón que esgrimen los partidos para no participar en las elecciones del 20 de mayo es que no hay condiciones electorales. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral cedió en uno de los puntos más importantes solicitados por la oposición: se devolvieron los centros de votación a sus lugares originales, se hizo un nuevo sorteo de miembros y testigos de mesas y se auditaron los softwares con representantes de las partes involucradas. Es por ello que a principio de semana el rector Luis Emilio Rondón, afecto abiertamente a la oposición, declaró que las condiciones eran las mismas de 2015, año en el que la Unidad Democrática ganó las dos terceras partes de la Asamblea Nacional.

Me pregunto entonces, ¿son las condiciones electorales una excusa para no participar en las elecciones? ¿Por qué cuando se barajó la posibilidad de que Lorenzo Mendoza fuera el candidato, estas condiciones no eran tan importantes ni para los políticos ni para las redes sociales? ¿Por qué insistir en un llamado de abstención que no nos dejará ningún beneficio cuando en nuestro sistema electoral se gana por mayoría simple, independientemente del porcentaje de venezolanos que vote? ¿Por qué no darle de una vez la estocada final a este gobierno que tiene 80% de rechazo? 

La convocatoria de las presidenciales por parte de la asamblea nacional constituyente también genera resquemores en un sector de la oposición. Entrar a debatir sobre su legalidad o no es arar en el mar. Dos cosas son absolutamente ciertas y es que, por mandato constitucional, este año tocan elecciones presidenciales, y que solo podremos zafarnos de la ANC con un cambio de gobierno. Antes, es imposible.

Otro punto que resaltan los abstencionistas para intentar boicotear la participación masiva del 20 de mayo son las acciones de la comunidad internacional. Las sanciones impuestas a personajes del gobierno son bienvenidas. Representan un gesto importante en medio de tanto caos, pero por sí solas no son garantía para salir de este gobierno. Ejemplo claro de ello es Cuba. Es evidente que si el objetivo que une a los países es frenarle cualquier posibilidad a Maduro de seguir al frente de Venezuela, una vez que la oposición gane el 20 de mayo, el triunfo será reconocido y avalado por todos. Lo demás son cuentos de camino.

Todas las acciones que se han adelantado son importantes. Todas suman, se complementan. Ninguna excluye a la otra, pero si hay una que es decisiva, de aplicación inmediata y que no admite pataleos, es la victoria a través del voto. Hago nuevamente el llamado a los líderes políticos de la oposición: Únanse como ustedes saben hacerlo, en un bloque indivisible, y salgamos a votar el 20 de mayo. Ni dimisión, ni intervención extranjera, ni alzamiento militar, ni la comunidad internacional, mucho menos la abstención, le pondrán fin a esta tragedia nacional. Solo nosotros, con el voto masivo, en 19 días podremos cambiar nuestra historia.

@gladyssocorro

gsocorro.wordpress.com


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