No se habían dispersado los gases tóxicos producto de la violencia policial injustificada utilizados por las fuerzas milico-policiales represivas del régimen para dispersar nuevamente a los miles de caraqueños quienes nos dispusimos a testimoniar nuestra resuelta oposición al gobierno totalitario e inconstitucional que nos mangonea mediante nuestra presencia combativa y cívica en la calle. Llegué a casa con la intención de reflexionar acerca de lo acontecido en Caracas y en la mayoría de las ciudades. Pensé que las resultas de estas reflexiones me indicarían las ideas para la redacción del artículo. Luego de cavilar de la manera más fría posible y de ordenar los pensamientos contrapuestos; rumiando en soledad los diversos sentimientos producto de los acontecimientos producidos este jueves; busqué en mi biblioteca, y decidí volver a leer algunos de los textos recopilados en el libro Los documentos de la clandestinidad. 1956-1958. Así se fraguo la insurrección. (1). Cumplido el cometido –no por comodidad, flojera y/o frustración– decidí copiar textualmente un manifiesto que se explica por sí solo. Producido por el denominado Comité de Comerciantes e Industriales de Caracas. Distribuido clandestinamente en imprenta y hojas multigrafiadas en diciembre de 1957… ¡Hace casi sesenta años!

“ Interpretando el sentimiento mayoritario de la empresa privada venezolana de las Cámaras de Comercio y Producción de todo el país, así como la totalidad de los Bancos de la zona metropolitana de Caracas, dirigieron con fecha 12 de noviembre del presente año una comunicación al Congreso Nacional en relación con el problema de la sucesión presidencial, solicitando para tal fin ‘… la incorporación de una Ley que favorezca el acierto en la selección, mediante amplia consulta a la opinión pública”.

“A pesar de que, con toda evidencia, esta patriótica manifestación traducía el anhelo general de los sectores más representativos de la sociedad venezolana, las Cámaras Legislativas hicieron caso omiso de ella sancionando en su lugar una fórmula eleccionaria que viola en forma flagrante la Constitución Nacional y cercena los más elementales derechos ciudadanos.

“Ante esta grave situación, nuestra dignidad de venezolanos responsables de sus deberes para con la Patria nos obliga a reiterar públicamente nuestra adhesión del Comercio, la Banca, la Industria, la Agricultura, Ganadería y demás ramas de la actividad económica privada, a los principios constitucionales que deben regir la escogencia y funcionamiento de los poderes públicos. Sin esta base jurídica la estabilidad y prosperidad de la nación venezolana se verían amenazadas, sujetas a la arbitrariedad y al caos.

“La colaboración entre las fuerzas económicas privadas y el estado es requisito indispensable para el desarrollo armonioso de la Economía del país. Esta colaboración debe estar basada en la confianza y el respeto mutuos, y en la libre discusión de los problemas que afectan a la colectividad, la cual ha estado ausente de la gestión del actual gobierno, no obstante nuestras reiteradas solicitudes.

“La prolongación del actual estado de cosas, agravada por la fórmula anti-constitucional que se pretende utilizar para la reelección de los personeros del régimen ahondará aún más el profundo divorcio entre el Estado y la actividad económica privada, condenándonos más todavía a la aceptación pasiva del arbitrio oficial.

“Por todas estas razones y apartando mezquinas consideraciones egoístas hemos asumido la consciente responsabilidad de sumarnos al Paro Cívico en defensa de la Constitución Nacional que actualmente se organiza y cuyo día será anunciado próximamente. Así mismo exhortar a Ud. personalmente a dar su contribución para el éxito de esta gran jornada cívica en defensa de la dignidad ciudadana ultrajada por la actual administración. Comité de Comerciantes e Industriales de Caracas. Diciembre de 1957”.

No deseo hacer ningún otro comentario a tan extraordinario y aleccionador texto (¡quien tenga ojos que vea!). El mismo está revestido de un incuestionable valor cívico y personal por parte de los actores de la época (existía la tenebrosa Seguridad Nacional con su criminal acción represiva. Numerosos muertos, detenidos y exiliados era porción destacada de las ejecutorias de la dictadura) ante un gobierno de milicos inescrupulosos que gobernaba en nombre de las “Fuerzas Armadas”. Paradójicamente aquellos “buchones” y aprovechados milicos eran minoría en el desempeño burocrático de los altos y medianos cargos públicos. Contrasta tal circunstancia con la actual desproporcionada avalancha milica que se nutre vorazmente –en doble conjunción presupuestaria– con el ya escuálido, por disminuido, presupuesto nacional. Responsables parciales de las bayonetas que apuntalan al régimen. Generadoras y sustentadoras del consiguiente deslave institucional que ha destruido el cauce constitucional de Venezuela… “¡Cosas veredes, amigo Sancho!”.

Permítaseme recordar (no por simples evocaciones nostálgicas, sino por la extraordinaria similitud entre los pretéritos acontecimientos y la cruda realidad de los actuales) a la Junta Patriótica de aquel entonces. Cuya creación fue producto de genuina política unitaria sin predominio de bastardos intereses electoreros. Mis respetos al único sobreviviente, el doctor Enrique Aristiguieta Gramcko, quien persiste en la lucha con encomiable determinación republicana. De igual manera, como un reconocimiento póstumo, a mi amigo y compañero de ideales Silvestre Ortiz Bucarán, quien también fue integrante del órgano, y con quien compartí muchas anécdotas aleccionadoras; además de variadas actividades políticas entre los años 1974 y 1993.

Nota: (1). Pág. 68. Edición de la Revista Cruz del Sur. Caracas 1958.

[email protected]


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!