Muchas personas desconocen la razón por la cual fue creado el Foro de Sao Paulo, por lo que nos permitimos explorar algunos detalles sobre el particular.  Fue creado en 1990 por Fidel Castro, con el propósito de unificar el comunismo en toda América Latina. Su intención fue dar nuevo aliento al régimen comunista de Cuba tras la caída del Muro de Berlín y el descenso en picada de la Unión Soviética. La intención del fallecido dictador cubano –no hay la menor duda– fue la de tomar inicialmente el control de dos países más poderosos de Latinoamérica: Brasil y Venezuela, para financiar al resto de los países del continente y rendirlos a los pies del castrocomunismo.

El pretexto cada vez que se realizaba este certamen populista y demagógico comunista era hacer un llamado a lo que denominaban irónicamente “diálogos de paz”, con los que lograban victorias políticas que no pudieron conseguir con las armas en el campo de batalla, y al mismo tiempo el desmantelamiento soterrado de los componentes militares

El Foro de Sao Paulo, una organización a la vista del mundo, necesitaba en cada país el apoyo decisivo de organizaciones no gubernamentales como soporte y músculo político, apoyados a su vez por organizaciones internacionales con apariencia de legalidad. Son miles de este tipo de organizaciones las que existen en todo el mundo con los más variados fines y propósitos: feministas, ambientalistas, colectivos de distintas profesiones, defensores de los derechos humanos, indigenistas y activistas de toda naturaleza, entre otras. A estas ONG se suman los medios de comunicación, cuya función primordial es defender a toda costa al Foro de Sao Paulo.

No es de extrañar por lo demás que el castrocomunismo persiste aún en América Latina y se encuentra infiltrado en universidades, colegios, gremios intelectuales, artísticos, academias, desde cuyos escenarios controlan la ideología con todos sus perversos fines, implantando falsas premisas filosóficas sobre los distintos temas que ocurren en nuestros países, como el desempleo, la inflación, la inseguridad, el desabastecimiento, etc. Muchos ignoran que la ideología castrista es la confluencia de la izquierda y grupos terroristas de Iberoamérica. Es una ideología mezcla de indigenismo, teoría de la liberación, defensa medio ambiental y otros más, que tienen en común la defensa de la Cuba castrista, y por ende comunista, término este último que el propio Fidel Castro lo admitió en cierta ocasión, ante un nutrido grupo de periodistas que visitó la isla antillana

Quienes pertenecen al Foro de Sao Paulo reciben órdenes de realizar manifestaciones, marchas patrióticas (damas de blanco argentinas), ejercer presión política internacional y enviar ayuda financiera al régimen castrista. Obviamente, cuando llegan a alcanzar niveles de poder en sus respectivos países deben cumplir con esta disposición, que más que una norma es una religiosa obligación. En Colombia, por ejemplo, el financiamiento del Foro de Sao Paulo proviene del narcotráfico, a través de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Cuando se desmoronó la Unión Soviética y concluyó el financiamiento de la Internacional Socialista, altos funcionarios del gobierno cubano, obviamente con Fidel Castro a la cabeza, advirtieron a los miembros del Foro de Sao Paulo que era necesario adoptar el modelo del grupo insurgente comunista colombiano M-19, para asegurar su autogestión por medio del narcotráfico. Por esta razón su empeño en legalizar las drogas y a los narcotraficantes de las FARC, y de allí también su afán por destruir al ejército y beneficiar a las zonas de reserva campesina, corredores de movilización y narcotráfico de estos guerrilleros. Los recientes acontecimientos ocurridos en la frontera colombo-ecuatoriana, con el secuestro y posterior asesinato del periodista, el chofer y el fotógrafo del diario El Comercio, revelan que las FARC, de uno y otro lado, pretenden mantener el control de la zona para poder seguir traficando libremente las millonarias toneladas de estupefacientes que salen con destino a Estados Unidos, desde el Pacífico.

El Partido de los Trabajadores de Brasil, el cual por cierto lidera el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, por primera vez realizó la conferencia que pudiéramos decir fue la génesis del Foro de Sao Paulo, y en ella participaron 40 organizaciones y partidos de 13 países de Iberoamérica y del Caribe con el propósito de discutir y revisar la estrategia comunista revolucionaria, en medio de la crisis que enfrenta en todo el mundo el socialismo. Poco tiempo después, en 1991, se elaboraron los estatutos y se eligieron los directivos con participación del Partido Comunista de Cuba, Partido de los Trabajadores de Brasil, Frente Furibundo Martí de Liberación Nacional (El Salvador), Movimiento Bolivia Libre, Partido de la Unión Revolución Democrática de México, Los Tupamaros de Uruguay y en 1992 pasaron a conformar las directivas la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala y un grupo de terroristas de Sendero Luminoso del Perú. En 1995 se sumaron los narcoterroristas de Colombia M-19, el Partido Laborista de República Dominicana y el Partido Revolucionario Democrático de Panamá.

El Foro de Sao Paulo en 1993, en la declaración final de su cuarta conferencia, en La Habana acordó: “Las Fuerzas Armadas constituyen una de las amenazas más serias a la construcción de la democracia política en Latinoamérica”. Tomas Borge, sandinista y miembro del FSP, dijo que “los ejércitos solo sirven para dar golpes de Estado y para reprimir al pueblo… son un cáncer en nuestros países… no hay razón para que sigan existiendo”.

Hoy los privilegiados del  socialismo del siglo XXI conforman el grupo de mosqueteros del foro de los “peces gordos”,  que enfrentan severas y críticas situaciones como el ex presidente Lula da Silva, quien fue condenado a 12 años de prisión; en Perú el ex mandatario Ollanta Humala con prisión preventiva, también su paisano y ex presidente Alejandro Toledo; el vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas condenado a 6 años de prisión, entre otros, de una larga lista que incluye a numerosos políticos investigados por el escándalo de la corrupción en la trama de la empresa transnacional brasileña Odebrecht, considerándose este hecho como el escándalo de corrupción más grande de Latinoamérica, pues repartió más de 788 millones de dólares en sobornos en 10 países de la región, entre ellos Venezuela, que en el festín de esta piñata corruptiva recibió 93 millones.

Pero hay más gobernantes y ex que también están bajo la lupa de la justicia por la misma razón, como Rafael Correa de Ecuador y Nicolás Maduro. El primero por haber obtenido financiamiento de las FARC para su campaña presidencial y el segundo porque recibió en sus manos dólares para las campañas, primero de Hugo Chávez y luego la suya, con el compromiso de que Odebrecht continuaría con sus negocios en el país, según Euzenando Prazeres de Azevedo, ex presidente de Odebrecht en Venezuela, quien aseguró haber entregado 35 millones de dólares para la campaña de Nicolás Maduro, como consta en un video difundido en días pasados.

A la vista de propios y extraños, Venezuela padece una de las más insólitas situaciones que alcanza niveles insospechados de pobreza extrema, miseria, hambruna, escasez de alimentos y medicinas, desempleo, narcotráfico e inseguridad, por culpa de dos de estos “privilegiados” miembros del llamado Foro de Sao Paulo: Chávez y Maduro, quienes destruyeron el aparato productivo, generando en consecuencia sufrimiento, engaño y humillaciones, que han llevado a casi más de 3,5 millones de venezolanos a emigrar a otras latitudes, en una angustiante diáspora que ni siquiera en una guerra civil en América Latina había ocurrido. Estamos a las puertas de una implosión social de impredecibles consecuencias, de la que más pronto que tarde deberán responder ante el pueblo y la historia quienes detentan el poder a mala hora.

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