Al definir la formación ciudadana se puede decir que esta consiste en un proceso que promueve en las personas valores sociales para que puedan participar y cooperar en el desarrollo de la sociedad con base en esos preceptos, orientados a fomentar el respeto, la solidaridad y la responsabilidad necesaria, y así impulsar la armonía más adecuada en la convivencia. Con este fin, las instituciones de todos los sectores deben colaborar aportando su papel dentro de la colectividad.

Por esta razón, se requiere la implementación de distintos esfuerzos para que se pueda mejorar la conducta de los ciudadanos de todas las edades, formando una base durante la niñez, lo cual juega un papel fundamental para forjar el adecuado comportamiento de los adultos. En este sentido, es necesario que se involucren algunos sectores, como la comunidad educativa, padres y familias, medios de comunicación, organizaciones religiosas, el Estado, por mencionar algunos.

Esta formación debe promover la consolidación de habilidades y competencias cívicas, con la intención que sean asumidas como prácticas favorables para que, a su vez, sean aplicadas en la vida diaria, así como despierte el interés del ciudadano para que cumpla un papel más activo. Por otro lado, es importante fomentar el aprendizaje basado en principios como la ética, la responsabilidad, el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad para mejorar el nivel moral de los individuos.

Impulsar la formación integral de niños, jóvenes, adultos, docentes, funcionarios públicos, padres, responsables del sector educativo lleva a su vez al respeto de los derechos humanos, de la dignidad de los individuos y de los requerimientos de las familias para lograr calidad de vida. Sin duda, en el seno del hogar es donde se consolidan los principios y el nivel al cual tienen derecho los ciudadanos, debido a la gran incidencia que este grupo representa en la formación de esa conducta adecuada.

De esta manera, se puede promover el desarrollo de las actitudes necesarias para alcanzar una convivencia familiar enmarcada en valores, así como el establecimiento de una socialización basada en criterios éticos que le ayuden a formar parte de la sociedad en la que interactúan. Esto permitirá practicar una conducta que conlleve a una coexistencia más equilibrada, pues los individuos se hacen más conscientes de la importancia que representa vivir en unidad con los demás.


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