“Enamorada en secreto detrás de tu sonrisa”

Paul Éluard

La historia de amor de John Goehrke y Eugenie Bouchard fue como un cuento de hadas compartido a través de las redes sociales y la prensa internacional. Eugenie empezó a ser conocida en el mundo del deporte cuando en junio de 2012 ganaba el campeonato de individuales junior femenino de Wimbledon. Ella era la primera tenista canadiense vencedora de un torneo de Grand Slam. Unos años después, John Goehrke se fijó en ella. El admirador de Bouchard contactó con la jugadora profesional a través de la red social Twitter. Le propuso una curiosa apuesta sobre el resultado de un evento deportivo. Seguramente no imaginaba que fuera a responderle pero se equivocó. Ella aceptó el reto. Adivine quién de los dos perdió. El pago consistía en tener una cita romántica. El desconocido ganó dos veces. Finalmente tuvieron esa cita y al parecer se cayeron bien. (Telemundo.com; 7/12/2017. “La bella Eugenie Brouchard volvió a ver al chico que le ganó una cita en Twitter”). La relación amistosa entre el joven y la famosa tenista fue convirtiéndose en algo más exclusivo.

Enamorarse es muy fácil. Uno no se propone estas cosas. Un día cualquiera en un instante te quedas embobado contemplando a alguien y sucede. A esa mujer la estás mirando un poco más de lo normal. Vamos, reconócelo. “Tú no estás al partido, chaval” –te dice el vecino de al lado. Acaban de darle el juego a tu favorita y te has quedado mudo. El hombre sentado a tu derecha se ríe porque intuye lo que te pasa. Ahora mismo ya estás pasando vergüenza. Fíjate cómo tienes las orejas. Tío, te estás poniendo colorado. Disimula, inventa una excusa. Rápido. Estás perdido. Hoy vas a sufrir. Ya te lo digo yo. Sé lo que es estar enamorado. No vas a poder quitártela de la cabeza. No vas a saber cómo. Es más, no vas a querer olvidarla. Te toca hacer el papel de director de cine en esa película en la que ella es la protagonista. Presiento que un novato aficionado al séptimo arte va a hacer muchas tomas de Eugenie en la pista de tenis, Eugenie leyendo… Y todo eso para acabar rendido de sueño, cerrar los ojos y tener la certeza del poeta francés que mientras siente el peso del amor escribe “ella vive de pie sobre mis párpados”.


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