Ahora resulta que el país completo está pendiente de las “buenas” acciones de la fiscal general de la república. De la misma señora que no se ha cansado de imputar a personas inocentes, y debido a esas peticiones en Venezuela hay más de cien presos políticos. Hoy académicos y líderes opositores invitan a adherirse a un recurso de nulidad contra las bases comiciales de la fraudulenta constituyente propuesta por el usurpador Nicolás Maduro. Les confieso que no he leído la demanda. Con el mayor respeto que sí le tengo a muchos que promueven esa adhesión, siento disentir de esa propuesta.

No le veo a la señora fiscal general un propósito de enmienda, sino de defensa de lo que ella califica “el legado de Chávez” que lógicamente se refiere a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la que en repetidas ocasiones el finado presidente denominó “la bicha”. El problema, creo, no es defender un instrumento jurídico, sino demostrar que se deslinda de este desastre protagonizado por Nicolás Maduro y que está en pleno desarrollo. La Dra. Luisa Ortega Díaz no solo se ha burlado del país, sino que ha pisoteado hasta más no poder lo que ella ahora quiere defender. No la defiende porque la respeta o la quiere, sino porque se está deslindando de Maduro, cosa que, desde luego, políticamente le conviene a la oposición, pero, que quede claro, no acude al Tribunal Supremo de Justicia para defender una causa noble. Si ese fuera el caso, ha podido iniciar dando demostraciones de conversión (me refiero en buena ciudadana). Por ejemplo, acudir a los tribunales de instancias y solicitar el excarcelamiento de Leopoldo López, el de Antonio Ledezma, el de Goicochea, o que le revoquen la medida de prohibición de salida del país (impuesta a petición fiscal) a María Corina Machado. Me perdonan, pero prefiero que me tilden de divisionista y no de autómata, que obedece sin razonar.

El que quiera defender ese supuesto “legado de Chávez” y crea que estará cumpliendo con la patria acudiendo al TSJ a adherirse a un recurso de la señora que tiene encarcelado a centenares de inocentes, pues que vaya. Pienso que si se les está ocurriendo acudir a la vía jurisdiccional es mejor que lo hagan de manera individual (que elaboren su propia demanda) o se adhieran a otros de los recursos que deben existir interpuestos por personas más fiables. Aunque les recuerdo que de acuerdo con nuestros estudios de derecho presumimos que la sala del TSJ competente para conocer de ese asunto es la Sala Constitucional, la misma que ha sentenciado casi setenta veces contra decisiones de la Asamblea Nacional. Y si acaso estoy equivocado, y en realidad es la Sala Electoral, pues, me permito también recordarles que esa misma sala fue la que le arrebató al estado Amazonas su representación en el Parlamento y es por ella que la oposición no cuenta con las dos terceras (2/3) partes en la Asamblea Nacional. Basta de pajaritos preñados.

Rebelión popular.

La semana pasada viví una experiencia de terror con la comitiva de María Corina Machado, que se desplazaba hacia el estado Barinas. Desde que salió de Caracas estuvo asediada por carros del Sebin, que tuvo que refugiarse en el módulo de la Policía Bolivariana en el peaje de Guacara (que debo reconocer prestaron verdadera colaboración), luego de que algunos colectivos del terror, bajo la mirada complaciente del Sebin, le destrozaran los cauchos al vehículo donde se desplazaba. Pasó el tiempo luego de marcharse los motorizados, fuimos a almorzar en un restaurante, y las cuatro patrullas del Sebin nos continuaban siguiendo. Mientras almorzábamos pusieron de manifiesto nuevamente lo que al parecer es su pasatiempo: nos puñalearon los cauchos, para impedir que continuáramos el recorrido. Me imagino que las órdenes de impedir que María Corina llegara a los estados Portuguesa y Barinas emanaron de los dirigentes oficialistas que una semana antes visitaron las capitales de esas regiones y fueron expulsados a patadas porque el pueblo no los quiere. Como no los quieren en ninguna parte del país.

Llegó la hora de la intervención.

Hay quienes se alarman cuando algunos hablan de intervención de aliados extranjeros. Les pido que analicemos con mucha atención lo que vivimos en el país. Ya Nicolás Maduro se refirió al tema de la guerra en el supuesto caso de no aprobarse ese fraude constituyente por él propuesto.

En las guerras no hay adversarios sino enemigos. Nicolás Maduro con una minoría pretende imponerse y pisotear los designios de los venezolanos, prácticamente inmovilizados. Cierto, somos millones los que marchamos siempre y cuando no lleguemos hasta sitios que puedan representar peligro para su régimen, caso contrario las tanquetas de sus aliados chinos inmediatamente salen a reprimirnos. También se suman en esa represión delincuentes disfrazados de guardias nacionales. Digo disfrazados porque un guardia nacional con sentimiento patriota y respetuoso de los derechos humanos es incapaz de asesinar a jóvenes como lo hemos visto en los últimos sesenta días.

Señores, estamos literalmente secuestrados por una banda criminal. Imagínense que están en su casa con decenas de familiares, y llegan tres o cuatro atracadores armados, que los roban, se comen la comida, arrasan con su propiedad y hacen lo que se les antoje sin ustedes poder hacer absolutamente nada porque los amarran o los matan. No me vengan con el cuento de que en su casa mandan ustedes y no permitirían que sus vecinos o personas que deseen ayudarlos entren a su casa a sacar a esos matones. Esto no es un asunto de autodeterminación de los pueblos, aquí de lo que hablamos es de socorro. En Venezuela es urgente que los venezolanos tendamos puentes con agentes internos (militares y civiles) pero también buscar socorro internacional para que cooperen en la salvación del país. Me explico, de desalojar a los malhechores del gobierno.

Esto, por ahora, no es electoral. Un ladrón, un asesino o un secuestrador, jamás se sometería al escrutinio de sus víctimas para dejar de cometer sus fechorías. A ellos no les importa si actúan o no apegados a la ley. O es que acaso usted no se dejaría atracar por alguien mientras no le muestre el permiso de portar arma. Basta de ingenuidades. A Venezuela la recuperaremos los venezolanos, pero primero alguien nos tiene que ayudar a salir de los malandros. Aquí los militares venezolanos (el común, no los choros) tienen una estupenda oportunidad.

Tampoco vengan a hablarme de traición a la patria, porque los traidores son los que le entregaron nuestra nación a designios extranjeros y las mafias criminales, que ahorita están en línea directa con Miraflores y, desgraciadamente, otros vestidos de verde oliva están dando órdenes en algunos cuarteles militares.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!