Es absolutamente extraño, atípico, la existencia de un poder independiente en un régimen dictatorial como es el caso venezolano, este se ha dado cuenta y lo ha venido diseccionando, gracias al parlamentarismo bobo en el que perdió valioso tiempo y oportunidades, ahora tienen lista su disolución tratando de encubrirla bajo una burda apariencia de legalidad constituyente en lo cual van a toda máquina.

Como corolario del fraudulento proceso constituyente de Hugo Chávez en Venezuela se instauró una dictadura el 3 de agosto de 1999 cuando en el Aula Magna de la UCV abolieron todos los poderes públicos así como al texto constitucional entonces vigentes bajo el ordenamiento que venía rigiendo por 40 años desde 1961. Aquello fue un asalto audaz perpetrado bajo apariencia de formas democráticas. El Congreso Nacional fue cesado en sus funciones y suplantado por una “comisión legislativa” que arbitrariamente asumió sus funciones. También intervinieron al Poder Judicial bajo la excusa de su reorganización la cual asignaron a una “comisión de funcionamiento para la emergencia” la cual suspendió a los jueces y los sustituyó a capricho y conveniencia del nuevo régimen en un rápido movimiento que terminó extinguiendo a la Corte Suprema de Justicia para suplantarla por un denominado Tribunal Supremo al cual de inmediato le nombraron incondicionales “magistrados” sin ningún filtro para chequearles aptitudes. Así se adueñaron de los tres poderes típicos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, más los otros dos que antojadizamente crearon como fueron el Poder Electoral y un fulano Poder Moral, todos en manos de los insurrectos en aquella rauda y audaz maniobra que dejó boquiabiertos a los demócratas que no entendían lo que estaba pasando, no veían que se estaba instaurando una dictadura y embobados los dejaron hacer.

Las ejecutorias de la atípica dictadura, con el discurrir del tiempo, fueron apretando cada vez más la soga en el cuello de la democracia moribunda que entonces comenzó a reaccionar hasta que llegó a concretar al posicionarse como mayoría en la Asamblea Nacional, pero nuestros demócratas aún aturdidos seguían sin comprender lo que estaba ocurriendo, no reaccionaban como les era exigido por una población que despertaba de las falacias del sueño revolucionario que constantemente les desmejoraba la calidad de vida al ir acabando con la empresa privada de la ciudad y del campo generando pobreza y miseria frente a una élite básicamente militar que descaradamente saqueaba los dineros públicos en un vendaval de corrupción nunca antes visto, y que por si fuera poco se afincaba en la intromisión de la dictadura castrocomunista en nuestros asuntos internos regalándole nuestro petróleo y entregándole el manejo de áreas sensibles de la administración pública como el de la identidad, registros y notarías, el sector salud, y el más grave, el de la organización de seguridad y defensa nacional correspondiente a las Fuerzas Armadas, todo sumado a la alianza con la guerrilla colombiana que entonces las permeó en actividades del narcotráfico.

El 6 de diciembre de 2015 la oposición con la plataforma de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) a pesar del grosero ventajismo gubernamental obtuvo el desahogo del pueblo concretado en una aplastante mayoría en la Asamblea Nacional con la cual se les pedía que abordara de urgencia cambios políticos drásticos que detuviera el nefasto accionar del régimen, y contando entonces con esa estruendosa victoria, con un pueblo moralizado, entusiasmado y en caliente dispuesto a la pelea, nuestros diputados no lo vieron así, no tradujeron bien, y en vez de hacer lo que de esa nueva mayoría se esperaba se dedicaron a tirarle suspiros a la luna. En vez de emprender de inmediato las iniciativas para el cambio como era destituir a los falsos magistrados, a las rectoras bandidas y a los otros funcionarios, decretar la nulidad de todos los actos del régimen valiéndose de ilegítimas leyes habilitantes entre ellas los bandidescos contratos internacionales; en vez de eso, repito, se pusieron a legislar como si estuviéramos en democracia, sin que ni siquiera despertaran con el zarpazo que les arrebató la mayoría calificada con la espuria sentencia que suspendió a los diputados indígenas; perdían el tiempo y las oportunidades haciendo sesiones donde discutían leyes que la dictadura tiraba al pote de la basura con sentencias de los magistrados exprés a los que revocaron para luego contradictoriamente someterse a sus abusos cuando emitieron aquel infeliz acuerdo para “salir del desacato” admitiendo deshonrosamente la desincorporación de los diputados de Amazonas y en inexplicable abulia abandonaron el trámite que iniciaron para la designación de nuevos magistrados, así como también hicieron con el tema de la nacionalidad de Maduro para cuyo trámite designaron a una comisión investigadora que hizo el ridículo de poner plazo para emitir una decisión que nunca tomaron.

32 funcionarios de alto rango se burlaron de las citaciones del Legislativo, entre otros Nelson Merentes, Iris Varela, Néstor Reverol, Padrino López, Eulogio Del Pino, Marco Torres, Jorge Arreaza, Rangel Gómez, y no se les sancionó por ello como permite la CRBV. En contra de lo que se esperaba, lo más fuerte que se hizo en aquel insulso primer período de sesiones fue sacar de la edificación unos retratos de Chávez.

Es ahora cuando vinieron a despertar, finalmente comprendieron la realidad poniéndose al frente de la heroica batalla que libra el pueblo con sus jóvenes en primera línea con sacrificio de sus vidas. Hay que reconocer que el comportamiento actual de nuestros diputados es digno, es propio, es valiente y sacrificado; ojalá no sea demasiado tarde y aprovechen al máximo lo que les queda de vida institucional porque en cortísimo plazo la dictadura los ilegalizará, decretará el cese de la inmunidad, los pondrá en prisión, tomará el recinto donde sesionan para meter allí a su asamblea constituyente comunal. Ojalá de aquí hasta allá hagan lo que han debido hacer desde el principio y emitan una declaración desconociendo definitivamente al régimen y a todos sus adulterados órganos que usurpan los poderes públicos, que se llame formalmente a la rebelión, que nombren un gobierno provisional para la transición con representación incluso en el exterior y se le pida a todos los países su reconocimiento. Quiera Dios que aprieten el paso para recuperar el tiempo y las oportunidades extrañamente perdidas.

Como en el fútbol, si no lo haces te lo hacen.


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