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“El socialismo puede echar al mercado por la puerta, pero le entra de vuelta por la ventana del mercado negro. Creen que pueden controlar los precios, así como creen controlar las conciencias, pero esto último puede resultar más fácil que lo primero” (Ampuero, Roberto y Rojas, Mauricio: Diálogo de conversos, Suramericana, Santiago de Chile, 2015,p. 128).

 “No, no hay forma de doblarle la mano invisible al mercado, y eso lo demuestran especialmente los países socialistas” (Diálogo de conversos, p. 129).

Mi tesis doctoral fue sobre la propiedad privada. Además de rescatar la importancia de la propiedad como derecho, mi intención era destacarla como una institución necesaria como contrapeso del poder. Considero que una vez que han sido destruidas todas las instituciones propias del Estado de Derecho, la última línea de acción que queda es el ciudadano, pero el ciudadano propietario.

Esto último me ha llevado a tener otro tema recurrente y es el de mantener mi condición de ciudadana independientemente de la dictadura que se vive, de hecho, considero que es una forma de resistirla.

Ahora bien, una dictadura como la actual no solo ataca la propiedad para fortalecerse y hacernos dependientes del Estado. La propiedad privada es principalmente ética (definida por Fernando Savater como el arte de vivir) porque es la que permite al individuo elegir libremente su proyecto de vida –sin que sea impuesto por otro– y es la que le permite elegir cómo llevar a cabo ese proyecto de vida –y que otro no te diga cómo–.

Puedo afirmar que la propiedad, al ser principalmente ética, es lo que nos permite comportarnos como ciudadanos y no como esclavos y cuando se ataca a la propiedad te afectan en lo físico y espiritual.

Justamente por este motivo, además de mi ejercicio profesional y académico, me pareció importante y necesario emprender otros proyectos. Esos que definitivamente me darían la fuerza para continuar en este país. Hace 2 años inicié las charlas Liberalismo y literatura en librerías como una forma de difundir estas ideas y para mostrar los espacios de civilidad que todavía conservamos. Lo hice con mi segunda casa, la que me formó como liberal, con Cedice Libertad.

Poco a poco vi que las librerías eran uno de tantos lugares que todavía tenemos para compartir ideas. Por referencia de amigos, recientemente descubrí El Garage, Birra Jardín, espacio en el que se puede compartir con familia y amigos y beber su cerveza artesanal. Se trata también de una microempresa que fabrica su propia cerveza artesanal. Sería aquí en donde haría el primer Birras e ideas, discutir ideas de libertad en un espacio que es resultado de ello. Esta vez, junto con Cedice Libertad, también conté con el apoyo del Instituto Ludwig von Mises de Venezuela y del Centro de Cultura Jurídica.

Los próximos lugares serán similares a estos, es decir, espacios que solo son posibles con libre emprendimiento e iniciativa privada.

Todos estos encuentros nacieron gracias a una sola idea, la de resistir la dictadura actual, y que con el tiempo efectivamente se convirtió en un proyecto, mi proyecto de vida.


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