“Una fidedigna filosofía de la revolución jamás se ha escrito, empero se promovió como tal el obsoleto y panfletario Manifiesto del Partido Comunista de Karl Marx falso: quien, bajo los efectos del haschis, vio cómo un fantasma recorría Europa diseminando ideas de lo que suelo definir como miseria de lo eterno criminal”.

Los siniestros del ambiente político de la izquierda arrogante internacional siempre han actuado con ventaja, con explícita cobardía: emboscando a tropas leales al “Estado de Derecho” cuando no ejercen el poder, y hostigando, mediante leyes inconstitucionales o la praxis del terrorismo judicial y mediático, a quienes se convierten en sus detractores una vez que alcanzan el mando a través del sufragio o la “violencia e intimidación revolucionaria” (caso Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua e Irán).

“Revolución” –esa palabreja convertida en símbolo de tiranías y escuadrones de fusileros a causa de los cadáveres que (la historia lo registra) ha esparcido por el planeta– en nada semeja la “redención” que a lo sacro evoca. Las “revoluciones” en el mundo se han empecinado en segregar a sus opositores doctrinariamente y con argumentos racistas, apartándose de la justicia para consumar un grave delito lesivo contra la humanidad.

La “vindicta pública” es (sin ambages afirmo) “linchamiento” bajo amparo de leyes que los malnacidos suelen adecuar a determinados fines: de dominación, especialmente, tras la búsqueda de un sempiterno y utópico mando, más que de “reparación”. ¿Qué vindica o corrige el crimen político o asesinato purga pasiones si nunca ha servido para algo distinto a fatigar enterradores y jamás para honrar a dioses de fabulario?

Lo que la “vindicta pública” apresura, el tiempo igual castiga con justiciero y natural socavamiento: motivo por el cual no apruebo ejecuciones de culpables o inocentes. La “pena de muerte”, agravio contra la humanidad: acto de adherentes a la miseria de lo eterno criminal como filosofía. Mejor que matar a culpables es depositarlos en lugares inhóspitos, como ilustro en mi novela titulada Dionisia (http://bit.ly/2DpS5Ui).

El mundo, todavía auténticamente no civilizado, jamás tuvo que enfrentar a desalmados como los que en nuestra realidad y tiempo cometen actos terroristas, secuestros, asesinatos e incitan lo que defino suicidios de arrastre como lo hacenlos  talibanes de Al Qaeda (fundada en 1996) y cuyo más impactante crimen fue la destrucción del World Trade Center of New York en 2001. En la historia universal de grupos abominables están las FARC, el ELN y Sendero Luminoso en Sudamérica. ISIS y Al Qaeda en Medio Oriente. La ETA en Europa.


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