Este yo que soy me deshabita

Apenas una brisa suave itinerante

Que acaricia el país de mis ausencias

De mis recuerdos extraviados en ignotas

Islas de tristes ansiedades aventadas

Al lejano exilio de mi frágil memoria

Lacerada por la desdicha de ser el dolor

Que no cesa

Esta herida doliente que no sangra

Y que se duele a sí misma como las llagas

De un dios proscripto de su misericordia

Yo soy este que jamás ha sido ni será en su

Inasible presente

Soy los ayes que lamentan su inocencia

Ollada por los odios sempiternos

De los potros compulsivos de los hijos del

Satán canceroso asesinado por sus camaradas

En la ínsula Barataria no se sabe cuándo ni

En cuáles circunstancias

El país que mis padres me legaron

Es una costra purulenta y pestífera que

Se pudre junto con aves descompuestas

A cielo abierto vigilada por los comisarios

De una revolución de cuarteles y lenocinios

Que trafica oro blanco en nombre de

Un futuro luminoso

Brillante y feliz cuyo desenlace ya fue entrevisto

En la prehomínida época de las cavernas

Soy un verbo plural averiado a la orilla del camino

Vetado por las hordas mefistofélicas que plantan sus

Banderas de la discordia en nombre de la paz de los

Sepulcros.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!