Ha comenzado en Venezuela la temporada de la democracia, no importa la persecución, la encarcelación o el amedrentamiento, lo que interesa es la libertad. Los deseos, las aspiraciones, las ambiciones, los anhelos de poder disfrutar del libre albedrío, nunca envejecen, porque siempre será alimentado por la esperanza de un pueblo, que ha logrado despertar de esa somnolencia del socialismo, para entender una vez por todas, que esa ilusión disfrazada de democracia participativa y protagónica, era solo una farsa, con la única finalidad por parte de los jerarcas del proceso bolivariano, de lucrarse a costa del sacrificio de toda una nación.

Después de veinte años de comunismo disfrazado, todos los venezolanos llegamos a la misma conclusión, fueron dos décadas perdidas, donde lo que valía era inocular odio entre los compatriotas para dividirlos, mientras otros, frotándose las manos, contaban sus billetes verdes, alabando a Fidel yentonando canciones de Alí Primera.

Lamentablemente, estos años nos deben servir de escarmiento como nación y aprender de una vez por todas, lo importante que es fortalecer las instituciones del Estado, auspiciando la separación de poderes, donde debe imperar la ley para evitar a toda costa la impunidad, ser conscientes como ciudadanos a quien le damos nuestros votos para que no lleguen improvisados encantadores de serpientes, vendiendo mentiras como verdades, haciendo del engaño normas constitucionales.

El momento del pluralismo y la tolerancia ha llegado. Esta es la oportunidad de hacer valer los preceptos democráticos. En que la Asamblea Nacional y sus diputados juegan un papel de primer orden para restablecer la democracia en Venezuela, contando como nunca antes visto, del apoyo de más de medio centenar de naciones en el mundo, en el cual con el devenir del tiempo, se ha podido desenmascarar las parodias electorales llevadas a cabo en años anteriores, en donde quedó al desnudo la orquestación para seguir gobernando a un país a través de la usurpación.

Los venezolanos de nuevo, en menos de tres meses, de repente sin darnos cuenta, estamos de nuevo cohesionados, alrededor de un plan país, pidiendo a gritos elecciones libres y el reconocimiento de un gobierno de transición y así terminar con la usurpación, que nos lleve de nuevo a disfrutar, con todos los problemas que podamos tener como sociedad, de la libertad.

Esta nueva oportunidad, debe tener como norte, a pesar de la crispación política, la paz, la tolerancia y el respeto a las individualidades. Puede sonar romántico y a veces iluso, pero no podemos caer en la tentación de dirimir nuestras diferencias a través de la violencia, no estoy de acuerdo. Como sociedad, debemos luchar hasta desfallecer, para lograr consolidar los cambios a través de la concordia, la conciliación y el acuerdo. Hay movimientos políticos, que de repente no comulgamos con sus ideas, pero tienen todo el derecho de seguir existiendo como alternativa, sean de derecha, centro o de izquierda. Todos cabemos, pero todos debemos tener la misma hoja de ruta, ayudar a salir a Venezuela de este estancamiento político, económico y social.

Hemos perdido muchas oportunidades en el pasado, donde algunos se arrepienten por su indolencia, mientras otros se lucraron con la miseria generada a nuestro pueblo. Sin embargo Venezuela sigue allí, con los brazos abiertos, brindando una nueva ocasión para poder diseñar un rumbo que nos conduzca a una verdadera autodeterminación del pueblo.

A pesar que tratan en todo momento de generar desasosiego, miedo, temor y desilusión, el entusiasmo del surgir de una nueva etapa de autonomía, emancipación, soberanía, ha hecho latir de nuevo el corazón de los venezolanos.Sin olvidar las dos décadas perdidas, no debemos descuidar la perspectiva de construir nuevos horizontes,porque la temporada de la democracia ha vuelto, naturalmente hay miedo, porque en todo proceso detransición, hay resistencia al cambio, por quienes detentan el poder y no lo quieren dejar y los que quieren hacerse de él y no terminan de llegar.

Por eso, como ciudadanos debemos seguir luchando para defender la pluralidad de ideas, el respeto y la comprensión del que piensa diferente, no se puede descansar, hay que seguir avanzando para creer y alcanzar la libertad, enarbolando la bandera de la paz, la unión y el acuerdo en construir una mejor nación, para que prevalezca la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona, respetando las normas y las leyes, para que de ese modo seguir alimentando la esperanza para lograr que cambie nuestra realidad.


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