El llamado a la unidad sigue vigente hoy más que nunca. Vivimos momentos cruciales que reafirman la necesidad fundamental de que se concrete sin más demoras. Ponernos de acuerdo de verdad y de una buena vez es un clamor nacional. Es lo que reclamamos quienes día a día sufrimos los embates de una severa crisis que no deja de agravarse y producir caos y destrucción. Voceros de diversos sectores de la vida del país lo han manifestado con mucha angustia y preocupación. Un “ya basta” ha comenzado a circular con bastante intensidad a lo largo y ancho de nuestra geografía. Unirnos urgentemente para salir de la tragedia que nos agobia. Unirnos para contener y doblegar al régimen de vocación totalitaria que la ha provocado y sigue alimentando sin cesar. Unirnos para recuperar la esperanza y sentar las bases de una pronta reconstrucción de Venezuela con la mirada puesta en un futuro digno y de bienestar para todos.

Dos documentos recientes llaman la atención sobre esa exigencia. Uno de ellos, titulado “Por la unidad de las fuerzas democráticas”, firmado por personalidades de nuestro mundo universitario, en el que se sostiene que el éxito en la lucha social y política dependerá de la conformación de una gran fuerza nacional que incluya tanto a los partidos como a las organizaciones de la sociedad civil, “con base en la convicción de que no habrá solución para el país si no se cambia el gobierno actual”. Una tarea –se dice– para la cual debe partirse del reconocimiento de que el objetivo común admite estrategias diversas, y supone, asimismo, relaciones respetuosas, sin renunciar a la crítica, entre esas fuerzas democráticas dispuestas a actuar en conjunto y las que decidan hacerlo de manera independiente. En todo caso, se plantea que las divergencias entre tales factores deberán manejarse con sabiduría y ecuanimidad, pensando que ello será conveniente para contribuir con la reconstrucción del país en un futuro no lejano. Tres grandes líneas básicas se enuncian para un programa mínimo de acción concertada: a) consolidar una vasta unidad nacional contra los enemigos de la democracia y la libertad; b) diseñar una estrategia general basada en la visión integral de la situación del país; y c) definir las etapas principales del itinerario del cambio.

El otro documento, “Manifiesto por Venezuela”, suscrito por un grupo de intelectuales, después de señalar que la crisis aguda que padece nuestro país es un paso más hacia la instauración de una dictadura comunista, llama la atención urgente de los venezolanos para cerrarle el paso a ese proyecto de dominación totalitaria. Y de modo particular, al referirse con angustia a la fragmentación de hoy en el campo opositor, se dirige “a esos líderes que han conducido con sacrificio y entrega a la oposición venezolana, que han luchado y asumido riesgos, que han enfrentado una persecución brutal con muchas víctimas mortales en el camino y con presos políticos sometidos a torturas y tratos infamantes. Que han debido en muchos casos exiliarse para escapar del acoso de los esbirros judiciales y militares del régimen”. Es un llamado a la unidad de esos líderes políticos alrededor de un programa de acciones para desarmar la estrategia dictatorial y evitar la confiscación total de la democracia venezolana. Es un llamado animado por la convicción de que solo “con la unión y una estrategia de lucha aceptada y seguida por todos, podremos dar inicio a la solución de este drama: salir de la dictadura y hacer elecciones libres. El sector político está obligado a respaldar un gran movimiento nacional de resistencia. Pero desde esa unión. Fuera de ella será imposible recuperar a nuestro país”.

Ambos documentos les asignan un papel muy importante a los líderes políticos en la búsqueda, concreción y gestión de la unidad. Es de destacar que los autores de “Por la unidad de las fuerzas democráticas” desarrollan, además, una exigente agenda de contactos y reuniones con algunos de los principales voceros de la dirigencia opositora, con el propósito de motivar y fortalecer la causa unitaria. Son esfuerzos muy importantes por la unidad que bien vale la pena valorar debidamente. Son esfuerzos que habría que articular con los que hoy realizan diversos líderes sociales en las luchas reivindicativas de los trabajadores venezolanos.

¡Pongámonos de acuerdo!

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