El Esequibo es un tema de nación y debería ser de Estado. Su reclamación debe ser tarea de todos los venezolanos. No se trata de un asunto de discusión sino más bien de defensa de nuestros derechos sobre este territorio. La lucha por la libertad y la democracia en nuestro país no puede ser una excusa para descuidar nuestra justa reclamación territorial.

Recientemente nuestra Armada llevó a cabo una operación que fue respaldada por los sectores fundamentales de la vida nacional. Interceptaron par de buques contratados por ExxonMobil que exploraban en aguas territoriales de Venezuela, violentando nuestra soberanía.

Luego de esta contundente acción por parte de la Armada venezolana se conoció sobre la suspensión del patrullaje en la frontera con Guyana. Ni Nicolás Maduro ni Vladimir Padrino López han dado hasta ahora alguna explicación sobre este retroceso.

Las vacilaciones, omisiones y cesiones del régimen obedecen a una propia subordinación ante los intereses de la política exterior de Cuba. La suspensión del patrullaje y la defensa de la soberanía en aguas que son nuestras son inadmisibles. El Esequibo es venezolano. Mantener una actitud de indiferencia ante la reclamación de nuestros derechos es una afrenta al legado de Simón Bolívar.

El autoritarismo de Maduro, así como sus ataques permanentes al Estado de Derecho, a las instituciones y a la capacidad de los venezolanos de cubrir las mínimas necesidades básicas, debilitan nuestra justa reclamación. El estado de confrontación perenne en el cual se encuentra nuestra sociedad, resistiendo a los embates totalitarios del régimen, obstaculiza la construcción de una unidad nacional en torno a temas estratégicos como lo es la soberanía nacional. Sin embargo, debemos ir en paralelo promoviendo el cambio político y simultáneamente atendiendo nuestros reclamos territoriales sin supeditar un objetivo al otro.

Compartimos y requerimos el apoyo de la comunidad internacional para recuperar nuestra democracia, y son bienvenidos todos los apoyos externos para solucionar nuestra grave crisis, pero la integridad territorial de Venezuela y la lucha por su soberanía legítima nunca estará en discusión.

El fracaso de la diplomacia venezolana en los últimos años es el único responsable de la actual situación en el Esequibo, por lo que ahora Venezuela necesita una posición firme y decidida.


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