Al igual que la macroeconomía abre las puertas de las posibilidades microeconómicas, la política es la puerta de entrada de la orientación estratégica del modelo de sociedad que impongan las instituciones.

Es, por tanto, de suma importancia que cuando decimos que en Venezuela estamos frente a un gran problema político de seguidas hagamos un gran esfuerzo por tratar de enfrentarlo, conocer ese problema político, cómo afecta el resto de decisiones gubernamentales y la suerte de la sociedad.

Si omitimos esta fase de la ruta, simplemente, caemos en una enumeración de medidas o políticas públicas para enfrentar un problema cuya raíz es política. La política se refiere a cómo se ejerce el poder y cuáles son los grandes objetivos. Esto puede suceder porque en apariencia es muy sensato que tengamos una estrategia macroeconómica válida y legítima, pero la pregunta sería: ¿una reorientación de las políticas específicas basta para resolver el problema generado en el ámbito económico? ¿Acaso lo económico se resuelve por sí mismo o necesariamente remite a una reflexión sobre la causalidad?

Es decir: tenemos problemas en la política cambiaria, monetaria y fiscal, que se filtran a la industria, a la agricultura y a los servicios. ¿Son autogenerados o provienen de la visión y decisión política de los que engendraron las decisiones en esas materias? Esto es como querer curar los males de una enfermedad sin buscar la raíz, curar los dolores múltiples de un mal con aspirinas sin buscar qué lo produce.

Es muy aceptable que Francisco Rodríguez arme un equipo para solucionar los síntomas de que andamos en mal camino; lo que no es excusable es hacerlo sin detenernos a buscar sus causas, si pareciera que todas tienen un mismo origen. Es como si me doliera la cabeza y el estómago al mismo tiempo y tratara de curarlos uno por uno sin detenerme a ver qué los provoca a ambos.

Excelente y moderna fue la presentación de Francisco Rodríguez; como venezolana le agradezco su amor por el país. Conmovedores, Sonia Barrios, Jorge Rodríguez (el bueno), Leonardo, etc. Sin embargo, me asaltó una duda frente a este gran equipo, inmejorable en sus materias: ¿se habrán detenido a preguntarse el porqué de las erradas políticas económicas? ¿Por qué la ciudad crece sin responder a las necesidades de las familias y de los ciudadanos? ¿Por qué el colapso de los servicios públicos?

No basta, como dicen en el documento, pensar que estos males se originan en razones histórico-culturales o por una ineficiente conducción económica del país. La reflexión de un equipo sobre un país debe tener una base compartida, hay que buscar la raíz para atacar el mal.

Se podría aspirar a que este equipo genere de partida una reflexión política sobre el problema, que no son solo indicadores de crecimiento, escasez, precios o déficit de los servicios. Si todos los problemas brotan simultáneamente –no hay comida, no hay vivienda, no hay trabajo, la moneda está destruida, no hay agua, no hay luz, Pdvsa está en el suelo–, entonces estamos frente a una metástasis cuyo origen es político. ¿Cómo proponer un plan de transformación sin que el equipo aluda a la metástasis que hunde al país?

La pregunta sin respuesta es la siguiente: ¿cómo pudo un grupo de hombres tomar el poder como botín de guerra y dedicarse a destruir metódicamente lo que existía, sin sustituirlo por nada? La sociedad, los partidos, los sectores sociales, las instituciones, ¿carecieron totalmente de fuerzas para enfrentar este desmadre? ¿Cuál es el origen del poder de un régimen para arrasar con el Estado de Derecho, la libertad de opinión, los recursos petroleros, los salarios, los alimentos, el servicio eléctrico, el sistema hídrico, la seguridad ciudadana, el sistema de salud, el derecho de votar y la propiedad privada, por solo mencionar algunos destrozos?

No hay duda de que los diagnósticos por sectores del equipo son inmejorables; los expertos designados son excelentes, pero tenemos que agarrar la colcha y no los retazos. Me pregunto: ¿y si ocurre que el candidato se distancia de Francisco y decide cambiarlo? ¿A quién pondrá? ¿Qué decisión tomará? ¿Continuará o dará un viraje? En Venezuela, él podrá hacer lo que quiera.

Recuerdo muy bien a Chávez en el Ateneo, antes de asumir la Presidencia: prometió villas y castillos, hasta amor al prójimo, todos muy contentos. No sabíamos que era la palabra de un hombre voluble, que hoy hablaba de justicia y mañana le entregaría el poder a Fidel Castro. ¿Quién lo hubiera creído en 1999? Salvo aquellos pocos que sabían que las soluciones eran políticas y que había urgentemente que cambiar el sistema de gobierno.


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