«El sexto año consecutivo de empeoramiento de los puntajes del Índice para Venezuela refleja una crisis que se está profundizando y ampliando, revirtiendo décadas de progreso en medio de la ruptura en la provisión de bienes básicos y servicios públicos. Un apagón de varios días en marzo de 2019 afectó al 70% del país y hundió a sus principales ciudades en la oscuridad, lo que demuestra que la situación puede empeorar aún más». Las anteriores constituyen un extracto de las palabras de la reflexión de Charles Fiertz titulada «El hombre enfermo de Suramérica» (The sick man of South America), que aparece en la página 13 del informe Fragile States Index Annual Report 2019, patrocinado por la organización no gubernamental Fund for Peace y que contiene las cifras del año 2018.

Y es que no solo ha sido la doble enfermedad consistente en depresión económica con hiperinflación: Ha sido el regreso de cualquier cantidad de enfermedades ya erradicadas en el mundo exterior, en la gestión del Hall de la Fama de la Salud: Carlos Rotondaro, Luis Reyes, Eugenia Sader, Isabel Iturria, Francisco Armada, Nancy Pérez, Henry Ventura, Luisana Melo, Antonieta Caporale, Luis López y Carlos Alvarado.

El análisis plasmado en el informe acota que parte de la agitación política en Venezuela «ha tenido lugar en los primeros meses de 2019 y, por lo tanto, no se incluyó en el Índice de Estados Frágiles (IEF) de 2019. Sin lugar a dudas, si esos eventos hubieran ocurrido durante el período de muestra del IEF 2019, el puntaje de Venezuela probablemente habría sido aún peor. Sin embargo, el IEF de 2019 detectó gran parte de la presión subyacente en Venezuela, desde la huida humana generalizada hasta la catástrofe de la salud pública, el colapso económico y un crimen y violencia significativos».

El IEF recoge que Venezuela es el quinto país del mundo más deteriorado desde 2009, lo cual demuestra cómo los problemas actuales del país son el resultado de una tendencia severa de empeoramiento a largo plazo. De hecho y más recientemente, Venezuela destaca en el primer lugar como el país que más ha empeorado en los últimos cinco años –desde 2013, fecha en que Nicolás Maduro asumió el poder– dejando en claro su rápida tasa de deterioro.

En el IEF del año 2013, correspondiente a los datos de 2012, Venezuela ocupaba el lugar 89 entre 178 países. Ya para la versión de 2019 correspondiente a 2018, Venezuela reflejó un avance de 57 peldaños, para ubicarse en el lugar 32 de los países más frágiles del mundo: tal ha sido el éxito del desgobierno de Nicolás Maduro.

El IEF mide 11 grandes variables y entre 2013 y 2019 las tres que más empeoraron en Venezuela llevándola a la casilla 32 fueron, en orden de empeoramiento: la pobreza y la declinación económica, los servicios públicos y la legitimidad del Estado. El grado de intervención extranjera, representada por la injerencia y el parasitismo cubano, permaneció en 2018 igual que en 2017.

Así, a paso de vencedores, el Índice de Estados Frágiles, revela el tránsito involutivo de Venezuela que se ha convertido en una suerte de «Somozuela» o pequeña Somalia, aunque en superficie, Venezuela es 40% mayor, con un gobierno que fracasó en lo social, en lo político y en lo económico, caracterizándose por tener un gobierno tan ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni puede proveer servicios básicos, presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad, refugiados y desplazados, así como una marcada degradación económica y, como si fuera poco, una manifiesta incapacidad para relacionarse con 94% de los 195 países que conforman la comunidad internacional.

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