Una cosa queda clara y es un logro para saberlo valorar: el mundo siente una empatía singular hacia la resiliencia de la sociedad democrática, formada con mucho sacrificio, librando una lucha continua en estos 20 años, contra el totalitarismo chavista y sufriendo en el trayecto toda clase de vicisitudes, bajas y sufrimientos. Pero esa empatía caduca como todo en la vida. Cabe distinguir que la empatía en cuestión es hacia la sociedad y no hacia el estamento partidista, constituyendo el deber máximo cuidarla y encauzarla.

El objetivo es la salida completa del crimen organizado que ha secuestrado el poder, el cese de la usurpación contempla un cambio profundo y no un mero maquillaje con rostros más potables; no vamos a tirar a la basura 20 años para un “quítate tú para ponerme yo”, manteniendo el mismo entramado de complicidades y lavando el dinero de la corrupción de los bolichicos. Con estos delincuentes y sus pares participando en el nuevo esquema jamás se reconstruirán las instituciones. Cuidado con congraciarse con el dinero sucio de la droga y el terrorismo, para inaugurar una nueva corrupción. Debemos aprender y no repetir los errores.

La transición jamás será posible con un enroque. Menester es practicar un corte quirúrgico en el tejido criminal que se ha alojado en el Estado. Hay que expulsar las mafias extranjeras. La transición comprende el desmontaje de las redes del crimen organizado. Puede negociarse solo su salida, pero no la conchupancia con criminales. El cambio profundo es ético, son muchos años conviviendo al lado de la corrupción y la distorsión de valores hace que muchos confundidos los tengan por héroes sociales.

Tenemos 20 años viendo jugar al chavismo, y la derivación al chavismo azul no será la que nos va a mover de la usurpación a un país normal. Al blanco hay que llamarlo blanco y al negro hay que decirle negro. Tener claro lo que hay que hacer y cómo debe hacerse.  Matar a una persona se llama homicidio y matar a un país se llama chavis…. El alto mando no es leal a la Constitución sino al crimen organizado, el régimen disolvió la FA, esta no existe, es un bastión que se le inoculó la doctrina militar y miliciana cubana; es esa fuerza bruta con la inteligencia cubana la que mantiene al usurpador.

La confrontación es entre el bien contra el mal, de los principios y valores contra las mafias del eje del mal del mundo. Tenemos derecho a la protección para la paz porque somos prisioneros de un Estado militar.

Solo no podemos, es sano reconocer que necesitamos ayuda extranjera democrática para que cesen los crímenes de lesa humanidad causados por la violación sistemática de los derechos humanos. Activemos ya el TIAR y el 187. Los tiempos son diferentes para los enfermos crónicos y los que no tienen que comer, versus los tibios tiempos partidistas.  

¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados! 


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