Una vez más, posterior al anuncio que hiciera Nicolás Maduro sobre la reconversión monetaria, los venezolanos debemos sacar nuestra calculadora, apretarnos el cinturón, ajustarnos a la fatal medida y ver cómo todo subirá de la noche a la mañana. Este cuento no es más que una nueva megadevaluación maquillada de solución salomónica con la intención de dar una falsa sensación de que el gobierno está interesado en mejorar las condiciones de vida del venezolano y tomar las riendas de la economía, pero sin buscar la solución real del tema hiperinflacionario.

Después de 20 años, esperar que un modelo político que ha manejado la economía a su antojo y de forma empírica, que ha tomado al país como un tubo de ensayo, tenga aciertos en la solución de los problemas a los que ellos mismos nos han llevado es tener un grado muy alto de ingenuidad. La historia nos dice que no son solo cinco ceros, son ocho, y cuando este nuevo corte no les resulte, aplicarán otros porque esta medida es simplemente un maquillaje. En términos coloquiales, sin caer en teorías económicas, es pretender tapar un hueco con otro de mayor magnitud.

Poco a poco veremos cómo los servicios públicos se irán ajustando, sin hablar del tema de combustible, gas, transporte y cualquier otra necesidad que tenga el ciudadano de a pie que va a sentir a diario cómo se va por el desagüe la insignificante calidad de vida que le quedaba. Las pocas empresas que subsisten tendrán que sentarse a considerar la rentabilidad de su producción. Ya hemos aprendido que a esta revolución solo le importa su permanencia en el poder y no la solución de los problemas del pueblo. 

En ningún momento se habla de los servicios, o de ajustes a nivel de impuestos y de otras entradas que percibe el gobierno, que llegará en pocos meses y que sabemos no traerá mejoras a nivel de salud, educación, o infraestructura; todo lo contrario, seguirá el deterioro. Porque esas entradas son las que realmente sustentan el gasto interno, pues las rentas del petróleo o cualquier otro mineral se malbaratan en proselitismo y en el engorde del jerarca y su círculo cercano. Esto sin hablar del presupuesto de 2019, pues, solo Maduro y los suyos, al igual que en Cuba, saben cuánto queda para su ejecución, pues ocurrió y ocurre algo parecido con el actual, cualquier presupuesto es y será lo que quieran proyectar y ejecutar, libres de todo control.

Ahora está en nosotros elevar nuestra voz de protesta, involucrar a más sectores, seguir denunciando nacional e internacionalmente, porque aunque a veces estemos escépticos de los resultados de esas denuncias, es una forma de lucha pacífica que tarde o temprano tendrá efecto. Además, debe ser acompañada con exigencias a la clase política opositora, que debería ser garante y procuradora de esta lucha. Solo con todos los sectores políticos y sociales involucrados podremos salir de esta crisis que ha trascendido todos los niveles.

@freddyamarcano


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