El crecimiento de la demanda petrolera por cuarto año consecutivo por encima de 1,5 millones de barriles por día y el mantenimiento del techo de producción por parte de los países de la OPEP y Rusia han permitido el incremento del precio de petróleo este año.

Jeff Currie, jefe de la sección de Commodities de la División de Investigación de Inversión Global de Goldman Sachs –banco que compró los bonos del hambre, Pdvsa 2022, y el régimen de Maduro mantiene al día–, declaró a Bloomberg, en el marco de la Conferencia de Petróleo y Gas del Medio Oriente en Abu Dabi, que el precio del barril de crudo Brent estará en 82,5 dólares para el mes de junio. Es decir, que la cesta petrolera de Venezuela estará alrededor de 74 dólares el barril. Lo que generará al régimen de Maduro más de 1.400 millones de dólares adicionales, por las exportaciones de petróleo a Estados Unidos en el último semestre del año. Y le permitiría a Maduro seguir en la presidencia de Venezuela después del 20 de mayo, a pesar de ser desconocido por las democracias del mundo.

Currie basa su estimación de la subida del precio de petróleo en la capacidad limitada de los oleoductos y la disponibilidad de compañías de servicios petroleros para aumentar la producción por encima de 1.200.000 bpd en las arenas de lutitas (Permian Basin) de Estados Unidos. Aunque agrega que una desaceleración sostenida de la economía china (4,7% PIB, producto de la guerra comercial con Estados Unidos) impactaría en el crecimiento de la demanda global actual de 1,8 millones bpd, lo que haría caer el precio del petróleo.

El régimen de Maduro tiene tiempo esperando por el rebote del precio de la cesta petrolera venezolana para afianzarse en el poder, como sucedió con Hugo Chávez en 2006. Sin embargo, en esta nueva oportunidad la producción petrolera de Venezuela está en caída libre por la desinversión y la falta de mantenimiento en la infraestructura de producción de hidrocarburos.

David Moran, en un tweet, presentó tres escenarios de producción petrolera para Venezuela. Ante el potencial incremento del precio de petróleo, el escenario más probable estaría entre el 1 y 2, es decir, una producción a fin de año entre 1.360.000 y 1.052.000 bpd. Lo que permitiría a Pdvsa exportar entre 450.000 y 400.000 bpd a las refinerías estadounidenses del golfo.

Ante el riesgo de que los venezolanos sigan siendo sacrificados por Maduro, es necesario cortar de una vez por todas las líneas de suministro de dólares en efectivo al régimen. Y la forma más expedita es con un embargo petrolero del gobierno de Trump a Venezuela.

El argumento que afectará aún más la escasez de alimentos y medicinas en el país bolivariano es falso. El índice de escasez de alimentos de Datanálisis lo demuestra. Pasó de 59% en 2014 a 82% en 2017, un incremento de 39%, a pesar de recibir el régimen de Maduro 10.000 millones de dólares promedio año el último trienio, por concepto de las exportaciones de petróleo a Estados Unidos.

Además, la nueva evidencia presentada por fuentes de inteligencia de Estados Unidos y Colombia, a propósito de la reunión de FMI-Banco Mundial la semana pasada, mostró que el negocio alimentario y medicinal en Venezuela “está en manos de funcionarios [y militares] corruptos del régimen”.

Asimismo, el ministro de Finanzas de Colombia, Mauricio Cárdenas, señaló ese mismo día que «el dinero [sale de] Venezuela para comprar alimentos, pero es retenido por un gran número de empresas y personas vinculadas al régimen venezolano». Y sugirió que “el monto involucrado podría estar en millones de dólares”.

Para enfrentar la escasez de los productos alimenticios, el embargo petrolero deberá incluir un programa petróleo por alimentos y medicinas para asegurar que la población venezolana reciba la comida y medicamentos de manera segura.

La experiencia de la ONU en Irak en 1995 debe ser revisada para aplicar la mejores prácticas con el fin de evitar un mal manejo del “programa petróleo por alimentos”, en cuanto a la corrupción, porque, hoy, una gran parte del dinero para adquirir estos productos se queda en la élite del régimen de Maduro. También se deben asegurar los canales de distribución a través de las redes del sector privado y las organizaciones no gubernamentales.

El modelo es el mismo del Fondo Chino, en el cual el Banco de Desarrollo de China coloca recursos financieros para la construcción de infraestructura con empresas chinas y para la adquisición de bienes acabados chinos.

En el caso de la importación de petróleo desde Venezuela por parte de Chevron, Valero, Citgo y Phillips, entre otros, los dólares deberán ser utilizados para cancelar la compra de los alimentos y medicinas importadas desde Estados Unidos. De lo contrario, la venta de crudo no procedería.

Será un reto colocar a la ONU, el Tesoro de Estados Unidos, empresas petroleras y autoridades del régimen para diseñar e implantar un programa petróleo por alimentos y medicinas. Mientras se logra, el embargo petrolero debería estar vigente, porque solo así se crearía el sentido de urgencia.

Si el régimen continúa recibiendo el “cash” de las exportaciones a Estados Unidos, Maduro podrá seguir en el poder, porque el aumento del precio de petróleo le dará el oxígeno necesario para defender la factibilidad política del socialismo del siglo XXI.


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