A causa del reciente y prolongado apagón sufrido estoicamente por los venezolanos, conviene puntualizar algunos aspectos de tan importante servicio; pero antes debo mencionar que cada vez que se habla de electricidad recuerdo el lienzo expuesto en el Museo de Arte Moderno de Paris para honrar la memoria del inventor de este flujo de electrones (electricidad) y su impacto en la sociedad, la vida social, la cual se transformó en todas sus relaciones y actividades para lograr los fines de la existencia humana, acarreando, además, nuevas invenciones, nuevas investigaciones, sobre todo en las ciencias naturales, cuyo animado desarrollo está vinculado, en parte, al desarrollo eléctrico.

En Venezuela, desde 1945, los diferentes gobiernos se preocuparon por el desarrollo del país y entendieron claramente lo crucial del impulso eléctrico en esa finalidad, por lo cual se diseñó una planificación que se ejecutó inexorablemente; así, en 1945 se generaban 232 millones de kilovatios por hora, ya en 1957, 1.908 millones de kilovatios por hora, cifras que representan una tasa de crecimiento promedio anual de 19,2% en 12 años; en los próximos 31 años, esto es, hasta 1988, la generación eléctrica tuvo una tasa de crecimiento promedio anual de 11,62%, llegando en este año a 57.773 millones de kilovatios hora. Fueron muchas las represas que se construyeron para aprovechar el potencial eléctrico del caudal de los ríos, en particular, los que fluyen en la Guayana venezolana. Si se hubiera dado el mantenimiento requerido y se hubiera continuado el mismo ritmo de generación, en 30 años (1988-2018) se hubiera llegado a 1.563.095 millones (millón y medio de millones) de kilovatios hora, aproximadamente. Pero privó la corrupción y el empeño en reducir el nivel de vida de los venezolanos

Fue tal el desarrollo eléctrico por decisión política de Estado que a ignorantes de este desgobierno como Jesse Chacón le oí decir que “Venezuela tenía la más alta tasa de consumo eléctrico per cápita de América Latina”, expresión irracional, insensata, tratando de justificar una pausa en inversiones, pero ignorando que sin electricidad no hay desarrollo. Por aquel rápido y sostenido esfuerzo eléctrico durante la democracia se pudo electrificar casi todo el país, cuya población crecía en promedio 3%; se abasteció la demanda de las necesidades de industrialización, del desarrollo comercial, del establecimiento de fondos de comercio, de la construcción y funcionamiento de miles de escuelas, liceos, hospitales, ambulatorios, etc., del desarrollo portuario y de aeropuertos, el uso de electrodomésticos en los hogares.

Puede decirse que por carencias de electricidad se ha detenido la modernización de la vida venezolana; cada vez es más difícil cargar la batería de un celular, habiendo millones de portadores de dicho teléfono; es cada vez dificultoso fundar una empresa si no hay el servicio eléctrico; se dificulta el desarrollo del transporte público subterráneo, las telecomunicaciones, el habitacional para satisfacer la demanda del crecimiento poblacional, la introducción de nuevas tecnologías en los procesos industriales, los requerimientos de alumbrado público, que es indispensable para reducir la criminalidad, como se demostró cuando la agresiva electrificación de ciudades, pueblos, caseríos hace ya 60 años

Con el chavismo se detuvo el desarrollo eléctrico; es tan notoria esta paralización que muchos recordamos ahora nuestra infancia en la oscuridad, cuando vivíamos en el interior de la república, con lámparas de kerosene, gasolina blanca, carburo, para poder leer y compartir durante las tempranas horas de la noche, es decir, el chavismo no solo representa el oscurantismo ideológico que ha ocasionado la destrucción del país, sino también la oscurana real, nacional, que significa dejar de proveer la electricidad indispensable para el funcionamiento de la sociedad. En este sentido, el Estado, a causa del chavismo, se ha convertido en enemigo de los venezolanos. Es preciso que el Estado vuelva a tener el rol promotor del desarrollo nacional, máxime de una economía de mercado eficaz, productiva y competitiva.  

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@psconderegardiz


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