Preguntas sin respuesta

Seamos lógicos (solo un poquito): si el argumento para participar en elecciones, pese a que son fraudulentas, es que hay que “recuperar espacios” o que hay que luchar en todos los terrenos, ¿por qué nuestros genios políticos no participaron en las elecciones para formar parte de la asamblea nacional constituyente?

¿No se supone que debemos luchar en todos y cada uno de los terrenos? ¿Ese no era tan solo otro de los terrenos? ¿Las dictaduras no salen con votos?

¿Como Pérez Jiménez o Gómez?

Más preguntas

¿Cuál es la diferencia entre las elecciones regionales y las constituyentes, que las primeras eran constitucionales y las segundas no?

¿Y el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia también son legítimos y constitucionales? ¿Por qué en año y medio no se escogieron –como obligaba la Constitución– a sus nuevas autoridades? ¿Participaremos en las elecciones regionales con el CNE que cometió el “fraude más grande de la historia”? ¿No es el mismo CNE que llamó a la ANC? ¿Por qué es aceptable para unas elecciones y para otras no? ¿No debimos participar y seguir participando para ocupar espacios como lo hicimos con la Asamblea Nacional?

¿Quién es el genio político detrás de tanta incoherencia?

La casi dictadura

Mientras el reino del terror chavista se instala en la ANC, en Venezuela todavía existen genios babosos que no se atreven a llamar a la peste chavista “dictadura” (por El Universal fumea). Más que increíble es desgraciado, como desgraciados son quienes así se han pronunciado y se pronuncian.

Les llaman “intelectuales” y pienso en la definición que el autor mexicano Gabriel Zaid ofreció: “Intelectual es el escritor, artista o científico que opina en cosas de interés público con autoridad moral entre las élites”. Descartando entre ellos a “los taxistas, peluqueros y otros (¿doños histéricos?) que hacen lo mismo que los intelectuales, pero sin el respeto de las élites”.

Los “intelectuales” –entre babas y balbuceos– no aceptan que en Venezuela haya una dictadura, las lagañas y el perenne ratón les impiden ver los centenares de muertos, los miles de heridos, los encarcelados y torturados, las empresas confiscadas o el arrebato de medios, tampoco la violación de jueces ni el asalto sangriento y criminal a los diputados de la AN. No ven nada, se tiñen el pelo para rejuvenecer su mediocridad y mientras cuidan el aspecto trágico de sus babosadas, el país profundiza el aspecto atroz de su ruina.

Algunos intelectuales venezolanos serían más respetados como peluqueros.

Ni una piñata

Como si no tuviéramos suficiente con nuestros “intelectuales” de peluquería y té canasta, además importamos perfectos “don nadie”, ignorantes e ignorados, que para impresionar a incautos le muestran sus venas abiertas americanas. Personajillos infelices que han encontrado en el desmadre venezolano la única oportunidad de sus vidas para ser escuchados por una audiencia de alelados y necios.

No son capaces –don nadies e intelectuales– de organizar una piñata en sus casas, pero se sienten competentes para guiar los destinos de un país. ¿No serán sus consejos en gran medida los causantes de nuestro extravío de décadas?

En esta ocasión, sin cuidar si quiera las formas, nos recomiendan ir a votar sin condiciones electorales porque se deben repetir los “logros” obtenidos cuando se ganó la AN.

¿Logros?

El organizador de fiestas mexicanas

Mucho menos lúcido que nuestros peluqueros intelectuales, más cimarrón y llano, durante este tiempo dictatorial venezolano en el que han atentado contra mi vida y la de mis hijos, intentado encarcelarme, confiscado mis bienes, perseguido por conspirador y organizador de fiestas mexicanas; en el que mis amigos están presos, han sido torturados o asesinados por creer –cosas de fiestas– en la libertad, he tenido la precaución y la suerte de poder acercarme con auténticos paladines de la lucha por la libertad en el mundo: Havel, Walesa, Popovic, Suu Kyi, Sharp, Fox, Uribe, Felipe González, entre otros, para aprender de sus experiencias y tratar de dilucidar vías propias para que nosotros podamos liberarnos de nuestra “casi dictadura” de narcotraficantes. Según ellos, que no están tan preparados ni tienen tanta experiencia como nuestros doños intelectuales y sus colegas don nadie, solo la movilización social, la presión popular y la protesta activa, combinadas con acciones de la comunidad internacional, nos liberarán de la dictadura.

Espero que la intelligentsia de peluqueros excuse mi atrevimiento de indagar entre personas que han cambiado el destino de sus naciones, pero después de casi 20 años de chavismo empiezo a desconfiar –entre elecciones y mediocres logros– de sus consejos.

El gran engaño

Nadie quiere violencia y todos añoraríamos salir de esta narcodictadura militar a través de los votos, pero seamos lógicos, un poquito lógicos, ¿lo podemos hacer en las condiciones actuales? ¿No será que debemos recuperar la escalada final de la protesta hacia los poderes públicos?

¿No será que el tema de las elecciones ha sido un gran engaño?

Habrá que preguntarle a Jorge “la hiena” Rodríguez.


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