Después de meditarlo un poco, estimo que la nota de esta semana debería referirse a estos dos puntos de manera concreta: las elecciones estudiantiles de la Universidad de Carabobo y la de concejales de los 335 municipios que existen en nuestro territorio.

1) El miércoles 14 de noviembre se llevarán a cabo, después de muchos años, las elecciones estudiantiles de la Universidad de Carabobo. Esta contienda electoral tiene como características especiales que trasciende las aulas de estudios y se convierte en una referencia política tanto nacional como regional. En lo nacional, porque, sencillamente, de los resultados que de allí salgan se tendrá una lectura que se traducirá en la derrota o victoria del régimen de Nicolás Maduro. En el caso del estado Carabobo, aparte de que ese proceso electoral será en su universidad, hay que resaltar que el gobernador Rafael Lacava desde hace meses ha intervenido con recursos económicos, amedrentando estudiantes y de manera muy concreta a sus autoridades. De la rectora Divo para abajo a quien, por cierto, se llegó al extremo de prohibirle la salida del país. Luego, tras una conclusión elemental, la victoria de las fuerzas democráticas representadas por el candidato a la presidencia de la Federación de Centros Universitarios, Marlon Díaz, será un indiscutible golpe al gobernador bocaza y su menesterosa gestión desde su elección el 15 de octubre de 2017.

Los estudiantes de la UC son una referencia de lo que es la conciencia, la unidad y el sentido patrio que debe ser imitado por la dirigencia política nacional opositora. Ellos lograron sin mayores traumas lo que parecía imposible. Es por esto mismo por lo que el gobernador se inmiscuye en estas votaciones, pensando que las fuerzas democráticas irían fracturadas. Sin embargo, lograron ponerse de acuerdo alrededor de una plancha única que ha logrado despertar un gran entusiasmo en el estudiantado.

En conclusión, es importante para toda la nación estas elecciones del próximo miércoles 14, porque una improbable derrota tendría una repercusión mayor, en contrario, que el beneficio que tendrá una probable victoria de estos jóvenes combativos, aunque para nada despreciable.

2) Adentrándonos, ahora, en el tema de las elecciones de concejales del 9 de diciembre convocadas por el mismo CNE estafador que preside Tibisay Lucena, no tengo la menor duda de que habrá una muy baja participación. Me atrevo a profetizar que será la de menor participación en nuestra historia. Por lo tanto, sería un error, digamos estratégico, que aquellos partidos que consideren que lo más conveniente es no participar se abstengan de no llamar a votar. No es necesario. De esa manera se evita que algún sector lo responsabilice de una decisión individualísima que no obedecerá en ningún caso a cualquier llamado que se le haga para que asistan a los centros de votación.

No es verdad que se estén entregando espacios de poder; eso, sencillamente, en una dictadura no existe. Tampoco en una dictadura es verdad la coletilla de que los concejales son los funcionarios más cercanos al ciudadano. Nada de estos argumentos será efectivo por pocos convincentes frente al desbarajuste. Uno se pregunta: ¿para qué nos han servido las cuatro gobernaciones en manos de la oposición? ¿Han apoyado a la oposición, les han dado mayor fuerza a la democracia? En absoluto. No por el hecho de que estos gobernadores no lo procuren, sino que el régimen los tiene agarrados por el cuello, les tranca el oxígeno y cuando les provoque los asfixia.

Estoy convencido, entonces, de que los venezolanos no se movilizarán para ninguna elección que no signifique la salida de Nicolás Maduro del poder. Nada les entusiasmará que no signifique el rescate de la democracia para disfrutar de prosperidad. Para volver a ser libres y disponer de electricidad. De agua, de gas, de alimentos, de medicinas, de seguridad, y que se le ponga punto final al narcotráfico y la corrupción… ese es el quid, que según la DRAE, es la “esencia, punto más importante o porqué de una cosa”.

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