Hace solo doscientos años, un verdadero líder militar de Venezuela, y que inmortalmente vive en el corazón de la patria, como lo es Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, convocó al Congreso de la República 15 de febrero de 1819 para entregarle el mando que, por necesidad de la Guerra de Independencia, había a asumido con “poderes extraordinarios”.

Entiéndase hoy, sobre todo por parte de quienes lealmente estén al lado de la patria, que este es el momento de salvarla o perderla a manos de quienes la han traicionado y saqueado impunemente. ¡Es la hora del ejército libertador de Venezuela, para salvarla de la tiranía criminal que pretende mantenerla secuestrada!

En Angostura se demostró la sapiencia, habilidad política y leal compromiso con la patria de aquel conjunto de patriotas reunidos en el histórico Congreso. Con dicho propósito claro y esencial de lograr la libertad y consolidar la República se le pidió a Bolívar mantenerse al mando mientras las circunstancias de dicha guerra lo ameritaran. Con las amenazas y debilidades de la naciente nación independiente, se requería, sin duda, garantizar mediante una fuerte unidad de mando la cohesión y coherencia estratégica, la organización y el correcto manejo de los recursos limitados para continuar la lucha de liberación. Bolívar aceptó condicionadamente continuar al mando hasta lograr aprobar una constitución y hacer la elección correspondiente.

Es la hora entonces en que los actores institucionales legítimos del Estado venezolano, entiéndase el Tribunal Supremo venezolano, hoy en el exilio por persecución del usurpador régimen criminal, y la presidencia de la Asamblea Nacional, que debe estar preparada para no ser presa fácil de la arremetida de dicho régimen criminal, ante la inevitable e impostergable necesidad de designación de un Poder Ejecutivo transitorio, gobierno de transición o gobierno de emergencia y unión nacional para que asuma la responsabilidad de conducir la nación hacia el renacer de la República, a partir del inmediato 10 de enero del presente 2019.

¡Todo está descifrado! La narcotiranía pretende todavía mantenerse, y mediante su juramentación ante autoridades fraudulentas y en usurpación, con apoyo de sus agentes encubiertos o, mejor expresado, mediante sus agentes civiles y militares corrompidos, y que aún se creen no estar descubiertos, confundir, manipular y alargar la agonía del pueblo venezolano, mediante la farsa de juramentación del Maduro condenado a 18 años y 3 meses por el primero de los delitos por el cual ha sido encontrado culpable. Por represión, por chantaje y/o por la compra de conciencias intentarán seguir en la usurpación del poder del mafioso gobierno. ¡No lo lograrán!

Nosotros, ciudadanos venezolanos responsables y leales a nuestra nación, unidos, bajo la protección de Dios, y en ejercicio de nuestros deberes y responsabilidades ciudadanas, militares y civiles, con base en los artículos: 5, 228, 230, 233, 326, 328, 333 y 350, manifestamos ponernos a la orden del ejército libertador que se asuma como verdadero heredero de la luchas de nuestros antepasados, por la libertad, la justicia y el renacimiento de Venezuela.

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