El objetivo central de toda política de eficiencia energética es ahorrar dinero y recursos naturales (petróleo, gas o agua que genera electricidad) priorizando esquemas estatales y privados para mejorar modelos y sistemas de iluminación pública e iluminación en industrias.

Mejorar en construcciones y edificios públicos y privados para que reduzcan facturas eléctricas tiene que ver con: aislamiento térmico, renovación de ventanas, cambio de equipos de climatización o instalaciones de autoconsumo fotovoltaicas, entre otras. Esas pequeñas pero significativas mejoras reducen considerablemente el consumo energético en ciudades, sumados a esfuerzos públicos (municipales o de gobiernos subnacionales) en hacer una revolución tecnológica del sistema de alumbrado público que deben sustituir lámparas de vapor de sodio y de mercurio o fluorescentes, por tecnología LED.

Eficiencia energética, en los hechos, es iluminación tipo LED para el alumbrado público y uso intensivo de paneles solares –y generación distribuida– en industrias privadas, para reducir costos de facturas, reducir volúmenes de gas, de combustibles y de agua utilizadas en la generación de electricidad en las ciudades.

Las ciudades son el frente principal en la lucha contra el despilfarro y mal utilización de la energía, en el entendido que la concentración de población latinoamericana tiene a las ciudades como sus principales centros de consumo energético, tanto en industrias como en residencias.

El tránsito de la edad de fósiles a la edad de renovables necesariamente transitando el puente del gas está acompañado con la sustitución de viejas tecnologías y reducción de consumo.

En ese entendido la iniciativa brasileña, denominada Instrumentos Financieros para Ciudades con Eficiencia Energética de Brasil (FinBRAZEEC), es importante como aporte desde el Estado y con el sector privado a consolidar los objetivos de la eficiencia energética, entendiendo además que Brasil no está entre los mejores países posicionados en utilización y ahorro de energía.

El modelo de financiamiento de proyectos denominado FinBRAZEEC movilizará más de 1.000 millones de dólares para proyectos de eficiencia energética urbana (préstamo de 200 millones de dólares del Banco Mundial, 195 millones de dólares del Fondo Verde para Clima y 20 millones de dólares del Fondo de Tecnología limpia para ser utilizados por la Caixa -la segunda institución financiera más grande de Latinoamérica- para ser destinados a proyectos de iluminación urbana y eficiencia energética industrial). Utilizo aquí datos de la periodista productora online del Banco Mundial Mariana Kaipper Ceratti (@MariCeratti) para conocer y entender esa iniciativa que bien podría ser replicada por otros países latinoamericanos en la búsqueda de lograr, definitivamente, políticas públicas en eficiencia energética unida a esfuerzos privados. Algo a subrayar: con ese modelo FinBRAZEEC Brasil podrá dejar de contaminar el ambiente reduciendo 12,5 millones de toneladas de CO2 equivalente durante la vida del proyecto.

Otro ejemplo, a ser copiado por municipios y gobernaciones vale decir gobiernos subnacionales y estados nacionales o federales de América Latina podría ser el impulsado por la Junta de Andalucía que suman incentivos por importe 85,59 millones de euros para el sector de la construcción con obras de mejora energética. Nuevamente se puede ver el correlato entre esfuerzo privado y público al poner en principal objetivo de ese gobierno Andaluz la intervención en proyectos de mejora de iluminación y generación de electricidad en edificios municipales y alumbrado público en el marco de un «Programa de incentivos para el Desarrollo Energético Sostenible de Andalucía», cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.

Las iniciativas LED en municipios es importante: el alumbrado eficiente ayuda a reducir costos de facturas de electricidad, a reducir consumos, a operación de los sistemas de alumbrado público con nuevas tecnologías inteligentes.

Respecto al consumo, datos mas o menos similares de diversas fuentes de información señalan que la industria representa el 40% del consumo mundial de electricidad, de los cuales un 70% es consumido por motores eléctricos que convierten la energía eléctrica en energía mecánica para máquinas, bombas, compresores, ventiladores, entre otros. La iluminación eléctrica consume alrededor de un 20% de la producción total de electricidad. Las bombillas incandescentes pierden aproximadamente el 95% de la energía que usan en forma de calor. Mientras que las luces basadas en diodos emisores de luz (LED), son hasta un 95% eficientes en la conversión de electricidad en luz.

La industria privada tiene una asignatura que está empezando a trabajar: reducir sus costos de electricidad: los caminos: eficiencia energética vía LED y vía generación distribuida.


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