El entorno o hábitat de nuestro sistema educacional no ha cambiado mucho y tampoco los hábitos. Seguimos con la estrategia de maestros y profesores entregando conocimientos a nuestros estudiantes. Este modelo nunca desarrollará graduados creativos, con hábitos de trabajo en colaboración y con capacidad de innovación. Estamos formando graduandos perfectamente educados para un mundo que ya no existe. Estamos en el comienzo de un desplazamiento masivo de las necesidades y herramientas laborales con nuestras instituciones públicas y privadas no alineadas en función de la tormenta que se avecina con la 4RI.

Para el año 2050, casi todas las 3,7 millardos de personas adicionales del planeta, vivirán en economías emergentes. La población de las economías desarrolladas, las cuales constituyen hoy en día la base del uso de las tecnologías actuales, permanecerá casi inalterada. Hoy, 2 de cada 7 millardos de personas en el planeta tienen menos de 25 años de edad y 90% de estos jóvenes vive en economías emergentes. En Alemania, la edad media es 46 años, en China es 36.

En Venezuela es 27,7 años (año 2015). Según las proyecciones de población difundidas por el Instituto Nacional de Estadística con base en el Censo de Población y Vivienda 2011, en 2016 la población alcanza 31.028.637 habitantes, de los cuales 50,1% son hombres y 49,9% mujeres. Los niños, niñas y adolescentes representan 32,1% de la población total, lo que indica que el país sigue conservando una estructura predominantemente joven.

En el pasado, la ruta hacia la prosperidad fue a través de la industrialización. La cadena de valor se mantenía local en los países con capacidad tecnológica y esto ayudaba al crecimiento de la economía. El primer reto es que las tecnologías de la 4RI han cambiado esta estrategia ya que las máquinas ejecutan tareas repetitivas o trabajos no-calificados (e incluso calificados) de una manera más barata y efectiva. El segundo reto es que la 4RI crea tipos de empleos inéditos que requieren un nuevo set de habilidades tales como creatividad y aptitudes interpersonales, pero nuestro sistema educacional, que se supone debe proveerles este tipo de herramientas para insertarse en la 4RI, no está adaptado.

Es ampliamente conocido el efecto que se genera cuando los jóvenes no tienen los medios o la oportunidad de insertarse en el medio laboral. Los líderes y hacedores de políticas públicas, así como toda la sociedad civil necesita movilizarse para conscientemente crear hábitos y hábitats que permitan a nuestros estudiantes ser más creativos, con capacidad innovadora y con cualidades para trabajar en equipos colaborativos. Pasar del esquema de la educación/aprendizaje basada en contenidos a la educación/aprendizaje basada en proyectos. Esto asegurará que Venezuela no se quedará atrás en la 4RI.

Es evidente la desconexión entre el modelo educativo basado en contenido, desarrollado en el siglo XIX, y el mundo laboral actual, basado en habilidades duras y blandas. Introducir a los estudiantes a una edad temprana a los prácticas y protocolos industriales estándar, ayudará a la transición entre el estudio y trabajo al graduarse. Necesitamos preparar a nuestros jóvenes para ser capaces de participar en la 4RI. Esta es la inversión a largo plazo que se necesita realizar. Gobierno, empresariado y la sociedad civil deberán tener un papel clave, trabajando en conjunto, pues requiere un cambio dramático de paradigma. Nuestros conceptos tradicionales de currículos y salones de clases necesitan ser repensados y rediseñados.

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