Si hay algo que condenar y rechazar de manera unánime y contundente es cómo se han afectado nuestros niños venezolanos debido a esta grave crisis humanitaria, la cual ya adquiere una connotación de emergencia humanitaria compleja, tal como lo hemos reiterado en anteriores oportunidades coincidiendo con la opinión de expertos y activistas en la defensa de los derechos humanos.

Nuestra población infantil, una de las más vulnerables, no deja de recibir a diario el impacto de las grandes fallas en la atención pediátrica a escala nacional, reflejado en la grave escasez de insumos medico quirúrgicos o medicamentos pediátricos, a lo que se suma las consecuencias de la profunda crisis alimentaria, la cual se ha manifestado por los elevados índices de desnutrición infantil, sobre todo en niños menores de 5 años, a lo que debemos sumarle le falta del cumplimiento de los esquemas de vacunación como garantía de una  mejor expectativa de vida.

El drama del Hospital J. M. de los Ríos nunca termina; por el contrario, a medida que pasan los días la situación del referido hospital es peor. Hace dos años, a través de este espacio de opinión, nos referimos a la imperiosa  necesidad de salvar al J. M. de los embates desastrosos de una crisis para la cual el “gobierno” y las autoridades de salud han demostrado su gran incapacidad, ignorancia, desidia e indolencia para detenerla y resolverla. Hasta ahora ese llamado de angustia y atención nunca ha sido escuchado, como muchos otros, y hoy estamos presenciando la impotencia y desesperación del personal de salud que labora en dicha institución para poder ofrecer la atención pediátrica a todos los niños hospitalizados; también la lucha de organizaciones no gubernamentales como Prepara Familia y Cecodap, que no callan su voz  y que están abocados a  la defensa de los derechos de nuestros niños.

En los actuales momentos y por información directa de colegas pediatras que laboran en dicho centro, solo aproximadamente 40% de las camas de hospitalización están operativas. Se realizaron remodelaciones en varios servicios, para lo cual se invirtieron cuantiosos recursos, y ya se están reflejando defectos en dichas remodelaciones como la presencia de filtraciones. El área de quirófanos se ha remodelado en varias oportunidades y hasta el pasado jueves estuvieron operativos. En relación con la dotación de insumos y medicamentos, esta se efectúa de manera irregular, cada tres meses aproximadamente, y lo que llega no cubre la totalidad de la población pediátrica que se encuentra en dicho centro, solo alcanza para atender precariamente de 20% a 30%  de la totalidad de los niños hospitalizados, es decir, la cantidad de insumos son insuficientes.

A esto se suma el  déficit importante  de recursos humanos, sobre todo en el personal médico, lo cual es  muy alarmante. No se salva ningún servicio en relación con este grave problema, considerando que cuenta con 34 especialidades entre médicas y quirúrgicas, por lo cual se considera  un centro de referencia nacional. Esta característica determina la necesidad de ofrecer alojamiento para los acompañantes de los niños. Uno de los graves problemas y que  actualmente resalta es la falla en el suministro de agua; en este sentido, uno de los servicios más afectados es la unidad de hemodiálisis del servicio de nefrología. Los niños que reciben diálisis y cuya vida depende de dicho procedimiento no la reciben en el momento que la requieren debido a este grave problema; sumado a esto, persiste un foco de infección en dicha unidad que le ha costado la vida a algunos niños que recibían diálisis.

Es importante mencionar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aprobó medidas cautelares en febrero de este año a los niños, niñas y adolescentes del servicio de nefrología. El pasado mes de mayo se llevó a cabo una revisión en República Dominicana de la aplicación de dichas medidas, las cuales no ha cumplido el “gobierno”. La causa de esto, según los relatores que acudieron en representación de las autoridades de salud, es el  bloqueo económico a Venezuela. ¡Mayor descaro imposible!

Quisiera sumar a los niños que no han podido recibir el tratamiento de quimioterapia en el servicio de oncología, reflejo de la gran indolencia del “gobierno”. Las ONG mencionadas han centrado su lucha en la defensa de todos los niños hospitalizados. No obstante, no podemos dejar de mencionar a unas grandes heroínas como son las madres del J. M., quienes siguen luchando por la vida de sus hijos y aquellas que tristemente se separaron permanentemente de los que han fallecido en dicho hospital a causa de esta grave crisis humanitaria. La resiliencia, templanza y coraje que han demostrado las ha conducido a impedir que lo que ocurre en el J. M. quede en silencio.


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