Dedico este artículo, gracias a El Nacional, a los dignos oficiales, a sus familiares y amigos de la Fuerza Armada Nacional de Venezuela.  A todos los que luchan sin cesar junto a toda la inmensa mayoría democrática de Venezuela, por el retorno a la libertad, a la justicia que nos brindó nuestro esfuerzo por establecer nuestro sistema democrático, y que nunca debimos permitir que se violara.

En la hora necesaria de responder a la vital pregunta, de manera clara y definitiva: ¿Dónde está Miranda? Tenemos que entender, más que saber, al reflexionar sobre la respuesta correcta a dicha pregunta, que la actual realidad venezolana nos devuelve a la necesidad de su inmortal presencia. A su ejemplo de su lucha incesante e incesable por la libertad, por la vida, por los derechos humanos.

Hoy nuevamente Venezuela lucha herida por su libertad. Hay, como antes hubo en nuestra historia, traiciones, pero hay héroes y hay heroicidad.

Después de la visita oficial de la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU a Venezuela, doctora Michelle Bachelet, producto del arreglo-invitación del usurpador régimen de Nicolás Maduro, y claro como estas «Naciones Unidas» de hoy aún reconocen su ilegítimo gobierno, vino al país violador por excelencia de tales derechos: Venezuela. Así se diagnostica a sí mismo el mundo que hemos construido, con un sistema anacrónico y bizarro de naciones unidas de minorías que contribuyen a la violación de los derechos humanos de las mayorías que piden verdadera libertad y democracia para el mundo. Burócratas con la panza bien llena que viajan a visitas, foros y reuniones; mientras los pueblos no viajan sino huyen con una pequeña maleta de recuerdos para escapar del hambre, de la inseguridad y las enfermedades.

Por ello la pregunta que nos hacemos en nuestro mundo de hoy, ¿dónde está Miranda?, se refiere a ello. No solo acerca de dónde están sus restos mortales ¡nunca encontrados, hasta ahora! Sabemos que Miranda está en nuestros genes. En la fundación de nuestra patria, con su Congreso de Julio de 1811. Está su inmortal siembra en nuestros corazones desde aquel 14 de julio de 1816, cuando exhaló prisionero su último suspiro en el puerto de su final llegada: Cadiz, fortín de La Carraca, España.

Los venezolanos de bien debemos reencontrarnos. Todos esos que aún somos mayoría y que amamos nuestra tierra. Hacer el esfuerzo moral e intelectual en honor a ese Miranda universal que luchó por los derechos humanos del hombre sin escatimar en barreras de países o fronteras. Acordarnos en una estrategia de «Ejército Libertador» para darnos nuevamente la libertad, la independencia. 

El cáncer del castro comunismo como doctrina fraudulenta para redimir la pobreza, material y espiritual de los pueblos, solo ha comprobado que desde el lado más oscuro del ser humano emana y se reproduce el egoísmo y la delación del hermano, como tumor que aniquila su libertad. Por ello las luchas internas de protagonismos y poder entre nosotros deben dejarse a un lado de inmediato. Debemos conquistar para nuestros hijos ese bien superior que es la libertad. Miranda no solo está en el Arco de Triunfo de París, para nuestro orgullo, está en nosotros y nuestra responsabilidad patriótica para asumirlo cada día.

Tenemos enfrente un régimen maligno que, en medio del mayor acto de cinismo y burla que pudiera concebirse, hacia la ex presidente de Chile, señora Bachelet, y hacia tal Organización de las Naciones Unidas que representa, inicia operativos de secuestro de oficiales de todos los componentes de nuestra Fuerza Armada Nacional, apenas ella está culminando dicha visita.  Ellos a través de otro tipo de comisión, una muy baja y despreciable de persecución y traición responde como régimen mediante el Dgcim-Sebin, vergonzosamente supervisado y guiado por la «inteligencia» del castro comunismo.  Persigue y secuestra a nuestros oficiales. Con sus rostros encubiertos, los funcionarios «cumplen las órdenes» realmente del castrismo, a través de su títere-usurpador Nicolás Maduro.  Desde una muy minoritaria Venezuela bizarra e infame que representan, pretenden sostenerse en el poder a través del exponencial diario incremento represivo. No lo lograrán. Pronto serán desalojados del poder y pagarán sus crímenes.

Por ello nuestra respuesta a la pregunta ¿dónde está Miranda? es que está en ese Ejército Libertador de militares de Venezuela y de nuestra América, que con civiles demócratas dispuestos a luchar se está gestando. Está en el futuro independiente para nuestros niños que conseguiremos, ¡el cual se ganó antes también con la sangre derramada y tricolor amarillo, azul y rojo! Miranda está en su pensamiento que enarboló de idea de la Gran Colombia constitucional, que luego Bolivar hizo posible, aquel 15 de agosto de 1819 en Angostura. 

 Esos buenos oficiales, padres de familia reconocidos por sus compañeros de promoción como buenos venezolanos, son apresados por grupúsculos que actúan como lo que son: ¡bandas  de delincuentes con uniforme de gobierno! No respetan procedimiento legal alguno. Violan nuestra soberanía al hacerse acompañar y hasta dirigir por funcionarios extranjeros. No hay presencia de fiscales militares, o de civiles que resten en el Ministerio Público. No cuentan con orden de allanamiento o detención.  Así, violando todas las garantías ciudadanas de respeto al hogar, practican tratos humillantes a los familiares. Sin prueba de flagrancia , sin testigos, dichos oficiales son capturados por oponerse a la situación de miseria a la que han conducido a la nación. Les siembran pruebas de armamentos de guerra que no poseen. Les obligan mediante horrendas torturas a delatar a quienes tampoco han infringido ninguna ley. Así pretenden gobernar a través de la intimidación y del terrorismo de un Estado fallido.

Por eso Miranda está en la búsqueda de la cooperación internacional para la justicia. Así lo procuró en su reunión con el tercer presidente de la naciente democracia estadounidense, Thomas Jefferson. Cooperación para liberar Suramérica. Está en los triunfos posteriores en Carabobo de junio 24 de 1821. Miranda está en el legado de sus hijos que acompañaron al Libertador Simón Bolívar, quien rectificó sobre Miranda y le llamó el caraqueño más universal. Miranda está en nuestras mentes y espíritus indomables, con sus restos y con nosotros sus descendientes, esparcidos por América, por Europa y por el todo mundo. 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!