El sentido de corrección de  los errores que han venido sucediéndose sin interrupción  entre los que se han hecho acreedores de la conducción del pueblo opositor venezolano tiene que ser en lo adelante la modesta conducta congruente e inalterable que le imponen las exigencias políticas; de lo contrario, los que se han hecho conductores del gran conglomerado nacional opuesto por razones de principios al régimen autoritario de Nicolás Maduro demostrarían no tener conciencia de los efectos de destruir la posibilidad de la adhesión de los ciudadanos que por más de 18 años sienten necesidad de estructurarse sobre basamentos coherentes, cual no comprenderlo imposibilitaría el comportamiento ético que dio como resultado positivo el que el pueblo, actuando como poder originario, lograra la conformación de una Asamblea Nacional con autonomía para legislar ejerciendo, entre otras funciones, la de control sobre el gobierno y de la administración pública, que impida que la  institución  parlamentaria se convierta en cómplice de un Poder Ejecutivo que actúa con subordinación de otros poderes. 

El avance democrático que en el campo unitario de la oposición había venido adquiriendo adherencia nos hizo creer que los que se habían agrupado en la MUD, un gran número de partidos con cúmulo de dirección autónoma, con papeleta electoral única para el ejercicio del sufragio, se habían trazado una política correcta, entendida. Así se estimó, como una acción puntual que nos llevaría con adecuada táctica a buscar el método  para lograr lo que por más de 18 años se ha venido anidando en el ánimo colectivo de los venezolanos, cuyo propósito  no ha sido otro que el de la  elaboración de  una “estrategia idónea” para, mediante el ejercicio del sufragio, alcanzar como fin, el objetivo  inmediato de la no reelección presidencial; es decir, la no continuidad de un régimen que por mal comportamiento ha sido objeto de animadversión por la mayoría  de los sectores que integran la vida nacional, constituidos en activistas de los derechos humanos; para el rescate ostensible de las instituciones vulneradas. 

Pero tal creencia, que nos llevó a la convicción de que el comportamiento de la dirección de la MUD, sin predominio de partidos, con  predisposición a la lucha “unitaria”, después del rescate de la Asamblea Nacional, anteriormente  convertida en “porrón de adorno”, durante la presidencia de Diosdado Cabello, militar advenido a la política, dueño y señor de las decisiones gubernamentales,  experto  calumniador y  demandante  de los que se atreven a pedir investigación sobre sanciones por hechos que se le imputan, habría de continuarse para que en las regiones una vez acordada la participación en las elecciones de los gobernadores de estados, los responsables de la “dirección opositora” mediante un conjunto de acciones concertadas; estas serían aplicadas con el fin de desarrollar  un plan previamente  establecido, con el empeño de incrementar el porcentual electoral, para continuar la estrategia de no permitirle espacio al partido de gobierno, hemos sido defraudados, por aquello de que “deseos no  crean natura”.

No todo se ha hecho con la eficiencia táctica con la que se logró la estrategia electoral que condujo al triunfo parlamentario. La Mesa de la Unidad Democrática deja de ser conformación unitaria de representación de partidos y organizaciones que la integraban, para en forma incongruente actuar como en el caso del “referéndum para la revocación del mandato del presidente Maduro”: en principio, con energías más que suficientes para el logro propuesto; luego  para retroceder en forma inesperada y sin justificación, dándole pertinencia al “diálogo” como instrumento de paz, armonía y convivencia: ideado y manipulado en su composición y resultados  por Nicolás Maduro. Se trasladan raudos a Santo Domingo para tal fin, sin dar a conocer al país sobre lo tratado con el itinerante Rodríguez Zapatero. Maduro, con la forma de actuar que lo caracteriza, hace del conocimiento ciudadano lo tratado en el “conversatorio” realizado entre gobierno y oposición, asunto negado en diversas oportunidades por los oficiantes opositores.

La MUD entra en crisis de conducción política, dada la incapacidad para entenderse de los que integran su dirección; a la vez que limitan sus decisiones   al libre arbitrio de lo que se dio en llamarse los “cuatro grandes”. La ANC  fija fecha para las elecciones regionales del 15 de octubre, la cual fue aceptada; pero para este evento parece ser que el  “Diablo” se impuso; la MUD  encerrada en su laberinto de contradicciones e incongruencia, sumadas ambiciones presidenciales  del sectarismo de grupo,  procede a la escogencia y reparto  de  candidatos a gobernadores, con definida exclusión de apreciación de las individualidades que con peso específico reclamaron derechos para optar a la jefatura de las gobernaciones  estadales, al no haber consideración de las aspiraciones regionales, se aumenta  el descontento  opositor de  las entidades  federales; y como resultado  del reparto que para sí se dieron los llamados “cuatro grandes”;  reparto  leonino y sectario de procónsules escogidos a dedo, hubo de darse lo esperado –que hasta un ciego pudo observar–, se da la abstención; son  derrotados casi  en su totalidad los gobernadores escogidos con ausencia de consideración al liderazgo regional; y  producidos  tales  resultados,  los sectores que conforman la MUD, salvo Andrés Velásquez, fueron  incapaces de  impugnar  las actas de proclamación de  candidatos; es decir, la MUD que tanto empeño puso en impulsar el voto, obediente a la convocatoria electoral  que fuera hecha por la ANC, demostró que su conducta no es idónea para conducir la fuerza opositora de la población, que mayoritariamente le es adversa al gobierno autoritario de Nicolás Maduro; de igual manera, la MUD acusa de viciada y fraudulenta la participación de muchos sectores de la oposición en los comicios municipales; y sus  dirigentes, entre ellos Julio Borges, califican de óptima la abstención ocurrida para la escogencia de los alcaldes de los vecinos, donde el gobierno se alza con más de 300 alcaldías.

Borges es un destacado oficiante de la oposición que concurre al diálogo para discutir con la presidente de la ANC (espuria) la pureza electoral para la elección presidencial.

Para el 11 y 12 de enero se volverán a reunir en Santo Domingo, los oficiantes de la MUD. Tanto el gobierno como la oposición anuncian buenos presagios: según ambos “será una salida dialogada, democrática, que pueda ser una realidad y que sea el pueblo venezolano una vez más el que decida”. Para Diosdado Cabello el CNE permanecerá igual y como cosa curiosa, a manera de colofón, el señor Rodríguez Zapatero se hace solidario con la MUD al recordarle a Ledezma que la opinión de la oposición en Venezuela está integrada mayoritariamente por cuatro grandes partidos, con los cuales precisamente estarán en República Dominicana. Sin duda, el ex presidente de España conoce mucho más que nosotros de los secretos del incompetente Estado Mayor Opositor. Sin comentarios.


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