“Si podemos hacerle frente [a Hitler], toda Europa podrá ser libre y la vida en el mundo progresará por nuevos y soleados caminos”, afirmó Winston Churchill el 18 de junio de 1940 en el Parlamento británico. En otras palabras: en la lucha contra el totalitarismo es fundamental la unidad de quienes se oponen a la opresión. El reto de las democracias para enfrentar los regímenes totalitarios es actuar como un bloque en la búsqueda de la libertad.

Sin embargo, la situación de la oposición venezolana de hoy es de confrontación entre los abstencionistas y quienes piden votar, como es sobradamente conocido. El argumento es este: si no piensas como yo, eres un “traidor”, un “colaboracionista” y demás adjetivos calificativos. Dicha situación no contribuye con el objetivo común: la recuperación de la democracia.

Así las cosas, sería conveniente que la dirigencia opositora hiciera un esfuerzo para enviar un mensaje unitario que permita a los venezolanos conocer la estrategia común que deberá implementarse a partir del 20 de mayo. Incluso, Henri Falcón presenta un plan para el caso de que gane -¡y sea reconocido!- pero no ha señalado lo que haría el día siguiente, si pierde, como lo supone la mayoría, en vista del control totalitario del acto electoral de parte de uno de los contendores.

A favor de la abstención militan, entre otras, las siguientes razones: (i) que las elecciones fueron convocadas por la asamblea nacional constituyente, la cual carece de legitimidad porque no fue consultado el pueblo; (ii) la inhabilitación de líderes políticos y partidos; (iii) el control totalitario de la instituciones constitucionales, especialmente el Consejo Nacional Electoral; (iv) el uso del carnet de la patria y las cajas CLAP como elemento de presión electoral; (v) las democracias occidentales no reconocerán los resultados, cualquiera que sea, porque el sistema electoral venezolano no ofrece garantías mínimas de imparcialidad; (vi) votar o no votar es indiferente porque todo está diseñado para que Nicolás Maduro obtenga la “victoria”; (vii) el llamado de estadistas como Felipe González, quien teme que Falcón “acabe pactando con Maduro en un intento de lavado de imagen”.

En sentido contrario, quienes están a favor del voto alegan: (i) no están dadas las condiciones electorales, pero sí las condiciones políticas para ejercer el voto; (ii) Maduro tiene en contra a 80% de los venezolanos y, por ello, si todos votan, será más fácil demostrar el fraude; (iii) quienes combaten el voto no proponen un plan alterno; (iv) se cita como ejemplo el caso de las elecciones de noviembre de 1952, cuando Jóvito Villalba y Rafael Caldera decidieron enfrentar al dictador en el amañado proceso electoral de ese año. Acción Democrática y el Partido Comunista de Venezuela estaban inhabilitados pero los militantes de AD fueron instruidos por Rómulo Betancourt para sufragar en contra del dictador. Los resultados manipulados por el organismo electoral de la época corroboraron el carácter tiránico del gobierno de Pérez Jiménez.

Lo narrado nos pone ante una situación que los griegos denominaron dilema porque, cualquiera que sea la decisión que se tome, el desenlace conducirá irremediablemente al mismo resultado: Maduro será declarado “ganador” y continuará con su revolución devastadora. El dilema se resuelve si los líderes de la oposición ponen de lado las diferencias y, en un esfuerzo unitario, toman una decisión: o el retiro de la candidatura de Falcón o que los abstencionistas le den el voto. Lo importante es ponderar cuál de las dos opciones tiene más peso.

Hay quienes, como yo, piensan que lo mejor es no convalidar el proceso porque carece de garantías electorales. En este escenario, el retiro de la candidatura de Falcón luce como lo más conveniente. Eso fue lo que sostuve en un artículo publicado el primero de marzo de 2018 en El Nacional titulado “La candidatura de Henri Falcón”, por cuanto no había, ni hay, condiciones para unas elecciones libres y democráticas. En este escenario, es Falcón quien tiene la mayor responsabilidad y su decisión marcará el destino de su carrera política.


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