Y llegó el día después, precedido de artimañas, irregularidades y trampas. Porque el fraude no se planifica ni se realiza el mismo día de la elección. Siempre ha habido un antes, un ahora y un después. Hemos visto con absoluto desparpajo cómo el régimen utilizó con impositiva autoridad y sin recibir ninguna sanción, por supuesto, todos los recursos del Estado para una campaña electoral millonaria que también fue desplegada por todas las redes sociales  y medios de comunicación, propaganda electoral también reseñada por todos los medios audiovisuales digitales. Pero la frase “dando y dando” utilizada por quien fue el candidato oficialista se convirtió en ejemplo patético de la extorsión y chantaje a todos aquellos que todavía piensan en ser subsidiados y que estas regalías duraran para siempre. Ejemplo de la ignorancia que ha sabido inyectar la dictadura en las mentes de los ciudadanos venezolanos que todavía se resignan a recibir las migajas de esta, la cual ha sido bien asesorada por quienes ya todos  conocemos; obviamente, me refiero al nefasto modelo castrocomunista que nunca abandonó su empeño de conquistar los beneficios y el control de este país inmensamente rico y además estratégico en muchos aspectos.

Sin  embargo, en los actuales momentos Venezuela es un país con la mayor crisis económica y social de América Latina, y que a pesar de esto solo se preservan los beneficios de los poderosos a expensas de la miseria del pueblo,  esto  último  es la  base y sustento de las ideologías comunistas, que a lo largo de la historia ha sido la misma en los países que todavía la mantienen y de aquellos que la sufrieron con las devastadoras consecuencias que las caracteriza.

El domingo pasado también vimos con estupor la realización de delitos electorales flagrantes y reiterativos, a base de  la extorsión, chantaje y coacción. Los nefastos puntos rojos, los cuales por supuesto no deben estar establecidos en el reglamento electoral, hicieron de las suyas  con la mayor desfachatez; manipularon  con el hambre y la miseria. A través del desdichado carnet de la patria, instrumento totalmente discriminatorio y contrario a los principios de la Constitución y que fue el protagonista de esa gran farsa a la vez que las cajas de comidas CLAP, hicieron que pocos ciudadanos venezolanos beneficiados de estos mecanismos miserables votaran más por el miedo que por la aceptación de este desgraciado modelo castrocomunista que no soltará el poder por la vía electoral, por  supuesto si persisten estas condiciones, aspecto que la dictadura no prevé cambiar jamás  para que se efectúen elecciones libres en Venezuela

No obstante, quedó demostrado que 82% de los venezolanos rechaza de manera contundente a este régimen, y eso no  lo pueden ocultar jamás las rectoras del Consejo Nacional Electoral, el cual constituye uno de los brazos de la dictadura que la ha mantenido en el poder. Está registrado y documentado la soledad de todos los centros electorales a nivel nacional, así como la desesperación del “gobierno”, el cual hizo público y sin el menor pudor la cantidad de delitos electorales que se estaban cometiendo para aumentar las cifras de participación, incluida la compra de votos. Ellos saben que esta abstención tan alta redunda en un efecto demoledor, el cual tenemos que reforzar la gran mayoría de los venezolanos que no avalamos esta farsa. No cayeron de sorpresa las cifras totalmente falsas de la presidente del organismo electoral, las esperábamos.

En este día después se impone la coalición de todos los sectores de la sociedad venezolana, partidos políticos opositores, organizaciones sociales, Iglesia, gremios, sindicatos, universidades con toda la sociedad civil y en alianza con la comunidad internacional que impugna esta patraña. Venezuela no aguanta más esta crisis socioeconómica que no tiene precedentes. La vida de la gran mayoría de los venezolanos está en juego. La salud y la alimentación  cada día serán más inaccesibles. Las dádivas de la miseria y del hambre que da la dictadura para control social no solucionan la escasez de medicinas que ya se monta en más de 90%, ni la crisis de los centros hospitalarios que prácticamente están en colapso.  La gran y única verdad es que el régimen sabe muy bien, en este día después, que está más deslegitimado que ayer y que más de 80% de los venezolanos lo aborrece y rechaza, y que los acontecimientos electorales del domingo pasado son nulos en su totalidad. Esperemos que la historia no se repita y tener que decir, a pesar de este dramático panorama, que “aquí no pasó nada” y que tendremos al responsable de esta gigantesca crisis por seis años más. Su carnet de la patria y los CLAP aparentemente no lo ayudaron en mucho.


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