Nicolás Maduro acaba de informar (son órdenes, de acuerdo a su léxico usual) que vendrá en el término de la distancia una nueva modalidad tributaria consistente en promulgar medidas de recaudación de impuestos más leoninas que las actuales. El señalamiento no ha obtenido hasta la fecha ningún pronunciamiento por parte de la oposición organizada. A pesar de que las medidas inminentes (las doy por promulgadas) se traducirán en un nuevo martirio para la ciudadanía en general que permanece impávida ante los constantes desafueros cometidos por el totalitarismo reinante.

Los expertos en derecho tributario opinan con razón que el denominado IVA es un tributo alejado del principio general indubitable: “Quien genere y produzca más dinero mediante su oficio debe pagar más tributos”. El IVA –recién aumentado– ya ocasiona lesiones importantes en los bolsillos escuálidos de los venezolanos. No se trata de una frase efectista. Es la realidad. Para ello es necesario que los compatriotas concienticen a cabalidad como el gobierno nacional nos mete la mano impunemente en nuestros bolsillos para “desplumarnos” de los escasos churupos cada día más insuficientes. En lo particular llevo una relación (como acucioso bodeguero de barrio) de las cantidades que el régimen me esquilma cuando efectúo compras. Cada día más exiguas de diversos bienes; incluyendo el de algunos rubros alimenticios. ¡Hagan lo mismo! Y podrán constatar objetivamente, de manera indubitable, como buena parte de de estas medidas leoninas van a parar en los golosos bolsillos de altos prebostes gubernamentales. Producto de la ruin corrupción administrativa que galopa sin límites en nuestro país.

Los venezolanos “no le vemos el queso a la tostada” en la manera y en los modos como se distribuyen los dineros públicos emanados de la recaudación tributaria (IVA e ISR) y de la producción petrolera; cada día en “mengua creciente”, pero con el despilfarro desenfrenado del regalo de combustible a La Habana. Del inminente aumento del precio de la gasolina para los venezolanos que no disfrutan del carnet ignominioso. Estos fondos (su utilidad) no se reflejan en la debida contraprestación. Hablar de la crisis hospitalaria, del servicio de electricidad, atención adecuada en la dotación de agua, constituye uno de los muchos argumentos fácticos para demostrar que el régimen actual no solamente se traduce como el gobierno más ladrón de la cosa pública que ha parido Venezuela desde su inicio republicano. Además de “cuatreros”; con la consumación reiterada de “abigeato” rupestre contra la “res pública”. Los actuales gobernantes han demostrado a cabalidad su condición de incompetentes de la peor calaña. La dictadura perezjimenista acusó modalidad similar (sin llegar a la magnitud actual) en lo concerniente a la corrupción. Sin embargo –es justo reconocerlo– realizó innumerables obras públicas (algunas faraónicas) que se tradujeron en hacer viable una mejor manera de vivir: La culminación de la Ciudad Universitaria de Caracas; la autopista Caracas La guaira; entre otras, así lo demostraron.

El “manirrotismo” actual solamente se traduce concretamente en la dotación al voleo de innumerables “bonos” en plata contante y sonante como dádivas y canonjías. Dispensada  en parte (escogida a dedo) a sectores de la población. Haciendo énfasis de tal conducta oprobiosa y discriminatoria en los correspondientes correligionarios y simpatizantes más cercanos por intermedio del llamado “Carnet de la Patria” y otras modalidades. Establecidas todas ellas con la intención de constreñir la independencia política y la libertad plena de consciencia ciudadana.

De tal manera que esta nueva agresión consumada a los bolsillos de los habitantes de nuestro país la tenemos –cual espada de Damocles– sobre nuestras atormentadas cabezas.

La crisis nacional es tripartita: Económica, social y política. Todas estas funestas facetas están igualadas (como el IVA) en Venezuela. En lo económico (habíamos pensado) era casi imposible que la gravedad empeorara. ¡Y no ha sido así! La devaluación de nuestra moneda es para “Guinness”. No solamente se eliminó cinco ceros al cono monetario con todas las consecuencias fácticas de la medida. En especial la referida al deterioro palpable y pérdida de la capacidad adquisitiva. Lo grave y demostrativo de la inutilidad de tal medida la constatamos diariamente. La inflación sigue “in crescendo”  brutalmente día a día. Un viernes recién adquirí 900 gramos de leche en polvo en el automercado con un valor de 200 bolívares. El martes siguiente vi, estupefacto, que la misma leche  tenía un precio de 270 bolívares. De tal manera que la cacareada política económica instrumentada por Maduro y su Combo constituye un rotundo fracaso. Un fiasco estruendoso que abarca todos los demás factores preponderantes de la política oficial.

En lo social la brutal estampida (casi igual a la acometida por la guardia nacional el pasado 4 de agosto en la avenida Bolívar capitalina) de los venezolanos que huyen  despavoridos a través de la frontera colombiana y brasileña es dramática. La crónica roja nos aturde diariamente: Asesinatos y atracos a granel. Casi da pavor salir de nuestros hogares; y, “aventurar”; para asistir a zonas circunvecinas constituye una epopeya casi épica. La adquisición de alimentos, medicinas, ropa, artículos variados y repuestos en general es casi imposible. Por el desabastecimiento avasallante y por el altísimo costo de los escasos rubros que apenas se obtienen.

En lo político “hemos llegado al llegadero” varias veces. ¡Casi como “un autosuicidio!”. Ya en nuestro país se habla cotidianamente acerca de una opción política puntual. Consistente en que por intermedio de una invasión armada extranjera; sea ésta la medida viable para salir de la dictadura. La legión de dirigentes opositores organizados residentes en el extranjero hace visible, con la alharaca respectiva, su presencia bullanguera fuera de las fronteras patrias. Los también opositores organizados que permanecen en nuestro territorio realizan escasísima esgrima verbal. Casi todos –que es como decir todos– nos aturden con el bochornoso silencio. Los sinvergüenzas de costumbre insisten en desempolvar la desprestigiada vía de negociación política propiciada por Maduro y Zapatero (al alimón) y así continuar con el desprestigiado uso de este sainete. Otros opositores cómodos y desfachatados están “calentando los motores” para participar en la próxima elección de concejales… ¡Se sacrificarán por la patria! “apegados al sustancioso apamate”!

De igual modo los politicastros –como es su costumbre– están fabulando la manera y los modos de acudir al referéndum que habrá de organizar el CNE con motivo a la inminente promulgación de la nueva constitución nacional.  Producto –para variar– de la sibilina mente de otro grasoso obeso que funge como constitucionalista oficial del totalitarismo. Los centenares miembros de la ilegítima e infecunda asamblea nacional constituyente han delegado en un rechoncho consumado en rebotar con inauditas piruetas en las diversas contingencias políticas  para redondear, al mejor estilo  de pícaros y picapleitos, los propósitos de la constituyentica que pretende dar el puntillazo final a la democracia. De tal manera que ya un amplio sector de los aventajados políticos; con lenguaje florido y pragmático, acudirán con gríngolas al proceso electoral propiciado y organizado por las infames arpías que conforman el ministerio de elecciones del gobierno (Quienes mantienen –también– un preocupante “bajo perfil”. Aunque están como “caimán en boca de caño). Incluyendo –de paso– al también rollizo quien funge como único representante ¿opositor?

Deseo aclarar que no tengo ninguna oposición a aquellas personas que mantienen un sobrepeso producto de la ingesta desaforada de alimentos por intermedio de la gula. No se trata de envidia alguna ante los prebostes gubernamentales que hacen gala del buen comer, beber y vivir dispendiosamente si se quiere. En tanto y en cuanto estos lujos sean producto del “sudor genuino de su frente”. Me refiero de manera objetiva a quienes disfrutando de dinero mal habido hacen patente su oprobio y gula. En lo que a mí se refiere debo confesar que he perdido treinta kilogramos de peso. No propiamente como producto de dieta médica por asuntos de salud…

El recién periplo político lo cierra Maduro con su repentina presencia ante la ONU. El omnipresente desprestigio presidencial venezolano ha cundido de manera esplendorosa en el ámbito internacional. ¡Su chimbo discurso!  Cínico, ambiguo e inconsistente fue pronunciado ante escaso público. Los representantes de Cuba, Nicaragua y Bolivia (por razones obvias) estuvieron presentes. Además de  uno que otro delegado extranjero con la única intención de ver de cerca al ignaro mandamás. “Paisano”, al decir del presidente Pastrana. La credibilidad y honorabilidad de los actuales gobernantes venezolanos están (como decía el añoso tango): “Cuesta abajo y en la rodada”. El hazmerreir presidencial revistió visos universales cuando habló del llamado intento de magnicidio acontecido el pasado agosto. La inaudita solicitud de que el FBI (¡Así es señores!, el mero organismo policial del “imperio”) investigue los hechos. Si mi memoria no me falla, creo que en 1950 el “gordito del Táchira” hizo una solicitud parecida con motivo al asesinato de Carlos Delgado Chalbaud (O sea que entre los obesos por gula es la cosa). La guinda de la “Torta burrera” en el infausto festín lo constituye la solicitud –efectuada sin rubor y casi a codazos– de su pretensión de entrevistarse con Donald Trump. Al fin y al cabo (se pregunta Maduro) ¿Si el presidente norteamericano se reunió con Kim Jong-Un; Por qué no puedo hacerlo yo también; si poseo, usufructo y ostento casi los mismos méritos, poderes y ejecutorias de aquel?

Comenzamos octubre sin que se realice por parte de la dirigencia opositora organizada ni de espontáneos –quienes necesariamente habrán de sobrevenir– ninguna propuesta política concreta encuadrada dentro de la estrategia consensuada y aceptada por todos los que nos oponemos a la dictadura: ¡Cambio de gobierno ya!; por intermedio de las tácticas procedentes. Cuya culminación debe ser la huelga general o paro general a brevísimo plazo. Lo demás son cuentos de camino…

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