Visto así, de golpe y porrazo, como a veces ocurren las cosas en nuestra vida cotidiana; también en la política suceden, aun cuando nos parezca extraño, lo compartamos o no lo aceptemos. Y un ejemplo de ello es la candidatura del ex alcalde y gobernador del estado Lara Henri José Falcón Fuentes, quien, contra todo pronóstico, decidió proponer su nombre para la Presidencia de la República, ignorando o ponderando las advertencias y críticas, y las trampas dispuestas a lo largo de ese espinoso y empedrado camino para alcanzarla. Lo que sin dudas concita un sinfín de lecturas. Unas a favor y otras en contra. La mayoría en contra por la muy adversa realidad para quienes participarán en la contienda electoral. Eso, claro está, no aplica para el capataz del régimen. Dicho panorama hace que esa decisión luzca para el grueso del país más como una temeridad que un desafío.

Henri Falcón, quien tiene las credenciales académicas y profesionales que no tuvo el golpista Hugo Chávez ni tiene Nicolás Maduro, enfrenta un doble reto. Animar y convencer a la gente que integraba la fenecida MUD de que hay que participar, incluidos los apáticos y escépticos de siempre, y enfrentar el régimen de Nicolás Maduro.

Con los primeros, por la actitud unitaria de estos de no asistir al proceso electoral en razón de que no existen condiciones mínimas, serias y confiables, aun cuando se argumente que en 2015, cuando se eligió la Asamblea Nacional (extraordinariamente legítima), el CNE estaba integrado por las mismas señoras del de ahora. Pero la verdad es que si bien el organismo cuestionado sigue siendo el mismo, las condiciones no son iguales, son peores. No existía la confesión de los directivos de Smartmatic, en el sentido de que se habrían manipulado los resultados, y de allí la alta votación obtenida por el régimen en el ilegítimo proceso constituyente del año pasado. Desde luego que tal menudencia no puede despacharse así como así. Es decir, hay condiciones muy adversas.

Es necesario precisar también que cuando se elige la Asamblea Nacional no existía la inconstitucional e ilegítima asamblea nacional constituyente, a la que todo le incumbe, todo le atañe y todo decide. Y está más allá del bien y del mal. Sobre todo del mal. Y en cuanto al segundo aspecto, por la indecencia que representa, de cara al país, el “candidato del hambre”, como muy bien lo denomina Henri Falcón.

Ahora bien, ¿estamos en presencia de un desafío o de una temeridad, por parte del candidato de Avanzada Progresista? Depende de la lectura que cada quien le dé. Hay quienes piensan que es un desafío. Y es un desafío, porque, aparte de persuadir y convencer a los ciudadanos para que voten por él, debe enfrentar el poder del Estado encarnado en este inescrupuloso régimen que tiene todos los poderes públicos secuestrados a su capricho.

¿Qué debemos esperar? Bueno, sencillo, una campaña electoral asimétrica y escabrosa para Henri Falcón, si insiste en su propósito; por más acuerdos y pactos que se hayan firmado. Por cierto, en un proceso democrático con las reglas de juego establecidas en las leyes, no es necesario firmar ningún acuerdo, convenio o pacto de correcto proceder, ni mucho menos convenir en que se van a respetar los resultados. Lo que está en la ley no se acuerda ni se conviene ni se pacta, se acata. Ya por ahí comenzó mal el régimen.

No obstante lo precisado, es loable y debemos reconocer en Henri Falcón su determinación y audacia. Es el momento de unirnos en torno a él sin mezquindades. Debemos poner el país por delante. Para el candidato Henri José Falcón Fuentes, éxitos. Ojalá que con la ayuda de Dios y el voto decidido y resuelto de la mayoría de los ciudadanos alcance la Presidencia de la República, para bien del país.

Yo pienso y creo que es un gran desafío digno de acompañar con esperanza y fe. Abstenerse y no votar es premiar al régimen. Así de sencillo…

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