Con una abstención récord de 54%, los opositores venezolanos al gobierno de Nicolás Maduro vuelven a la carga reivindicando la baja participación en los comicios del pasado domingo como una victoria simbólica ante el chavismo autoritario, así lo ha señalado la coalición de los partidos del Frente Amplio.

Las principales fuerzas del Frente Amplio, antes agrupadas en la Mesa de la Unidad Democrática, se desvincularon de la votación que reeligió a Maduro en medio de acusaciones de fraude. Y es que, si bien nunca antes se habían unido en un solo tema, en esta ocasión lo hicieron; ejemplo: Voluntad Popular, de Leopoldo López; Primero Justicia, de Julio Borges y Henrique Capriles, y Acción Democrática, de Henry Ramos Allup.

Estos partidos trataron de demostrar su fuerza por la vía de la abstención, luego de que fracasó a inicios de año la mesa de diálogo instalada en República Dominicana. Por su parte, Henri Falcón, único rival de peso de Nicolás Maduro, impugnó la votación tras conocerse los resultados y los datos de participación que le daban el triunfo al sucesor de Hugo Chávez.

“Al consumarse el fraude y su deslegitimación, logramos que el régimen diera un gran paso hacia su propia destrucción. Por ello, tenemos el deber histórico de unificarnos, organizarnos y movilizarnos hasta que hagamos llegar el cambio. Unión, organización y lucha es lo que nos toca ofrecer en lo inmediato al pueblo venezolano”, con este discurso la oposición venezolana quiere recuperar el peso político que ha perdido desde la elección de la asamblea nacional constituyente el pasado 30 de julio.

Nicolás Maduro busca utilizar los resultados para apuntalar y legitimar su poder, aprovechando un sistema estatal que basa su fortaleza electoral en las redes asistenciales. Ese era la meta central del chavismo, que convocó estas elecciones a principios de año con unas reglas del juego que, según la gran mayoría de la oposición, favorecen a las autoridades. En este contexto, millones de venezolanos, la mayoría, decidieron no participar. Otros votantes críticos con el oficialismo, en cambio, optaron por apoyar a Henri Falcón, el único competidor de peso, con la esperanza de visualizar un quiebre del régimen que ahoga a la mayoría de los venezolanos.

Los resultados de la votación, que sobre decir que desborda denuncias, irregularidades y sospechas de fraude, muestran lo complicado que es que Venezuela salga de este atolladero llamado chavismo, y que la tiene sumida en una terrible crisis económica, aunque la más baja participación de la historia del país refleja también el respaldo de los planteamientos de la oposición.

Por su parte, la comunidad internacional se ha pronunciado en contra de algo que algunos han llamado “simulación democrática”, y países miembros de la Unión Europea, los integrantes del Grupo de Lima: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, así como la administración de Donald Trump han reiterado que no piensan reconocer los resultados.

Venezuela no puede ocupar su lugar de nación líder en Suramérica y apuntalar su economía (que dicho sea de paso dice el Sr. Maduro que Venezuela está siendo objeto de una guerra económica del extranjero y que es la causa de la “crisis” que vive su país) mientras regímenes como el chavismo esté instaurado en el poder.

Ante la incapacidad política para gobernar, la corrupción y la sed de fraude para alcanzar el poder o, en este caso, perpetuarse en él, siempre han funcionado, por desgracia, en nuestras sociedades.


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