A estas alturas hace rato que se terminó la capacidad de asombro ante decisiones gubernamentales que nos lanzan al precipicio. Eso tiene una especie de efecto anestésico en el público en general que ya poco se interesa por anuncios estrambóticos, por cuanto la necesidad de obtener los recursos más elementales (alimentos, medicina, seguridad) presentan un grado de prioridad que torna irrelevante enterarse de quiénes son los nuevos funcionarios que por la vía de la puerta rotatoria llegan y se van de la administración pública nacional, estadal o municipal. Lo relevante es poner algo en la mesa para la próxima comida familiar.

Sin embargo, las designaciones que acaban de tener lugar sí son relevantes, no tanto por las credenciales profesionales –generalmente escasas– de los interfectos, sino porque ellas revelan una vez más el empecinado designio de la cúpula reinante de no abrir siquiera una rendija a la posibilidad de rectificación del rumbo suicida por el que está siendo conducida la nación. Desde el reciclaje de los eternos ministros que han ocupado cada uno distintas y muy diferentes posiciones en el gabinete ejecutivo hasta los que carecen de la preparación profesional requerida y aquellos otros cuya designación tiene por objeto provocar a Estados Unidos, Europa, etc. Si entras en la lista de sancionados te nombro ministro. ¡Venezuela se respeta!

Mientras tanto, paralelamente algunos personajes de estos mismos círculos delirantes andan buscando por lo bajo contactos con “el imperio” manejando el repetido estribillo de que Venezuela quiere una relación menos confrontacional, de respeto y entre iguales, siendo que tal afirmación se desdice una y otra vez a través del discurso destemplado, los programas mediáticos de indudable mal gusto, etc.

Veamos algunos ejemplos. La muy polémica dama doña Delcy llega a la Vicepresidencia de la República, con lo que queda claro que en caso de que Nicolás tuviera que “ausentarse” pasaríamos de Guatemala a Guatepeor, además de la evidente imposibilidad de que esa señora pueda llevar diálogo alguno, por cuanto su incalable personalidad lo impide. En el enroque don Tareck el Aissami queda libre para ocuparse a tiempo completo de la conducción de la economía nacional. Suponemos que tal “conducción” tendrá por objeto culminar el proceso de destrucción completa de ese sector.

En el Banco Central recibe designación un tal Calixto Ortega Sánchez cuya principal credencial es la de haber sido privado en marzo de su visa de entrada a Estados Unidos, donde había sido designado nada menos que para desempeñarse como jefe de las finanzas de Citgo. En el Ministerio de Obras Públicas resulta designada la señora esposa de Diosdado Cabello, doña Marlenys. Tenemos la seguridad de que ello se deberá al loable propósito de asegurar la pulcra y transparente distribución de los contratos de interés nacional de manera que no se pueda enlodar la reputación de su cónyuge, a quien los medios nacionales e internacionales señalan injustamente de cometer excesos e irregularidades, algunas de ellas de alto vuelo. (Puro “fake news” como diría Trump).

Con relación a la asamblea constituyente, este escribidor había entendido que el objeto de tal institución era modificar la Constitución vigente de 1999 para adaptarla al modelo requerido por la “nomenklatura” reinante. Pero lo cierto es que hasta ahora, casi un año después, no han presentado ni un proyecto de nada relacionado con la razón para la que fueron –ilegítimamente– convocados. En su lugar se ocupan de legislar usurpando las funciones del único poder legítimo del Estado como lo es la Asamblea Nacional. Anticipamos que de ahora en adelante en lugar del tradicional martillo de madera con que se inician y terminan las sesiones ello se hará con el mazo que el nuevo presidente de esa instancia detenta en su insólito programa nocturno de televisión cuyo rating –por cierto– no ha sido divulgado.

Afortunadamente, otros personajes han mantenido sus respectivas chambas, lo cual nos permite a los venezolanos seguir teniendo las orientaciones de Freddy Bernal para criar conejos debajo de nuestras camas o mantener cabras alpinas en pulcros corralitos que podemos ubicar en nuestros apartamentos para contribuir a paliar el déficit proteico. ¡En China comen insectos y los naturales de allá se ven de lo más saludables!

También ha sido acertado mantener a Jorge Arreaza como canciller. Las fluidas relaciones que lleva con sus homólogos garantizan prontos reencuentros con una comunidad internacional hasta ahora mal informada e ignorante de los logros revolucionarios. Al menos el hombre habla inglés lo cual lo inserta con comodidad en esos ambientes donde se toman decisiones tan poco amistosas para con el legado del Comandante Eterno.

Menos mal que en Pdvsa mantuvieron al general Quevedo, lo cual garantiza el rápido colapso de la empresa y, por tanto, la posibilidad de que pueda intentarse su reconstrucción, aunque para ello haya que ignorar todo el marco jurídico y desarticular las mafias que allí operan y sustituirlas por otras menos voraces y un poco más conocedoras del negocio.

En definitiva, hemos entrado en una etapa de radicalización cuya posibilidad de éxito es nula, toda vez que no existen los recursos. Los venezolanos seremos anestesiados con abundantes explicaciones y presenciaremos nuevas rondas de abusos de toda clase. Pero –como pronosticó en su momento el agudo Teodoro Petkoff– lo bueno de esto es lo mal que se está poniendo.


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