“Caminando entre tinieblas, verán la luz”. Lectura de la misa de Navidad.

Terminando el año y en víspera del inicio de otro período de tensiones con el deletéreo experimento de eternizarse la ilegalidad y la usurpación del chavismo madurismo, cabe para nosotros los venezolanos una reflexión que apunta al pasmado miembro del estado civil que hoy constata que su pasiva condición conjugada con la renuncia a la alteridad básica no servirá para instrumentar su regreso a la vita activa de la que escribió Hannah Arendt.

El mayor logro no del adversario, porque supondría relaciones agonales y no son las que encontramos en el discurso oficialista sino aquellas de la relación amigo-enemigo, el éxito más productivo del chavismo madurismo no resulta de su esfuerzo siempre pernicioso por cierto, sino de la reacción en cadena de la disidencia que prefiere agredir a los correligionarios y conciudadanos especialmente en las redes sociales y, además, hundirse en un ejercicio de autismo u otro de solipsismo para facilitar así la prevalencia del fracasado y trasnochado revolucionario socialista, militarista, despótico y corrupto.

Todos los misiles del bajo psiquismo que, frustrados por las derrotas y por la incapacidad mostrada para superar a nuestros verdugos se acrecientan en el arsenal del sentimiento de los opositores, se van a los otros también abatidos, la diana interna, pues, con doloso friendly fire, drenan más que rencor, odio del bueno, crudo y grosero en cada intento. Basta escribir o decir que la MUD hizo cosas buenas en algún momento de este combate con las fuerzas del mal insolente y desalmado, aunque fallara como también falló en ocasiones y en efecto así fue, para solo mencionar uno de numerosos aspectos que suscitan una reacción intratable o, peor aún, fratricida. Ni hablar de militar en partidos políticos porque soliviantas al basilisco del antipartidismo o aquel de la antipolítica. No son capaces de una idea, de una propuesta concreta, de un aporte, pero a todo lo que otros osen mencionar le caen encima, en medio de un berrinche amargo.

Algunos juegan al idiota y se apartan, se autosegregan, se marginan argumentando que se dedican a sus asuntos, decepcionados de los congéneres nacionales. Otros, la emprenden a trocha y mocha con los que sienten que cerrar todas las puertas a la comunicación es mejor que perder el tiempo tratando de entenderlos o comprenderlos, y así nos anulamos, nos enervamos, nos impedimos los unos a los otros, y el Estado forajido madurista, el Estado fallido chavista sigue impertérrito, sonrientes sus promotores, sus actores, ante la inacción del cuerpo mayoritario de la sociedad que los padece, que los detesta pero que no sabe sino pelearse en su propio seno.

No lo estamos haciendo bien y es hora de reconocerlo y corregirlo. Nos hacemos un muy flaco favor al encarar las cosas de esa manera y como antes dijimos, allanamos el camino a los que nos sojuzgan y envilecen impunemente.

No se trata de movernos en el espacio público acríticos tampoco. Si pensamos que la vía electoral no nos conduce donde queremos debemos decirlo, aunque sería útil aportar además ideas sobre cuál de los otros senderos nos conducirían y, en todo caso, actuar en consecuencia, pero sin perder de vista el respeto al otro ciudadano que se manifiesta distinto.

He dicho y escrito que hay costos a pagar para obtener lo deseado, sobre todo si se trata de la salvación de la Venezuela agónica, víctima del desastre de los cínicos e incompetentes que se sostienen en las vías de hecho y en la fuerza y lo mantengo. Ensayo de abordar la aporía existencial que conoce nuestra nacionalidad con la atribulada y extraviada a ratos sociedad política, y lo hago con consciencia de la dificultad y con confianza en la inteligencia de nuestra comunidad nacional.

El bravo pueblo debe desprenderse de lo accesorio para poder librar la batalla democrática y recuperar soberano su soberanía. Debe hacerlo sobrio y ligero. No podría desempeñarse al nivel requerido con otra ambición que el servicio a sí mismo. Aspiraciones de sus dirigentes hay y no son necesariamente ilegítimas, pero si no pueden soltarlas en la travesía, dejen que honestamente la realidad les proporcione la ocasión de sacrificar si fuere menester. Desprenderse de la mochila que traemos a cuestas, llena de aflicciones y naufragios, también es menester.

Cada ciudadano debe regresar al ejercicio de la libertad de opinar y concurrir a la fragua de una decisión constructiva y liberadora. A veces tarda el amanecer si estamos apremiados, pero, con Dios por delante, veremos el sol. ¡Feliz año nuevo conciudadanos y compatriotas!

[email protected]


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!