“Españoles y canarios, contad con la muerte aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables”. (Simón Bolívar, 15 de junio de 1813)

La guerra de la independencia fue una rebelión popular, una lucha social, una guerra civil entre venezolanos, porque además de guerra de independencia, estructuralmente también fue una revolución contra la élite mantuana patriota que hacía la independencia, al haber tenido características democráticas y niveladoras. Esos venezolanos que abrazaron las banderas realistas no lo hicieron porque eran partidarios del rey de España. Lucharon contra los prejuicios de clases y la discriminación social que existía. Lucharon por la igualdad y lo hicieron al lado de los realistas como un pretexto para conseguir esa anhelada libertad.

Después de la caída de la primera república, Venezuela se encontraba en una precaria situación. El territorio nacional estaba tomado por las fuerzas realistas y las fuerzas patriotas se encontraban dispersas, aisladas y sin una dirección orgánica. Ese año, 1813, siguiente a la caída de la primera república y desde Nueva Granada, con su obstinada voluntad, Simón Bolívar inicia la “Campaña Admirable” con el objetivo de reconquistar Caracas. Ya tenía conocimiento de que dentro de Venezuela los realistas Domingo de Monteverde, Antonio Zuazola y Francisco Javier Cervériz, por un lado, venían cometiendo desmanes y aplicando la guerra sin cuartel; y que José Tomás Boves, Francisco Tomás Morales, Eusebio Antoñanzas, Rosete, el coronel Yánez (Ñaña) y el terrible zambo Machado, sembraban el terror y la crueldad desde los llanos y el centro con sus sangrientas hordas y guerrillas.

En respuesta a esos horrores, y como una medida indispensable, buscando forzar un cambio en la correlación de fuerzas y dividir la lucha entre americanos y europeos partidarios del rey, el 15 de junio de 1813 Simón Bolívar proclama el Decreto de Guerra a Muerte. Una jugada estratégica, un acto político con el cual busca decantar dos posiciones: españoles y canarios, y venezolanos. Lograr un proceso de identificación del enemigo y crear el sentimiento de la nacionalidad, principalmente en los sectores populares, dándoles a los venezolanos una identidad y una patria a la que estarían obligados a defender. Su objetivo consistió en transformar la guerra social (él la denominaba guerra de colores) en una guerra de independencia nacional y continental. En el decreto invitaba a los españoles a unirse activamente a la causa de la independencia o, de lo contrario, se les daría muerte. La guerra a muerte duró hasta 1820, causó decenas de miles de víctimas y justificó algunas masacres como el fusilamiento y degüello de 886 prisioneros españoles en Caracas; y entre 500 y 1.000 españoles enfermos en el hospital en La Guaira.

En estos momentos en Venezuela nos encontramos en unas circunstancias igualmente graves. Estamos en estado de guerra. Una guerra asimétrica y total. Hemos sido invadidos por Cuba, en complicidad con el régimen chavista-madurista. Venezuela pasó a ser un protectorado cubano, porque estamos subordinados a Cuba en todas las áreas nacionales e internacionales. Hay más de 400.000 cubanos trabajando en la administración pública: en la Presidencia, ministerios y empresas estatales; en seguridad, inteligencia y en las FAN. Los cubanos controlan el sistema nacional de identificación, cédulas de identidad y pasaportes; los registros y notarías públicas; los puertos, aeropuertos y puntos de control migratorio; el aparato de seguridad y la inteligencia militar, por el cual supervisan a las Fuerzas Armadas. Son cubanos los sistemas informática de la Presidencia, ministerios, servicios policiales y de Pdvsa.

Los verdaderos patriotas debemos hacerles frente a esos invasores cubanos y aplicarles el Decreto de Guerra a Muerte, del Libertador Simón Bolívar, pero sin perdonar a esos lacayos traidores venezolanos que ejecutan aquí las órdenes cubanas, que han saqueado y traicionado a nuestro país y han destruido la familia y a nuestra querida Venezuela.

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