Hace casi tres años hice un artículo denominado “Procrastinar”. Veintiún meses más tarde constato que la incapacidad manifiesta de la mayoría de la dirigencia opositora organizada prosigue impertérrita asumiendo sibilinamente la dañina política de eludir responsabilidades. Tal actitud, cobarde por antonomasia, nos tiene sumidos a los venezolanos en un pantanoso chiquero. Por consecuencia casi nos obliga a pelear “enchiquerados”.

Los politicastros de ocasión nos tienen acostumbrados con la tradicional verborrea sibilina a inducirnos actuar políticamente como si nos encontráramos en un país genuinamente democrático. Son quienes hacen uso ilusorio del republicanismo establecido en la Constitución Nacional. Los que denunciamos y combatimos esta irresoluta actitud recibimos la acusación con el respectivo mote de que pensamos, procedemos y actuamos mediante el uso de la “antipolítica”. Insisten en que la única forma de salir del atolladero es mediante el inocuo proceso de negociación política hartamente conocido. Poco les importa que este tortuoso e ineficaz sendero haya sido utilizado –con los mañosos atributos de pillos redomados– por el régimen con la única intención de “ganar tiempo”. Su vil uso ha sido implementado religiosamente. Con la mansedumbre obsequiosa de las celestinas. Tanto por Chávez, como por Maduro. Con la anuencia alcahueta de politicastros opositores. Reinciden haciendo uso de idénticos procedimientos y con los previsibles resultados.

Los partidos políticos e individualidades que forman parte de la Asamblea Nacional día a día se rasgan impúdicamente las vestiduras. ¡Son cínicos a todo dar! Desde el mismo comienzo de la actividad legislativa correspondiente al actual periodo estos inocuos diputados han sido objeto personalmente de violaciones y mutilaciones reiteradas a sus investiduras y consecuencialmente a la carta magna. El totalitarismo desconoció mediante sentencia torticera del TSJ la cualidad y dignidad de tres diputados electos sin mácula. Sin que para la fecha exista sentencia definitivamente firme de la atrabiliaria decisión. Y, menos, que se hubiere realizado  la necesaria elección pautada en las jurisdicciones correspondientes. Luego hicieron caso omiso a las diversas leyes constitucionalmente aprobadas por la Asamblea. Desconozco si a los diputados se les sigue cancelando o no los emolumentos por concepto de la dieta parlamentaria. Les suprimieron –ad hoc– todas las facultades intrínsecas  inherentes al Poder Legislativo mediante la instauración de la ilegítima “asamblea nacional constituyente”. Que no es ni nacional ni “constituye” absolutamente nada tampoco. Algunos  diputados han sido golpeados moral y físicamente en el propio recinto por milicos envalentonados. Otros han sido rociados con excrementos y demás fluidos orgánicos. De igual modo algunos han sido despojados indebidamente –a la brava– del fuero parlamentario y consecuencialmente detenidos en las diversas ergástulas gubernamentales.

A pesar de todo, estos cómodos y adocenados diputados insisten día a día en declarar de manera atildada, haciendo uso de un formalismo ridículo, las constantes violaciones del texto constitucional. Han asistido asiduamente a las diversas sedes del Ministerio Público con la finalidad de solicitar amparo. Obvian que el titular del inoperante organismo fue producto de la ANC. Es decir; ellos, con su acostumbrada y torpe incoherencia, cometen la inaudita torpeza de reconocer de hecho y de derecho al nefasto personaje de marras. Otorgándole el baboso espaldarazo contentivo de espuria legitimidad. La cual le es ajena porque carece ostensiblemente de ella.

Algunos dirigentes aludidos han encontrado la “panacea” y gratificante misión de acudir a diversas localidades del exterior para obtener el apoyo de gobiernos extranjeros e instituciones públicas internacionales. Los que residen fuera de nuestras fronteras son continuamente reforzados por quienes permanecen en el territorio nacional realizando infructuosas e irrelevantes políticas de gabinete. En una especie de “viaje a la Meca”. Placenteramente, de ida y vuelta recurrente, con todos los viáticos acostumbrados.

“Han colocado en una sola canasta todos los huevos”. Esperan con fe de carbonarios que Donald Trump (Como una especie de Kissinger redivivo) meta en cintura y convenza dialécticamente al rollizo dictador para su voluntario e inminente tránsito dentro de la senda democrática y republicana. Desechando (el dictador) su “leitmotiv” fundamental. Es decir, su apego al totalitarismo puro y simple.  Pensar que el vernáculo “paisano” pueda retomar voluntariamente el camino extraviado constituye simplemente una ingenuidad (para decirlo de alguna manera) de bobos redomados. De igual modo algunos celebran con algarabía propia de cadetes la declaración emanada del vocero diplomático oficial del gobierno español. Donde asienta que la legitimidad del obeso presidente concluye en enero del próximo año. Es decir, que este peculiar socialista español unilateralmente decreta –como cualesquier mago de feria sustrayendo de la chistera un conejo–  ilegítimo a Maduro en enero. Arrastrando a su goloso combo a partir de 2019. Luego, de acuerdo con la peculiar dialéctica implementada, de obtener gratuitamente tres meses más de prórroga y desafueros totalitarios. Concluyendo con la consabida expectativa final; a manera de guinda: “Como vaya viniendo, vamos viendo”…

En un partido político de vetusta tradición se observa el uso y el manejo de un particularísimo lenguaje tortuoso, engañoso e indefinido. Cuando  diversos militantes suyos –¿contraviniendo la línea oficial?– participaron en la última elección de gobernadores. Donde resultaron “extrañamente” vencedores en la tramposa competencia. Luego, por boca de su máximo líder; este, sin rubor alguno, expresó: “Estos compañeros se “autoexcluyeron de las gloriosas filas de nuestro partido”. El pasado 13 de septiembre los cuatro gobernadores autoexcluidos se autoincluyeron nuevamente en el partido… ¡Todos felices porque comieron perdices! La conducta asumida por esa organización ha sido, de algún modo, retribuida por los órganos de inteligencia policial y militar del gobierno. A uno, o quizás no más tres diputados, apenas se les ha “castigado” con la supresión ilegal del pasaporte. Se les impide salir cómodamente por Maiquetía cuando se disponen a asistir a los innumerables foros internacionales. También (¿por qué no?) cuando desean vacacionar en las siempre apetecibles playas, tiendas y restaurantes cosmopolitas de Miami.

Mientras tanto en veinte días angustiosos he constatado –ejemplo gráfico e irrebatible de verdad verdadera– que en los anaqueles del único automercado existente donde vivo; el precio de los 900 gramos de leche en polvo subió en tres días de 200 bolívares a 270 bolívares. Una semana después el precio sobrepasó la barrera de los 500 bolívares. El pasaje de autobús de 1 bolívar subió a 2 bolívares. Ya algunos pretenden cobrar 5 bolívares. ¡Todos los costos sufren de aumentos sin control! La página web más conservadora que aborda el tema del precio de las divisas, Dolartoday, señala (para la fecha de redacción del escrito) su valor así: Dólar = 156,43 bolívares; Euro = 179,81 bolívares. El salario mínimo sigue inalterable: el gobierno insiste en cacarear el éxito de la nueva política económica instrumentada: “¡Así, así, así es que se gobierna!”…

La única salida viable de la crisis nacional se hará en la calle. Con la presencia activa, consuetudinaria y combatiente de la mayoría de la ciudadanía y de la población en general. Esta protesta militante deberá ser debidamente canalizada. ¡Todas las razones y motivaciones objetivas y subjetivas están a flor de piel y de nuestra parte! Las acciones a ser emprendidas deberán derivarse de actividades debidamente consensuadas y planificadas. ¡La planificación estratégica es insoslayable! El periplo deberá concluir con la convocatoria y realización de un paro o huelga general indefinida. Para ello es consubstancial e  ineludible la concatenación orgánica de todos los diversos sectores que conforman la sociedad civil venezolana. Sus trabajadores (manuales e intelectuales, organizados o no). Los pocos empresarios e industriales que aún subsisten y los comerciantes en general. La diversidad de los colegios profesionales e individualidades que los conforman. Los estudiantes en plena pluralidad. Todos nosotros anudados con una voluntad valiente, férrea y decidida. Algo parecido a “Fuenteovejuna”. En Venezuela, “Todo aquel que quiera pescar guabinas debe inexorablemente mojarse las nalgas”.

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@CheyeJR


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