Emigrar sigue siendo una opción para muchos. Las razones objetivas que empujan a las personas a tomar esa decisión varían de acuerdo con cada realidad. Lo que hace que los sirios, los centroamericanos o los venezolanos decidan irse tiene como rasgos común variables como crisis, miedo o deterioro económico. El proceso migratorio se origina desde el momento en que la persona se propone irse de su país. De allí en adelante comienza todo un amplio desarrollo de ideas, evaluaciones y toma de decisiones relacionadas con el proceso que le llevará a sumarse a las corrientes migratorias. La mejor manera de prepararse es que su decisión no sea emotiva o impulsada por circunstancias ajenas a su voluntad; entonces, debe iniciar un proceso de evaluación sobre cuál debe ser su destino, cuándo partir, con qué cualidades y fortalezas se estará enfrentando a un nuevo entorno.

Para un proceso como este se debe contar, en primer lugar, con apoyo especializado: si en la localidad cuenta con asesores migratorios u organismos internacionales especializados se deben contactar. La familia es clave en este proceso. Se debe evaluar en su núcleo familiar la conveniencia de la compleja decisión. Cuáles son las ventajas, qué opinan quienes se quedan atrás, dónde quedan nuestros padres, los hijos, quién los ayuda, etc. Tomada la decisión migratoria, lo más recomendable es no lanzarse bruscamente. La preparación se puede resumir de la siguiente manera: buscar asesoría migratoria. Estudiar las características del país de destino. Evaluar el proceso político y económico del país de destino. Conocer la tasa de desempleo del mismo. Si es profesional, investigar cuáles son los requerimientos de homologación. Solicitar la respectiva visa y conocer los procedimientos para solicitar residencia. Preparar toda la información que pueda necesitar ante las autoridades migratorias: partida de nacimiento, constancias de buena conducta, constancia de estudios, títulos universitarios debidamente apostillados, informes médicos, tradición crediticia, reconocimientos, premios, etc. Estudiar el idioma del país de destino si no lo habla. Hacer contactos con organizaciones afines a su religión en el destino de emigración. Contactar las asociaciones de nacionales radicados en el exterior. Es una decisión de vida compleja que mal evaluada puede traer terribles consecuencias.


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