El cortoplacismo forma parte de nuestras tradiciones políticas al momento de exigir desenlaces épicos, sin contemplar que hasta el 10 de enero el régimen creía  tener todo asegurado hasta 2025, incluso disfrutando de un momento superior a la precariedad de 2013, cuando el tongoneo paquidérmico de la presidente del CNE le adjudicó el triunfo a una gestión presidencial posteriormente cuestionada por las rebeliones populares de 2014 y 2017 y por el referéndum ciudadano de julio de 2017, que exigía un gobierno de transición y la restitución del orden constitucional.

Luego de 20 años de tortura psicológica permanente no nos percatamos de que en tan solo 40 días se ha puesto en jaque al régimen criminal, que transcurre su andadura en la puesta en escena de coartadas ideológicas y prácticas represivas, alimentadas por un copioso menú del terror basado en persecuciones, asesinatos, la promoción de la diáspora, todas  apuntaladas a  bloquear ultimátum y poses de Justo Brito y Juan Tabares, que al no producir el efecto deseado de derribar la tiranía, generan frustración y decepciones ante el agotamiento de la población.

La tiranía madurista se reclama victoriosa el pasado fin de semana y celebra bailando salsa con tumbao de vallenato, al sabotear el pase fronterizo de la ayuda humanitaria, cuando en realidad salió torpedeada en la proa y la popa, por quedar ante el mundo como lo que es, un cruel dictador  que prefiere quemar alimentos y medicinas antes que resolver la tragedia humana de la población, bajo el lema de utilizar todos los medios posibles para mantenerse en el poder.

En realidad la procesión va por dentro. No será resuelta por las poses guerreristas del teniente del Furrial ni por la kefiyah (bufanda de guerra palestina) de Delcy Rodríguez o las imprecaciones del usurpador, que quizás como un Nerón Tropical prefiere crear un clima de guerra civil para generar un conflicto estacionario tipo sirio en América Latina y prolongar sus tropelías en Miraflores.

Sus argumentos ya se marchitaron, del tradicional y rayado “yankee go home”, lo que plantea la mayoría del pueblo venezolano es “cubanos y rusos go home”, ante la evidencia de cómo la maldad está gobernando y saqueando a un país latinoamericano, mediante el colonialismo castrista que ha percibido más de 90.000 millones de dólares de nuestra riqueza nacional durante el siglo XXI, manteniendo el control de las instituciones públicas venezolanas a través de procónsules del castrismo. Representa tanto Venezuela para la economía cubana que al perder el aporte nacional caería el PIB cubano en 10% anual.

Con Maduro se termina de hundir esa izquierda latinoamericana gigoló agrupada en el Foro de Sao Paulo y el Alba, que utilizó la espada de Bolívar para saquear un continente, ¿o es teatro lo que le ha pasado a Lula en Brasil, a la Kirchner en Argentina, a Correa en Ecuador, a Lugo en Paraguay, a Mauricio Funes en el Salvador, a Ortega en Nicaragua, acusados en tribunales nacionales e internacionales por millares de dólares de corrupción?.

A esta tempestad de malas noticias se le añaden las grietas del acartonado ejército de Padrino López, quien pretende presentar a una FABN disciplinada, y por el contrario las deserciones, los pronunciamientos diarios de tropas, suboficiales y oficiales en respaldo a Guaidó, le indican que llegó la hora final.

Lo patético del régimen es que en su frenética caída recurre a payasadas y circo, observado por el mundo entero en el concierto cuya figura estelar, Paul Gillman, solo logró reunir a una exigua militancia del PSUV y a la tropa obligada como relleno para simular asistencia, teniendo como corolario adelantar el Carnaval e imponer una semana más de asueto para darse un respiro en medio de una economía en ruinas.

Por tanto, no debe caerse en desesperación, las redes sociales apuran salidas y reflejan decepciones; por el contrario, vamos bien, con la paciencia necesaria y la unidad del liderazgo fresco de Juan Guaidó, el joven que logró unificar a un país y como presidente interino conduce a Venezuela a la reconquista de la democracia y a exigirle al castrismo que retire su planta insolente de nuestro suelo patrio.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!