Se trata de acorralarlos democráticamente. Que no puedan escaparse por ninguna rendija que dejemos abierta por culpa de nuestras contradicciones, esas batallas viscerales en el seno del mundo democrático que han logrado abrir una honda herida que sabe hurgar el gobierno con la rigurosidad de un maestro en el arte del cuchillo.
Hemos exhibido las tripas al aire del compañero, los “iluminados” creyendo que solo ellos pueden. Que andar con otros les mancha sus alas impolutas. No comprendiendo que la brújula del cambio funciona exclusivamente juntos. Solos nos perderemos en el desierto infinito, unidos conquistaremos cualquier sueño.
La coherencia política es asunto de entendidos y no de aprendices de brujo. Que el régimen sienta la presión del mundo sobre sus espaldas, que lo vigilan escrupulosamente. Sin respiro para que no pueda escurrirse por algún atajo, después de la abrupta caída petrolera; la automática solidaridad internacional fue deslizándose hasta mantener una forzosa neutralidad. Esa debilidad los dejó huérfanos de adhesiones, amputados sus lazos de otrora, comprados por la chequera nacional. Su respaldo quedó reducido a simples expresiones de solidaridad artificial.
Este ámbito de la lucha tenemos que fortalecerlo con mucha diplomacia, que los gobiernos del mundo entiendan que somos una sola voz, cortar con el protagonismo individual de quienes, creyéndose paradigmáticos, quieran utilizar las puertas que se abren para lograr beneficios particulares.
Se debe mejorar muchísimo el aspecto argumentativo. A veces escasea el talento en los discursos carentes de inteligencia, sin embargo, es la realidad que tenemos.
La fundamental Asamblea Nacional debe seguir ejerciendo la majestad que le brindó el pueblo con el genuino ejercicio del voto en el año 2015. En la medida que su labor sea la máxima expresión de la constitucionalidad, seguirá descubriendo el carácter írrito y fraudulento del mamotreto llamado ANC.
La vía electoral es importante analizarla, estamos en presencia del desmadre del chavismo, la revolución se pulveriza con velocidad pasmosa, algunos sondeos de opinión muestran una caída sostenible en la aceptación del gobierno.
La elección que montaron para ganarla, la están perdiendo. Es increíble cómo su público cautivo se rebela en la búsqueda de una salida a su desesperanza. Puede ocurrir una gran sorpresa el 20 de mayo. Por otra parte, la propuesta abstencionista requiere tener respuestas para el día después, un plan que responda la disyuntiva: ¿Y ahora qué? Una contundente argumentación que pueda darle contenido al quedarse sin participar. Que no sea la reacción hemorroidal de unos culpando a los otros. Logrando su objetivo tendrán la responsabilidad de cargar sobre sus hombros una oposición confundida, con el dedo acusador de un país de no salir las cosas como esperan. Desalentadoramente, sus márgenes de maniobra podrían chocar con la realidad de un gobierno en Miraflores, reelecto por la ausencia de la mayoría, lo que sería un boomerang difícil de contrarrestar. De no tener una buena tesis la culpabilidad por la reedición del desastre será descomunal, así los ojos se caigan de sopor esperando avistar el cielo lleno de aviones gringos. El abstencionismo es un destino corto en resultados, con un estigma en el alma que cobrarán los acontecimientos.
Que no quede como cruzada de brazos mirando a todas direcciones como brújula poseida. Se remueven las aguas del proceso y el fondo es un esqueleto. Unamos cada variable, no descartemos absolutamente nada, estamos cercanos a la caída del halcónEs argumentar y tener definido un camino distinto al delirio. Que no quede como cruzada de brazos mirando a todas direcciones como brújula poseida.Es hora de unir todos los cabos. Venezuela requiere de una oposición unida para alcanzar la victoria. Es hora de guardar la mezquindad bajo llave, avancemos con firmeza hasta lograr la victoria nacional.
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