El FMI anuncia que la inflación para 2018 será de 2.500.000%. La economía venezolana está colapsada. Su principal sector, el petrolero, también lo está. Es de vital importancia entender lo que ocurre.

Quienes hoy gobiernan solían decir antes de llegar al poder que Pdvsa era una caja negra. Lo cierto es que se trataba de la empresa más controlada, auditada y supervisada del país.

Actualmente la mayor parte de esos controles han desaparecido. Para empezar, el presidente de Pdvsa, que debería rendirle cuentas al Ministro de Petróleo, es el propio ministro de Petróleo. Se paga y se da el vuelto. Desde que la oposición pasó a controlar la Asamblea Nacional, Pdvsa se ha negado a rendirle cuentas y antes, cuando era controlada por el oficialismo, la Asamblea solo servía para bloquear cualquier investigación que afectase los intereses del régimen y sus allegados.

Ahora sí es como un hueco negro en el espacio que esconde algunos de los mayores casos de corrupción que ha padecido el continente en toda su historia, tal como con asombro nos enteramos casi a diario por investigaciones abiertas en otros países.

Pdvsa se ha endeudado a niveles impagables. De hecho, se dice que los únicos bonos que está pagando son los llamados 2020, porque provienen de unos bonos vencidos en 2017 y que para poder refinanciarlos hasta el año 2020 se ofreció en garantía 50,1% de las acciones de Citgo. Por cierto, el restante 49% de esas acciones fueron dadas en garantía a la petrolera rusa Rosneft cuyo presidente, Igor Sechin, estuvo esta semana en Caracas –según informa Reuters– reclamando el retraso en los envíos de petróleo con los que Pdvsa se había comprometido a pagarle la deuda. Quizá por eso el viceministro de Finanzas de Rusia, Sergey Storchak, afirmó que no hay nuevos préstamos para Venezuela.

Con China tampoco marcha bien el pago con petróleo de las deudas, dada la dramática caída de nuestra producción. No se ha cumplido el compromiso de enviar 500.000 b/d. Se comenta que los chinos están explorando cobrarse con las empresas básicas de Guayana.

Lo mismo ocurre en todos los entes públicos. No cumplen. Por ejemplo, contrario a lo que es una tendencia mundial, el Estado desde hace varios años no facilita información sobre los indicadores del delito. Tampoco da estadísticas sanitarias vitales para el combate de enfermedades y para abordar los problemas de salud y priorizar el uso de recursos. Enfermedades como la difteria, la malaria, la tuberculosis, el sarampión están retornando con fuerza. Igual ocurre con el BCV, que no publica cifras que está obligado legalmente a suministrar, al extremo que el FMI amenaza con imponer sanciones a Venezuela.

Y por supuesto está el caso de la OPEP que cada mes publica su Monthly Oil Market Report con las estadísticas fundamentales de la actividad petrolera mundial.

Al referirse a las estadísticas de producción la OPEP presenta mensualmente dos cuadros diferentes. El primero contiene los datos oficiales proporcionados por los gobiernos de la organización, y el segundo los mismos datos de producción pero suministrados por “fuentes secundarias”.

El término “fuentes secundarias” se refiere a los obtenidos de seis diferentes. Ellas son S&P Global Platts, Argus Media, Energy Intelligence Group, IHS-Markit, Energy Information Energy (EIA) e International Energy Agency (IEA).

En el caso específico de Venezuela las cifras oficiales difieren sustancialmente de las que ofrecen estas fuentes secundarias. Veamos:

Según “comunicación directa”, el gobierno sostiene que el país produjo en octubre pasado 1.433.000 b/d. Sin embargo citando “fuentes secundarias”, la OPEP informa que la producción fue de 1.171.000 b/d con una caída de 40.000 b/d con respecto al mes anterior. En 10 meses ha disminuido en 739.000 b/d. El precio también cedió marcadamente.

La Agencia Internacional de la Energía dice que nuestra producción está en caída libre. Hoy producimos lo mismo que en 1947 y tenemos la misma producción por habitante que en 1927.

En el tema económico, al igual que en cualquier otra materia, la pérdida de credibilidad del oficialismo es abrumadora.

@josetorohardy


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