Con esta entrega la columna inaugura el segundo ciclo de “Las Caras de quienes construyen movilidad en América Latina”, por lo que a lo largo del presente año estaremos trayendo la opinión de personas que, con sus testimonios y hechos probados, pueden dar fe del aporte que han hecho para mejorar las condiciones de movilidad en las ciudades latinoamericanas.

Esta vez les traigo la opinión de un actor muy importante que se ha vinculado con el mundo del transporte sin proponérselo, pero que hizo de este camino su misión de vida. Es un experto en tecnología, lo cual nos permite tener la visión de una persona que puede hablarnos un poco más de cerca de cómo es posible hacer de la transportación una experiencia de más calidad como producto de la innovación. Se trata de Juan Andrés Rondón Olivares, con quien he tenido la oportunidad de compartir muchas vivencias laborales, de experimentar juntos proyectos y hasta de pelearnos y contentarnos –en buen plan– por la presión de hacer las cosas bien, siempre conservando el respeto mutuo y el objetivo compartido de aportarle a nuestro país desde la plataforma y el lugar donde estemos parados. Compartimos la pasión por las ciudades. Es un honor poder tenerlo en esta entrevista, con sus respuestas al cuestionario que se le diseñó especialmente y que transcribo para compartirlas.

Juan Andrés es licenciado en Informática, con Maestría en Transporte Urbano de la Universidad Simón Bolívar en Caracas. Se autodefine como consultor en transporte urbano y especialista en Tecnología. A los ciudadanos nos ha regalado su valioso tiempo y conocimiento para proyectos de relevancia como los sistemas de transporte de rutas alimentadoras de transporte público en municipios caraqueños tales como Chacao (TransChacao), Baruta (TransBaruta) y El Hatillo (TransHatillo). Así mismo, ha estado involucrado con el diseño del Sistema de Recaudación del TransCaribe en Cartagena de Indias, Colombia y el diseño en conjunto del SIOT (Sistema Integrador de las Operaciones del Transporte) para la empresa Vikua en Venezuela, entre otras importantes participaciones profesionales.

Definitivamente se trata de un venezolano valioso y que por sus actuaciones a través de hechos tangibles ha aportado a la transformación de las localidades en las que ha podido intervenir con sus proyectos y de su ámbito directo de acción, y por ello lo considero una persona clave para la movilidad en Latinoamérica.

―Siendo usted un hombre que ha tenido un recorrido profesional bastante amplio, pudiendo articular la tecnología y el transporte, posiblemente sin habérselo propuesto en principio, ¿cómo podría calificar el momento que se vive en materia de movilidad en el mundo?

―Los avances tecnológicos relacionados con la movilidad están marcando cambios significativos en el funcionamiento de las ciudades. Situaciones elementales como facilitar información real al usuario para tomar decisiones en sus viajes, usando los servicios del transporte público por medio de aplicaciones celulares, era algo solo visto en países con trayectoria en el uso de sistemas de información al pasajero. Las redes de semáforos con cámaras que capturan información sobre los flujos vehiculares, sensores de movimiento y ambiente, contadores de vehículos y personas, que nutren todos los sistemas de información, facilitando la toma de decisiones de las autoridades, logran mostrar ciudades ahora llamadas inteligentes que facilitan la acción del día a día, algo que a mi parecer no deja de sorprenderme y es extraordinario.

―Un experto en movilidad, como el doctor Jaume Barceló (España), comentaba en días pasados que esta época es especialmente interesante porque a diferencia de lo que antes pasaba, los cambios se suceden a una velocidad vertiginosa y casi siempre los podemos ver en el corto plazo. ¿Será que podemos estar en el mejor momento para proponer soluciones innovadoras que puedan transformar finalmente las ciudades en Latinoamérica? ¿De qué depende?

―Muchas ciudades latinoamericanas están dando el paso; cada vez que tengo la oportunidad de hablar con alcaldes, prefectos, gobernadores, asesores, directores y técnicos les manifiesto que tomar decisiones en soluciones innovadoras no requiere siempre de grandes inversiones. Existen muchas alternativas de fácil aplicación, organización y control que pueden ser aplicadas en ciudades emergentes que ayudarán de forma considerable a sus gobiernos locales. Por ejemplo, la organización de pequeños sistemas de transporte con servicio de gestión de flota, información al usuario en paradas y terminales para ser escaneadas por códigos QR sobre rutas, lugares turísticos, colegios, bancos, hospitales, entre otros, seguridad por medio de cámaras y sensores de movimiento, comunicación del conductor con un centro de operación y pago centralizado.  Esta estrategia debe conectarse con una imagen que genere identidad con el nuevo sistema de transporte para la comunidad. Para lograr estos cambios dependerán de dos factores importantes, disposición de las autoridades de turno y las exigencias de la comunidad organizada.

―Como profesional del transporte y sistemas de movilidad urbana, ¿cómo podríamos calificar el momento por el que atraviesa Venezuela en esas materias?

―Venezuela siempre estuvo a la vanguardia en materia de transporte en el siglo XX, desde la construcción del teleférico de Mérida en los años 1960 hasta la construcción del metro en 1980, cuando evidenciaron grandes avances en esta materia. Los sistemas viales, como las grandes carreteras que conectaban la zona andina, distribuidores, puentes, autopistas y avenidas emblemáticas que facilitaban la movilidad de las principales ciudades del país, nos dieron un buen nivel entre todas las ciudades de América Latina.  Calificar en estos momentos a Venezuela, después de haberse posicionado en años anteriores como uno de los principales países latinoamericanos en invertir soluciones modernas en movilidad para sus ciudades para luego vivir el mega desastre en que se convirtió, donde cada vez existen menos unidades de transporte público, por falta de repuestos y mantenimiento, por tocar uno de los muchos problemas que existen en el país: sistemas de transporte masivo sin concluir (Metro Guarenas-Guatire; ampliaciones inconclusas del Metro de Caracas y Los Teques, Sistema Ferroviario Centro-Occidente, Cabletren, Metrocables de Mariches, La Dolorita y pare usted de contar)… sin tocar la falta de mantenimiento del sistema vial venezolano, puentes, túneles, etc… No podemos justificar este deterioro por la falta de experiencia de las autoridades competentes, esto va mucho más lejos que eso.

―¿Cuáles son nuestras ventajas y desventajas en la materia y qué nos haría resurgir para alcanzar niveles de calidad de servicios esperados y requeridos?

―Las ventajas son muchísimas, empezando por la disposición de muchos profesionales colegas venezolanos que tienen claro el camino a seguir, que trabajaron con las uñas contra un gobierno central adverso y gobernaciones paralelas, y demostraron poder resolver en momentos de crisis.  Ejemplos significativos en materia de transporte: TransChacao, Transmetrópoli, TransBaruta y TransHatillo. En materia urbana: ampliación de aceras y vías, mobiliario urbano, parques y plazas. En materia de tránsito: sistemas inteligentes de semáforos, monitoreo vial, tecnología en señalización, entre otros. No quiero pensar en desventajas, no es mi estilo arrancar un cambio pensando en ellas. Mi experiencia como presidente del Instituto Autónomo de Tránsito Transporte y Circulación me enseñó a crear y a no detenerme para solucionar las necesidades de los vecinos del municipio Chacao, desde lo más elemental hasta proyectos de envergadura basados en la movilidad y la seguridad vial.

Basado en su experiencia de trabajo en Venezuela, ¿podíamos hace unos 10-15 años haber hablado de ciudades (o municipios) inteligentes cuando no se tenía en el radar aún esa terminología en el mundo?

―Algo que siempre comentaba en diferentes foros de discusión sobre ciudades era que el municipio Chacao estaba trabajando desde hace mucho tiempo como una ciudad inteligente y no lo sabía. Siempre le agradezco a Dios de haber vivido esa experiencia y ser uno de los pioneros en impulsar ese cambio por medio de la tecnología. En el año 2001 iniciamos con el primer sistema integral de semáforos inteligentes, dándole cobertura total al municipio, todo esto combinado con cámaras digitales tipo domo para el apoyo del monitoreo vial. Se instaló el primer tendido de fibra óptica en la avenida Francisco de Miranda, para conectar todas las sedes de seguridad ciudadana con la alcaldía. Se integró el Centro de Emergencias 171; en los años siguientes se logró implantar el primer sistema de consulta de infracciones de tránsito por equipos celulares, se consolidó el Sistema de Levantamiento de Accidentes de Tránsito por medio de herramientas CAD y se modernizaron las salas de operaciones y tránsito. Cada año que pasaba integrábamos la operación policial de tránsito con ingeniería vial, educación vial y el transporte público urbano. La inteligencia del municipio Chacao se reflejaba en sus funcionarios y en todos sus vecinos.

―En su recorrido como servidor público por el municipio Chacao en Caracas, ¿podría decirse que se logró tener una “ciudad inteligente” y especialmente lo que vendría a ser la aproximación a lo que hoy conocemos como “Smart Mobility”? ¿Qué componentes reunía a tal efecto la “solución Chacao” que nos distinguió por muchos años como el municipio vitrina de Venezuela?

―El municipio Chacao comenzó a ser una ciudad inteligente desde principio del año 2000, con el Sistema Inteligente de Semáforos, hasta el año 2010 con su última actualización lograda por un excelente equipo de ingenieros venezolanos que hoy integran la empresa Vikua -Calidad de Vida-; luego, lamentablemente, no se pudo continuar por la mala situación financiera del país.

―¿Piensa que no supimos (y aún no sabemos) mercadear esas características que nos diferenciaban –y nos siguen diferenciando a pesar de la desidia- incluso de otras ciudades en Latinoamérica y el mundo?

―Chacao logró nivelarse con otras ciudades importantes latinoamericanas intercambiando estrategias claves para seguir creciendo como municipio modelo en el país. Lamentablemente, no pudimos mercadear más nuestros logros por la grave situación política del país; en esos momentos el gobierno interfería mucho con las soluciones planteadas y no dejaba que el municipio terminara de ejecutarlas. Recuerdo que nos invitaron como representantes nacionales en una cumbre presidencial en El Salvador, por nuestras referencias exitosas en materia de tránsito, transporte y circulación.

―Según su conocimiento, y al haber podido participar en proyectos de importancia en ciudades latinoamericanas, ¿qué pasó en Chacao que permitió que se conjugaran, en tiempo y forma, las condiciones para que fuese un modelo destacado en materia de movilidad y de desarrollo urbano? A su entender, ¿cuáles fueron los éxitos alcanzados?

―El secreto de Chacao fue su gente. Vecinos y autoridades se entendieron desde el primer momento; la policía de circulación logró consolidar un modelo a seguir y esto abrió las puertas a toda la gama de soluciones que pudieron aplicarse en tecnología, vialidad, transporte público, ciclovías, gestión del tránsito y educación vial, esto llevado de la mano por los grandes logros alcanzados en el ámbito urbano. Chacao logró un cambio significativo que, hasta los momentos, todavía ninguna ciudad del país ha podido replicar.

―A su parecer, y de acuerdo con las “mega tendencias” que tenemos en materia de movilidad, ¿es necesario satanizar al vehículo automotor para lograr priorizar al peatón y el transporte público por sobre el carro?

―No estoy de acuerdo con esas mega-tendencias, para mí -y pude demostrarlo en mi gestión- todos podemos convivir, compartir y participar con la movilidad de la ciudad, el transporte necesita del peatón, el vehículo particular puede compartir viajes con sus vecinos, el peatón puede disfrutar del espacio público para su esparcimiento y ejercicio. Todos podemos vivir la ciudad, todos debemos entender que podemos compartir la ciudad de la mejor manera.

―En general, justamente respecto a las denominadas mega tendencias en el mundo del transporte, como automatización, economía colaborativa, “Big Data”, electro-movilidad, ¿qué opinión le merecen? ¿Su aplicabilidad en América Latina?

―América Latina, a mi parecer, está preparada para muchas cosas. No quiero caer en el tema de los recursos económicos; considero que sincerando la realidad de los gobiernos locales y enfocándose en sus necesidades primarias en materia de movilidad urbana, se debe empezar automatizando sus procesos primarios y manejando grandes cantidades de datos para la toma de decisiones efectivas. Como siempre digo es un tema de disposición: el que quiere, puede.

―Siendo un estudioso de la tecnología vinculada a la movilidad, ¿en qué condiciones se encuentra el país en esa materia?

―Venezuela se encuentra fuera del alcance de las nuevas tecnologías aplicadas en materia de movilidad; no tenemos señalización controlada con pantallas de mensajes variables y sus centros de control operacionales de vías. Los sistemas de pago del transporte colectivo son manuales; no existen sistemas efectivos de información al usuario y programación operativa de las flotas de transporte, los terminales terrestres están en muy malas condiciones, no tenemos nada que destaque avances importantes en la materia. Es importante enfatizar y reconocer el esfuerzo de la empresa Vikua, compuesta por jóvenes empresarios venezolanos especialistas en el desarrollo de soluciones para la ciudad, insistiendo desde lo privado en cómo resolver los grandes conflictos con el transporte que existen en el país.

―Deteniéndonos un poco en la materia de Seguridad Vial, para la cual ha podido vincularse en el ámbito profesional, ¿cómo ve el panorama en América Latina respecto a las metas del Milenio ONU y al Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020?

―Muchas ciudades en América Latina están impulsando programas de avance, pactos, acuerdos y planes relacionados con la seguridad vial, destacando los cinco pilares planteados por la ONU, combinadas con las propuestas planteadas por el decenio de acción de la seguridad vial. A mi parecer, y lo que pude constatar en algunas de ellas, considero que deben esforzarse más y tomarse más en serio los temas de seguimiento de las metas planteadas; muchas estadísticas relacionadas con accidentes viales no están reflejando lo esperado. En el caso de Venezuela es nula la participación, no se está haciendo nada al respecto.

―En ese mismo orden de ideas, ¿es suficiente con un exhorto de parte de los organismos internacionales hacia los gobiernos del mundo –que al final de cuentas no están obligados a acatar–, o realmente debe crearse un fondo tutelado para que los países que deseen realmente ejercer acciones para mejorar la seguridad vial opten a estos recursos y se comprometan a una serie de requisitos y compromisos para que haya financiamiento?

―Considero que debemos sensibilizar más con el tema; la opción de crear un fondo de apoyo para colaborar con mejoras considerables en seguridad vial es una alternativa razonable. Muchas ciudades no tienen recursos disponibles por la gran cantidad de problemas que tienen. Se deben establecer parámetros claros vinculados con resultados efectivos en la disminución de accidentes de tránsito.

―¿De qué manera podemos sensibilizar a la comunidad para que las personas, por su propia cuenta, empiecen a exigir acciones en seguridad vial?

Esta tarea es del día a día, constante, perseverante, sin descansar, para generar cultura de entendimiento en materia de seguridad vial. Se debe combinar la acción de la autoridad con educación efectiva, información atractiva para el ciudadano, talleres constantes, formación en todos los niveles educativos, presentando resultados sobre las metas previstas, incentivando a la comunidad para colaborar con el tema. Debemos estar claros en que es un desempeño constante y determinante en la materia; no se debe descuidar en ningún momento. Debemos crear conciencia ciudadana en seguridad vial.

―También se nota que a veces se confunde activismo con imposición y esto desvirtúa por completo el objetivo, porque la población, en su mayoría, tiende a tener mala percepción de quienes ejercen estas acciones y hasta temor, porque a veces se tornan agresivos (aquí podemos mencionar a grupos de ciclistas, peatones, de tercera edad, mujeres, LGBT, etc.). En su opinión, ¿cómo se pueden orientar estos esfuerzos ciudadanos para la defensa de derechos en favor de las ciudades y de la seguridad vial?

―Todo debe estar orientado en la participación: grupos activistas y la comunidad organizada tienen grandes ideas que pueden aportar mucho en el desempeño de la seguridad vial. Debemos entender que esto no está solamente en manos de las autoridades; todos debemos participar y colaborar. Se deben firmar acuerdos sobre acciones que deben tomarse y hacerles seguimiento a todas las medidas tomadas. La participación ciudadana debe ser primordial, de primera línea, que realmente tenga voz y mando en sus planteamientos. Existen muchas experiencias exitosas en el mundo.

―¿Será que falta más masa crítica para garantizar presión social y que sean los mismos ciudadanos los que exijan una transportación digna y segura? ¿Cuál es el beneficio que esto aportaría a las ciudades?

―Si existieran usuarios exigentes de un buen servicio de transporte la historia fuera otra.  Los ciudadanos o usuarios del sistema deben organizarse, solicitar cumplimiento sobre la normativa existente, respetar las rutas, horarios, paradas, terminales, comodidad y calidad en el servicio. En el municipio Chacao se logró integrar un comité de transporte público entre la comunidad, autoridades y operadores del sistema, y se lograron realizar acuerdos importantes, manteniendo una estructura operativa funcional exitosa. El secreto clave de la integración con los diferentes actores fue el respeto, logrando cumplir a cabalidad todos los acuerdos planteados, haciéndole seguimiento a cada ejecución. Estoy convencido de que usuarios y operadores deben convivir para un buen funcionamiento del sistema. Para las grandes estructuras se deben establecer comités de usuarios por sectores para dinamizar el funcionamiento de todo el sistema, insisto, sí se puede.

―Tuvimos la oportunidad de ejercer juntos en proyectos, muchas veces y por mucho tiempo. De todos esos esfuerzos, ¿cuál (o cuáles) recuerda con mayor satisfacción y de todos, cuál cree que tuvo mayor impacto positivo para la colectividad?

―Realmente la experiencia que compartimos en Chacao fue única e irrepetible. Cada proyecto relacionado fue una vivencia profesional sin precedentes. Recordando algunas de ellas fueron el sistema de semaforización inteligente del municipio, la reactivación de la ciclovía, impulsando su uso entre usuarios; TransChacao, como sistema principal de transporte del municipio, logrando una cobertura con más de 80% del municipio, el estudio pre y post del Pico y Placa, aplicación de tecnologías en señalización vertical y horizontal. La comunidad de Chacao supo aprovechar ese gran momento de su instituto de tránsito y todos generaron impactos positivos en el desempeño de la municipalidad. La combinación de estos proyectos con las políticas operativas aplicadas por la Policía de Circulación en materia de educación vial, combinado con el seguimiento técnico de la Dirección de Ingeniería Vial y las nuevas acciones tomadas para el transporte público de pasajeros, lograron integrar la participación de la comunidad del municipio, de forma exitosa y efectiva.

―Por estas razones siempre viene a mi mente la elevada carga de responsabilidad social de las empresas en Venezuela, sobre todo al compararlas con las homólogas en otros países donde me ha tocado ejercer profesionalmente. ¿Cree usted que a partir de la iniciativa privada, justamente podría relanzarse a Venezuela en materia de movilidad urbana sustentable? Y ¿cómo sería la mejor manera de hacerlo?

―En Venezuela debemos trabajar de la mano con la iniciativa privada. En años anteriores vivimos experiencias exitosas de las grandes empresas que invirtieron en vialidad, transporte y otras soluciones necesarias para la movilidad del país. La mejor forma de hacerlo es tener disposición, de forma sincera y enfocada en prioridades, para poder empezar a levantar todas las acciones y proyectos necesarios para empezar a trabajar. De nuestro lado deben existir profesionales comprometidos con visión de crecimiento para poder lograr los objetivos.

―Si tuviera la oportunidad de ejercer nuevamente cargos públicos siendo usted un profesional que algunos podrían catalogar como “tecnócrata”, en materia de movilidad integral ¿qué acciones tomaría en administraciones locales, estatales y nacionales en Venezuela?

―Me encantaría tener otra vez la oportunidad de demostrar con hechos que sí se puede trabajar de forma responsable la construcción de un país en materia de movilidad. Desde los gobiernos locales debemos enfocar esfuerzos en levantar la moral del ciudadano y trabajar de forma directa en sus problemas cotidianos, teniendo clara la situación económica de cada ciudad. Desde lo estadal se deben buscar alianzas directas con sus ciudades para unir esfuerzos en lo que podemos definir como una acción contundente y operativa del estado. En el ámbito nacional se debe ser tajante sin descuidar los resultados de lo estadal y local. Priorizar todos los proyectos existentes, considerando que detrás de las empresas del Estado deben existir situaciones y escenarios que nos van a sorprender, pero debemos afrontarlo como una situación crítica solucionable. Ya existen varios planteamientos interesantes desde las Academias para la construcción efectiva del país en materia de movilidad. Algo importante en cualquiera de los escenarios, organizar un excelente equipo técnico-operativo que entienda cómo generar resultados reales y efectivos en el corto, mediano y largo plazo.

―¿Qué de resaltante podría haber en la gestión de ciudades en los países donde le ha tocado ejercer profesionalmente y cómo poder plasmar algo de ello en Venezuela?, sin querer con esto pensar que podemos hacer “copy-paste”, entendiendo que se trata de sociedades y marco jurídico-regulatorio diferentes.

―Son muchas las gestiones de ciudades exitosas que me gustaría se aplicaran en mi país, por ejemplo: la integración de los sistemas de transporte, ciclovías dominicales dándole el espacio público al ciudadano, centros de control operativo en materia urbana. Pero siendo realista, con lo que habíamos construido, podemos iniciar; muchas de nuestras experiencias se pueden reactivar, son de primera línea, actuales y funcionales. Las experiencias adquiridas en las principales ciudades deben ser consideradas para retomarlas de forma inmediata y aplicarlas para el levantamiento exitoso del país.

―Y en el mismo orden de ideas, pero en sentido contrario, ¿qué no deberíamos nunca considerar como referencia para nuestras ciudades venezolanas?

―Muchas ciudades están haciendo grandes esfuerzos en lograr sus propios objetivos. Nuestras ciudades deben ver con cautela las experiencias sin éxito de muchos gobiernos locales en América Latina, situaciones en las que se han visto afectadas comunidades enteras por la mala administración y decisiones poco efectivas. Creo que debemos ser muy responsables con nuestra realidad y colocar en un plan de ruta para nuestro crecimiento hacia al éxito, estoy convencido de que podemos lograrlo.

―¿Se atrevería a destacar alguna gestión de gobierno actual o pasada, que no sea Chacao, en ciudades/Estados de algún país latinoamericano donde haya habido transformaciones significativas y medibles en favor de la movilidad sustentable?

―Buenos Aires está logrando conjuntamente con SAP el control de la iluminación y los drenajes de la ciudad, todo esto coordinado con sensores especiales (IoT-Internet de las Cosas) que soportan la toma de decisiones para prever cualquier eventualidad en momentos de inundaciones. Guayaquil está simplificando toda su información municipal en centros de atención al usuario y aplicaciones interactivas que facilitan su tramitación. En Cartagena se logró implantar un sistema de transporte integral con diferentes modos de transporte con un sistema de pago centralizado que moviliza la ciudad en todos sus espacios. Los centros de control de operaciones, tránsito y seguridad de Río de Janeiro facilitan a las autoridades tomar decisiones para el movimiento de la ciudad. Podemos estar conversando sobre los grandes pasos dados en Latinoamérica. Lo importante de todo esto es que todos van en vía expresa hacia las smartcities.

―¿Podemos echarle la culpa de todos nuestros problemas en movilidad a las autoridades?

―Muchas autoridades son responsables de los problemas generados en la movilidad; unas, por desinterés, otras por falta de disposición, rotación de personal, falta de presupuesto, priorización de las necesidades en la ciudad. Cuando hablo de autoridades debemos considerar desde la máxima autoridad hasta los fiscalizadores en la vía pública, que tienen el poder y deben buscar la forma de ejercerlo.

―¿Qué es lo más satisfactorio que se ha encontrado como especialista en transporte y seguridad vial, y también qué sería lo más decepcionante?

―Lo más satisfactorio como especialista en transporte y seguridad vial es aportar en cada estudio, desarrollo y asesoría mis conocimientos en la construcción de un sistema efectivo de movilidad y seguridad vial. En Ecuador conozco de grandes empresas especialistas dedicadas al tema de ciudades inteligentes como IdeasGroup, Digital Data y Bitekso. Lo más decepcionante, y muchas veces triste, es ver cómo pasan los años en algunos gobiernos locales, con potencial sin ejecución y avance, y las ciudades se convierten en conserjerías donde lo más importante es recoger la basura por semana. Esto no puede ser.

―¿A quién olvidamos en esta entrevista? ¿Hay algún actor o temática que no hayamos mencionado que debería considerarse como relevante en los temas de ciudad?

―Debemos tener claro que los temas de ciudad deben estar vinculados con sus diferentes actores: comunidad-autoridad-servidor público y estos, a su vez, con las diferentes acciones relevantes: tecnología-estrategia y participación. Desde el más mínimo detalle hasta la acción más contundente, todo debe estar considerado en un plan de acción. La inteligencia de una ciudad no solamente es tecnología, si no cómo podemos y debemos afrontarla. Actores que no debemos olvidar: profesionales en el área urbana abiertos a los cambios, empresas de tecnología orientadas a las soluciones de ciudad y comunidad organizada dispuesta asumir nuevos retos.

―Estando consciente de su rol en la sociedad latinoamericana como actor relevante en la movilidad urbana, ¿cuál considera usted que puede ser su aporte en este momento? ¿Qué le falta por explorar y cuál cumbre conquistar?

―En el fondo siento cada ciudad como mía. En estos momentos estoy viviendo en Quito (hermosa ciudad) y trabajando en varias ciudades del Ecuador. Mi aporte en este momento es seguir impulsando cada ciudad donde trabajo, convenciendo a la gente de que sí se puede, que dejen a un lado las decepciones y sinceren su forma de actuar para poder ejecutar de forma exitosa todos los proyectos de movilidad urbana en su localidad. Lo que falta por explorar se presenta todos los días con esa pasión que me caracteriza cada vez que inicio un proyecto. Mi cumbre por conquistar se encuentra en Venezuela; lo tenemos que lograr, eso está decretado.

―Venezuela lo espera con los brazos abiertos para que vacíe toda su experiencia y conocimiento adquirido en favor de retomar la calidad de vida en nuestras ciudades. ¿Volvería?

¡Claroooooo, sin pensarlo dos veces…! No solo experiencia y conocimiento, sino pasión y entrega para ayudar a levantar mi país. Con Dios y la Virgen del Carmen.

Finaliza esta entrevista que por demás es muy especial para mí, porque me hace rememorar momentos muy importantes para la construcción de quien entiende que la ciudad es un “sistema de sistemas”, que todos tenemos un grado de responsabilidad en la ciudad que tenemos y que si queremos cambiar nuestra realidad inmediata, debemos involucrarnos y aportar. Aprendimos, juntos, que la gestión local es la forma irrefutable de transformar nuestro contexto inmediato. Apreciar lo que tenemos es la clave y creernos que sí estamos haciendo cosas importantes, por menores que consideremos que son, porque tienen un impacto invaluable –muchas veces, aunque existen metodologías para ello– en la sociedad.

Agradezco a Juan la aceptación a sumarse a este nuevo ciclo de la columna, y espero que haya sido útil para todo el que nos lee. ¡Hasta la próxima entrega!

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