En Venezuela los procesos naturales propios de la política se han extraviado; el diálogo, la negociación y los acuerdos tan comunes en una democracia, ya no existen en nuestra realidad dentro del conflicto venezolano.

La mutua desconfianza ha extinguido la posibilidad momentánea o coyuntural de conversaciones que lleven a mutuas concesiones y logren acuerdos mínimos para superar la crisis. Las pasiones políticas se apoderaron de la calle y nos encontramos en un escenario de «guerra civil». Si, de guerra, una guerra de cuarta generación en el que los campos de batalla están en las calles, en los medios y en las redes sociales.

Es la era de la «post-verdad», en la que los mensajes tendenciosos caotizan el país y crispan los nervios de los ciudadanos. Una guerra en la que los muertos los pone la sociedad, en personas jóvenes que apenas comienzan la vida, mientras que la población se une cada vez más en el rechazo de la represión y en su clamor de justicia, paz y elecciones.

En algún momento esta pesadilla debe detenerse, pero no encontrará fin hasta que ambos bandos en conflictos acepten ceder en sus absolutas pretensiones, logrando un punto de equilibrio que nos dé un camino certero hacia la tranquilidad ciudadana.

Desde Unidad Visión Venezuela creemos que quien tiene que dar el primer paso es quien detenta el poder, cuya afán abusivo de negar los derechos sostiene esta absurda pérdida de vidas y estatus de violencia. Si el pueblo es depositario de la soberanía, permitamos que esa soberanía se exprese en una consulta popular, eso sí sería revolucionario, por ejemplo consultar a todos los electores en un llamado a elecciones generales, para que recompongamos los espacios de poder y relegitimemos todos los liderazgos. A contarnos todos a ver cómo quiere el pueblo que se estructure el nuevo liderazgo nacional. Una consulta en la que hable y se exprese toda la población y definamos con votos lo que en este momento se discute con plomo y odio.

Por ahora, es una imperiosa necesidad mantener la protesta popular, pero pacífica y ciudadana, hasta lograr que se restablezca el hilo constitucional. Ya este pueblo no tiene vuelta atrás, tomó las calles con un propósito firme, más allá del llamado de la unidad opositora, es la necesidad, es la crítica crisis que lo ha llevado a exigir sus derechos claramente establecidos en la Constitución vigente.

Cada día son más aberrantes los abusos de un gobierno que ya se siente acorralado por los cuatro costados; por ello, de la manera más burda y anárquica, recurre a recursos cada vez más ilegales y fraudulentos para mantenerse en el poder.

La gente seguirá en la calle hasta lograr la restitución del hilo constitucional, los venezolanos no queremos violencia y la condenamos venga de donde venga, este pueblo maduró políticamente y está consciente de que este gobierno debe salir con votos, no con plomo.


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