Estuvo por estos lares el “non grato” ‒a pesar de lloriqueos y molestias de algunos parlamentarios‒ de la internacional socialista y, al parecer engañado, difícil pero no imposible, es un sujeto vividor y acostumbrado a manipular, engañar y confundir, o más comprensible en un viejo zorro escaldado, receloso, no le gustó lo que vio y olió, espantado por la expresión ordinaria e inurbana de ¡Maduro…! de inmediato tomó el avión y le dijo al piloto “¡sáquenme rápido de aquí”!

Con los motores aún calientes, surcaron los cielos hacia el Caribe quizás con escala confidencial y, para descanso de la tripulación, en República Dominicana.

La curiosidad de los que seguimos aquí calándonos la sequía, incendio en el Ávila, apagones un rato aquí y otro allá, grifos secos o soltando agua negra, como algunas almas que nos amargan, derrumbe de la moneda, aumento de los precios cada día, tener que subir y bajar varios pisos porque la revolución y los castrocubanos han sido incapaces de inventar ascensores que no necesiten electricidad para funcionar, y por eso es que nos friega el imperio, que todo sea obra de saboteadores criminales que quieren acabar con el maravilloso régimen revolucionario al cual ‒pobrecitos‒ no dejan gobernar; la indagación de nosotros, es grande.

¿Qué vino a hacer Zapatero por unas horas? Cobrar su remanente honorarios, a menos que haya sido en efectivo, una transferencia es menos agotadora, aunque sea a través de bancos turcos, de Kazajistán o Uzbekistán. Si no fue eso, llegó para asesorar sobre la estructuración del nuevo gabinete; no se hizo entender porque ya casi tres días después del anuncio, siguen siendo los mismos inservibles e improductivos ministros. Pudo haber pasado que fuese Maduro quien no entendiera lo que le habría propuesto el costoso español, pronto se sabrá. Posiblemente, fue una tramoya deliberada de la vicepresidente Rodríguez ‒o del psiquiatra‒ que habría agarrado fuera de base al usurpador y sus ministros que ya ni siquiera se reconocen entre sí de tantos que son. A lo mejor lo que buscan los Rodríguez es poner ayudantes en el gabinete de su propio grupo para poder saber quiénes son; tienen tantos, que no hay en el comunismo quien tenga memoria suficiente, como sucede en los centenares de generales y almirantes ‒sin contar los que mandan de verdad, asesores y comisarios políticos del castrocomunismo cubano.

Al parecer, el inefable Rodríguez Zapatero no se reunió con el presidente interino Juan Guaidó. Excepto –según malas y viperinas lenguas de chismosos‒ Zambrano, de AD, y Stalin González, de Un Nuevo Tiempo, que dicen rodear a Guaidó, pero que en realidad son guardaespaldas como Maduro lo fue de Chávez. Si quería dialogar con Leopoldo López, lo hace vía Skype o por grabaciones que le envía el Sebin y con Julio Borges que ya no está en Venezuela, aparte de que algunos aseguran que no quiere ni oír nombrarlo, y que si no fuera por su manía de andar sobriamente trajeado, andaría en chancletas para no tener que decir “zapatero a tus zapatos”.

Los presidentes Trump y Bolsonaro no perdieron el tiempo en tonterías y tampoco discutieron el viajecito sorpresa del gilipollas socialista, y que se conozca, no habla inglés ni ruso, de manera que no tenía vela en la reunión del gringo Abrams y el catire ruso.

Finiquito este artículo sin ninguna conclusión, aunque sí con una convicción: ¡quédate en España o más lejos, José Luis, y anda a bañarte que llegó el agua por cinco minutos!


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