Hace 20 años Chávez llegó al poder, y con él también llegó el inicio de la peor tragedia que jamás haya vivido nuestro país desde inicio de siglo XX. El colapso económico es el doble del de la Gran Depresión y peor que el período especial de Cuba. Ahora bien, ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cuál es nuestra reflexión como sociedad? ¿Qué errores cometimos y qué debemos hacer para que no nos vuelva a ocurrir? En otras palabras, ¿Cómo hacemos para evitar otro Chávez o cualquier otro caudillo? Es una reflexión que estamos obligados hacer y es una deuda que le debemos al país. Así lo siento en el plano personal.

En nuestro libro, Libres, damos detalles en profundidad de los errores que cometimos y nos adentramos en lo que deben ser los “consensos mínimos” que requerimos como sociedad para la construcción de una Nueva Venezuela y así prevenir futuros caudillos. Aquí damos una pincelada al respeto.

1) Vivir en Democracia: El primer gran consenso, y para algunos pudiera ser el único necesario, debe ser nuestro compromiso de querer vivir en democracia. Aunque parece obvio, debemos hacerlo explícito luego de lo que nos ha pasado. Nuestra sociedad falló en mantenerla y consolidarla. Debemos construir instituciones sólidas y fuertes para poder sentar las bases para una democracia estable y duradera. La institucionalidad de un país se convierte en una de las vacunas más fuertes contra los autoritarismos. Fortalecerla depende de todos y no solo de los partidos políticos. Y cuando hablamos de institucionalidad nos
referimos tanto a la pública como privada.

2) Desmontar el Petroestado y diversificar la economía: Un gran consenso nacional en estos momentos nos exige desmontar de una vez por todas el petroestado. El rentísmo petrolero se ha convertido en el fracaso de nuestro modelo económico que nos trajo a donde hemos llegado. Chávez lo exacerbo, además de sumar un régimen dictatorial. Lo peor de todos los mundos. Nuestra generación tiene la tarea inaplazable e ineludible de diversificar la economía no solo para fortalecer nuestro crecimiento y generar riquezas, sino para erradicar para siempre “el boom del caudillo”. El manejo discrecional de la renta petrolera se ha convertido en un caldo de cultivo para los autoritarismos. Venezuela requiere de un nuevo contrato petrolero con los venezolanos que permita desmontar el petroestado y que debe incluir: i) aumento de la producción en la mayor cantidad posible en el menor tiempo
posible, ii) la apertura total al sector privado bajo condiciones de transparencia, iii) la creación de un fondo de estabilización para épocas de precios bajos, iv) La creación de un fondo para invertir en el aspecto social de los venezolanos, v) Redefinir rol de Pdvsa y las funciones reguladoras del Estado; vi) la utilización del petróleo para la diversificación económica: y, vii) la creación de mecanismos de transparencia, monitoreo y participación en el sector para facilitar la contraloría social ciudadana.

3) No más reelección: Somos el país con mas Constituciones (26) de Latino América. Siempre los caudillos la han manipulado para permanecer en el poder. Chávez hizo lo que ningún otro caudillo había hecho: Establecer la reelección indefinida. Debemos eliminar tal posibilidad y tener un período de cinco años únicos, sin posibilidad de reelección de ningún tipo. Tenemos que ser tajantes y mandar un claro mensaje a los venezolanos si de verdad queremos erradicar la posibilidad de otro dictador. Frente a la perversión de la reelección indefinida instalada por Chávez solo cabe una respuesta clara, firme y contundente, que se
ubica al otro extremo: no más reelección. Un período de cinco años es suficiente para sentar las bases para una obra de gobierno, y mucho más si se requiere el concurso de un equipo para hacerlo. Siento y creo en el trabajo en equipo y el liderazgo alternativo. Nadie es imprescindible. Creo en las generaciones de relevo.

4) Unidad para la transición y consolidación democrática: Los partidos que hacemos vida dentro de la oposición y que formamos parte de la coalición opositora requerimos mantenerla, depurarla, repensarla y relanzarla bajo nuevos postulados y principios compartidos. De otra manera no funcionaría. Necesitamos una nueva unidad. Mucho más sincera, de principios y de política compartida. La idea central es expresar la necesidad de gobernar juntos y permitir el retorno de la democracia para insertar a Venezuela en la ruta del primer mundo. Necesitamos una “Concertación Chilena” a lo venezolano que permita una transición exitosa y luego una consolidación de la democracia. Eso toma tiempo. Esa unidad debe sumar a toda una sociedad.

5) Civilidad frente al militarismo: Necesitamos rescatar nuestra civilidad. No se puede pretender gobernar a una sociedad plural bajo los principios militares de obediencia, disciplina y subordinación. En más de 200 años de vida republicana, casi 80% de ese
tiempo nuestro país ha estado gobernado por militares o bajo esos principios militares. Chávez se encargó de hacerlo en el siglo XXI. Nuestra Fuerza Armada no puede estar a favor de ninguna parcialidad política como lo establece la propia Constitución. Tiene que existir el compromiso de quienes forman parte de esa institución y de quienes dirigen el poder civil de mantenerla al margen de las tensiones políticas. No puede existir militar que aspire al poder. Si aspira al poder ha elegido la carrera equivocada. Al poder se llega con votos y no con armas. La Fuerza Armada debe ser la primera interesada en sembrar la civilidad de un país si entiende bien el rol que le corresponde en democracia.

6) Más líderes menos caudillos: Chávez solía decir, “El único que puede gobernar este país soy yo”. No quería a nadie al lado. Se creía rey. Hay que fortalecer las regiones (autonomía política, financiera y de competencias) y llenar el país de líderes. Esto va a permitir tener cientos de líderes que le hagan contrapeso al presidencialismo y va a facilitar darle solución a los problemas de la gente.

7) Avanzar sin dejar a nadie atrás. Superar la pobreza: En parte Chávez llega al poder ya que los más desposeídos se sentían olvidados. El “mesías” terminó de enterrarlos hasta el fondo. Con una población cuyos ciudadanos (87%) se encuentran sumergidos en la pobreza, el gran consenso debe ser gobernar a favor de los que menos tienen. Hay que reventar el círculo de la pobreza y desterrarla para siempre. No podemos admitir que el lugar de nacimiento determine el futuro de un venezolano. La lucha contra la pobreza tiene el desiderátum de sembrar una educación de calidad como la principal herramienta para abrir una luz de esperanza a quienes parecieran ser sentenciados a la cadena perpetua de la pobreza. Yo he podido abrirme un camino en la vida porque tuve una educación pública de calidad a lo largo de mi vida.

8) Devolverle la ética a la política. La corrupción roba el futuro de los pobres: Entre 10% y 25% del valor de las compras públicas se pierde por la corrupción (Oficina contra la droga y el delito, ONU).La corrupción ha puesto en jaque los sistemas democráticos del mundo y en particular en Latinoamérica. Urge devolverle la ética a la política, después de vivir el peor saqueo en toda la historia de Venezuela. No solo se robaron el dinero sino los derechos de las personas a vivir. Le robaron sus derechos. Su futuro. Venezuela requiere de un gran acuerdo ético para llenar la política de valores. En nuestro libro presentamos propuestas al respecto.

Lo anterior debe convertirse en nuestro nuevo “pacto social” una vez superemos la penosa etapa que nos está tocando sufrir. Solo asumiendo esos consensos mínimos como sociedad seremos capaces de enfrentar los desafíos que tenemos para insertar a Venezuela en el primer mundo y vacunarla contra futuros caudillos.


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