Con el título “Cómo derrocar un Gobierno en cinco pasos”, el politólogo Gene Sharp publicó un artículo en el portal RT.com, el 19 de febrero de 2014. La pregunta que nos hacemos más de 80% de los venezolanos mayores de edad es: ¿Cómo se llevan a cabo las acciones civiles en el siglo XXI para recuperar la democracia y la libertad? En estos tiempos, en que la lucha por la libertad, con métodos democráticos no es eficaz, han surgido nuevos métodos para tomar el poder.

Desde hace algunos años el conocido politólogo Gene Sharp nos recuerda que «nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas», ya que es evidente que «la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado.»

En los gobiernos, si los gobernados no obedecen, sus funcionarios carecen de credibilidad debido a su incapacidad para gobernar, pues su gestión es evaluada muy negativamente por el pueblo, que no cree en las promesas de recuperación y prosperidad. Por eso, otras  son las armas que en la actualidad se usan para derrocar gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales. Sharp es autor de un polémico ensayo titulado ‘De la dictadura a la democracia’, (The Albert Einstein Institution, East Boston, 2003 y 2011) que describe 198 métodos para derrocar gobiernos mediante lo que se conoce como ‘golpes suaves’.

Esos golpes se llevarían a cabo mediante una serie de medidas que van desde el debilitamiento gubernamental hasta la fractura institucional, como sería el caso de lo que está ocurriendo en Venezuela, ya que las instituciones, públicas  y privadas, están secuestradas por un gobierno ilegítimo y fraudulento. Esto es de meridiana claridad, pues unos 60 países democráticos no reconocen el gobierno de Maduro, sino al de Juan Guaidó, presidente encargado según los dispone la Constitución. Estas son las líneas que recomienda Sharp:

Derrocamiento de gobiernos en cinco pasos. Los “golpes suaves” de Estado se desarrollarían en cinco etapas:

Primera etapa: Consistiría en llevar a cabo acciones para generar y promocionar un clima de malestar. Entre dichas acciones destacan la realización de «denuncias de corrupción y la promoción de intrigas», señalan los expertos en politología actual. La corrupción del gobierno de Maduro y sus allegados es escandalosa, percibida como la mayor en la historia republicana del país. Transparencia Venezuela dijo recientemente que la corrupción  en los años recientes supera los 13.000 millones de dólares. Estados Unidos instó a América a combatir la corrupción para evitar crisis como la que vive Venezuela.

Segunda etapa: Se procedería a desarrollar intensas campañas en defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno en el poder. Estas son acciones ya puestas en práctica, no solo por la oposición, sino por la comunidad democrática internacional. En Venezuela, el régimen político es totalitario porque el poder es ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria, impidiendo la intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del Estado. Con el agravante de que el de la ciudadanía está en manos de los cubanos. El cierre masivo de medios es evidente.

Tercera etapa: Esta fase se centraría en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la promoción de manifestaciones y protestas violentas, atacando y denunciando la parcialidad e ilegitimidad de la instituciones, salvo a la AN, única institución legítima y, sin embargo, asfixiada y maltratada mediante el arresto expedito de numerosos diputados. Esto ha sido comprendido por la inmensa mayoría de los venezolanos.

Cuarta etapa: En este punto se llevarían a cabo operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de «ingobernabilidad». Ciertamente, tal “clima” ya existe desde hace al menos cinco años, y ha dado lugar a numerosas protestas, reprimidas cruelmente por órganos de exterminio, como la FAES, y los colectivos armados. Se trata de influir psicológicamente en las masas y militares del país tiranizado y en opinión pública internacional en general, con el objetivo de justificar, apoyar y realizar los cambios de gobiernos, no acordes con el agresor, minimizando al máximo la violencia y las pérdidas propias.

Quinta etapa: La fase final tendría por objeto forzar la renuncia del presidente mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se va preparando el terreno para una intervención militar interna y, dado el caso, solicitar, mediante la AN, la ayuda militar externa si la Constitución lo estipula. En Venezuela, se cumple con lo establecido el artículo 187, numeral 11, de la Constitución. Si la evolución del proceso democrático demuestra que las fuerzas y la presión internas no son suficientes, se debe proceder a requerir la ayuda externa, articulada con las fuerzas internas. Al mismo tiempo, se debe desarrollar una guerra civil prolongada para socavar las bases de la dictadura, y lograr el aislamiento internacional del país.

La «violencia no es tan eficiente», opina Sharp, dado que el poder, si bien no es monolítico, detenta el monopolio de las armas, que son de la República, y no de persona o cuerpo alguno. Luego de lo ocurrido en la madrugada del  miércoles 30 de abril, el secretario de Defensa en funciones de Estados Unidos, Patrick Shanahan, canceló este miércoles su viaje a Europa por la crisis que se vive en Venezuela.

Mientras tanto, a las 11:45 am, Pompeo declaraba sobre Venezuela: «Si se requiere una acción militar, eso será lo que haga Estados Unidos. Washington está abierto a una «acción militar», aunque preferiría una opción pacífica, afirmó el secretario de Estado de Estados Unidos, el miércoles en una entrevista con Fox Business Network. E insistió: “Una acción militar es posible. Si lo que se requiere es eso, eso será lo que haga Estados Unidos», pero, al mismo tiempo, el secretario de Estado norteamericano matizó que Washington preferiría una transición pacífica en Venezuela.

Pompeo hizo esta declaración, después de que asegurara a CNN que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, tenía prevista su salida del país, rumbo a Cuba, pero Rusia lo disuadió. En respuesta, Maduro recalcó: «Señor Pompeo, por favor, qué falta de seriedad […] cuánta mentira y manipulación en esta escaramuza golpista”. Sin demora alguna, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, ha llamado a un «cambio de régimen» en Venezuela, luego del intento de avanzar en la Operación Libertad, que encabezó en horas de la mañana el  presidente encargado Juan Guaidó.

Casi simultáneamente, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha anunciado que «si Washington no deja de interferir en los asuntos soberanos de Venezuela, esto llevará al colapso de la situación». Y agregó: «En Washington, algunos políticos no ven lo destructivo de este camino. Esto es extraño, porque todos ya lo ven».

Esta “guerra retórica” entre Estados Unidos y Rusia no es lo que queremos quienes, con ansia, pasión y lucha, en todos los frentes, queremos los venezolanos convencidos de[HSM1]  que,  para salvar a Venezuela, hay que rescatarla da la garras de la tiranía, y establecer un nuevo gobierno de consenso nacional. Exigimos acción concreta por la libertad.

Luego de las acciones ocurridas en la madrugada del 30 de abril, el dictador y usurpador Maduro recalcó, desde Miraflores: «Vamos a seguir saliendo victoriosos en las coyunturas que nos toquen». También acusó a Estados Unidos de estar detrás del intento de golpe de Estado, comandado por el diputado opositor Juan Guaidó, para derrocarlo. No dijo, claro está, que él ha entregado la soberanía nacional, y la protección de sus habitantes, a  Cuba, Rusia, China, las FARC, el ELN y Hezbolá. Que el pueblo padece hambre, enfermedades, inseguridad, carencia casi absoluta de los servicios básicos, como transporte, electricidad, e incertidumbre sobre su futuro.

Forzar la renuncia del presidente, dice Sharp: esto es decisivo, pues Maduro, si tuviera un poco de sentido de la patria, ha debido renunciar hace años. La grave crisis económica, la inflación sin precedentes, la prisión, la tortura y el crimen a mansalva no conmueven al dictador.

Por otra parte –y por la misma– escuchando el triunfalismo de las cifras maduristas, también me pregunto por qué, si todo eso significa un río de dinero y riqueza, estamos en el podio de los índices de pobreza y desempleo de todo el orbe. También me pregunto por qué, después de una década de crisis, seguimos sin diversificar la economía, y nos desesperamos en debates estúpidos, desesperación por un plato de lentejas bíblicas y tapándonos los oídos cuando las ONG humanitarias nos cuentan la terrible desigualdad, la corrupción, el hambre  y la muerte. Asistiendo a este paisaje tan duro y mortífero, que desde el gobierno tratan de dulcificar con fiestas diversas y palabritas de buena crianza, conociendo el enorme sufrimiento de nuestra gente mientras los gestores políticos se justifican culpabilizando siempre a otro, ya no me pregunto, sino que, como mi amigo Caupolicán Ovalles hizo en 1962,  pregunto, con rabia, pero con tristeza: ¿Duerme usted, señor presidente?

Pero yo,  que tuve más de 30 años de amistad, y varios viviendo dentro de las mismas cuatro paredes, no traicionaría al “Poeta Hostias” si preguntase, hoy en día: ¿Duerme usted, señor usurpador?

Fuente para obra de Sharp: https://actualidad.rt.com/actualidad/view/120340-psicologia-economia-armas-nuevos-golpes-estado


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