La ansiedad es un estado emocional o una sensación de incertidumbre ante sentimientos de amenazas, vulnerabilidad e indefensión. Estas inquietudes provienen de situaciones como problemas cotidianos o peligros, que se presentan en la vida. Muchas veces estos sentimientos ayudan a reaccionar en momentos difíciles para responder de la manera más adecuada. Por otro lado, cuando las personas se sienten agobiadas, esto puede convertirse en un problema grave. Lo ideal es encontrar un equilibrio para reducir su intensidad y aprender a manejarla adecuadamente.

En ciertas  ocasiones las personas prefieren evitar las circunstancias que les producen ansiedad. Esto puede funcionar temporalmente, pero si la situación empeora a largo plazo sería más difícil de resolver. Además, a nivel emocional el individuo se hace más débil y disminuye la confianza en sí mismo, mientras que el problema se hace fuerte o desagradable. Por otra parte, quienes sufren de esta condición tienden a preocuparse de manera excesiva y a exagerar, avizoran lo peor antes que suceda y en esos momentos difíciles no saben si tendrán la capacidad de hacerles frente.

Es relevante encarar la ansiedad y no dejar que esta contrariedad continúe. En este sentido, se debe reconocer cuáles son esas circunstancias detonantes para afrontarlas, realizar una lista de las situaciones que se desean cambiar y plantearse progresos paulatinos. Para esto es necesario tener perseverancia, no dejarse vencer y entender que se necesita demostrar mucha paciencia, con el fin de asumir esas dificultades. Igualmente, es aconsejable dedicarse tiempo a sí mismos, realizar ejercicios físicos o hacer actividades que le gusten o distraigan.

Se recomienda plantearse metas realistas en el proceso de control de la ansiedad, utilizar técnicas de visualización que brindan excelentes resultados a través del poder de la mente, enfocar  los escenarios y las experiencias desde una perspectiva distinta, pues generalmente las crisis dependen del significado que se confiere a determinadas circunstancias. También es conveniente no posponer las tareas pendientes, pues el recordatorio mental desgasta robando energía sin ofrecer ningún avance; aprender a organizarse para administrar mejor el tiempo, lo cual puede generar cierto estrés, así como  otras medidas que puedan contribuir a aliviar esta condición.


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