La industria petrolera venezolana colapsa. Volvamos las páginas de la historia:

En 1912 Winston Churchill, primer lord del Almirantazgo, decide cambiar varios buques de la Marina de Guerra Británica de carbón a petróleo. Se desata una intensa búsqueda en el mundo. En 1913 se completa el primer pozo petrolero venezolano, el Zumaque No 1, aún activo. Nace un gigante petrolero.

El aporte del petróleo a nuestra economía fue impresionante. Entre 1920 y 1980 –durante más de 60 años seguidos– fuimos la economía del mundo que más creció y la nuestra fue, junto con el franco suizo, la moneda más sólida del mundo. Durante la II Guerra Mundial (1939-1945), aun siendo neutral, Venezuela fue vital para el triunfo de los Aliados, aportando 60% del petróleo usado por ellos en el conflicto. Después llegamos a ser el mayor exportador mundial.

Cada vez que estallaba alguno de los recurrentes conflictos del Medio Oriente que interrumpían el suministro petrolero, aumentaba la importancia de Venezuela. Eso ocurrió en 1954 con la nacionalización del Canal de Suez, en 1967 con la Guerra de los Seis Días y el cierre del Canal de Suez, en 1970 con la crisis de Libia, en 1973 con la Guerra del Yom Kippur, en 1974 con el embargo petrolero árabe, en 1979 con el derrocamiento del sha de Irán y en 1991 con la Guerra del Golfo.

Venezuela fue reconocida como el abastecedor más seguro y confiable del mundo.

En 1960 Venezuela, Arabia Saudita, Irán, Irak y Kuwait crean la OPEP. Producía más de 7,7 millones de barriles diarios de los cuales Venezuela –el mayor productor– aportaba casi 2,9 millones.

En 1975 Venezuela nacionaliza su industria petrolera y en los 23 años siguientes Pdvsa se transforma en una leyenda y en una de las mayores y más eficientes transnacionales petroleras del planeta. Para 1998 teníamos 20 refinerías en el mundo con capacidad para 3 millones de b/d. Éramos el primer abastecedor externo de petróleo de Estados Unidos, donde enviábamos 1,8 millones de barriles diarios. Con 7 grandes refinerías y 15.250 gasolineras abanderadas con nuestra filial Citgo controlábamos 10% del mercado de gasolina de ese país. Además, teníamos 4 importantes refinerías en Venezuela y otras 9 en Alemania, Suecia, Inglaterra, Curazao y Saint Croix.

Para 1998 producíamos 3,5 millones de barriles diarios y, con la Apertura Petrolera, habíamos asegurado las inversiones que en 5 años nos hubiesen llevado a superar los 5 millones de barriles diarios.

Entonces… llegó la revolución. En 2002 despidió a 50% del personal de Pdvsa y en 2007 se aprobó vía Habilitante una Ley de Hidrocarburos que los trastocó todo.

Hoy apenas producimos algo más de 1,3 millones de b/d (lo mismo que en 1949) y se calcula que a finales de 2018 no alcanzaremos el millón de barriles. Pdvsa está plagada de deudas, corrupción, politización, ineficiencia y mala administración. Solo en los primeros 15 días de junio nuestras exportaciones cayeron 365.000 b/d. Nuestros activos en Aruba, Curazao y Bonaire están siendo embargados por Conoco y se espera una avalancha de medidas similares por otros arbitrajes internacionales perdidos y por default en el pago de deuda externa tanto de la República como de Pdvsa. Según Reuters, 82 tranqueros se encuentran fondeados en aguas venezolanas por temor a ser embargados y, copada la capacidad de almacenamiento, nuestra producción caerá fuertemente. Nuestras refinerías están operando a menos de 30% de su capacidad y al sector petrolero, que aporta 95% de las divisas que recibe el país, lo destruyeron junto con la economía venezolana. Los auxilios financieros del BCV para cubrir el déficit en el flujo de caja de Pdvsa son la mayor causa de la hiperinflación que nos agobia.

En 1960 Venezuela aportaba casi 40% de la producción de la OPEP. Hoy fuimos desplazados al séptimo lugar y aportamos apenas 3,9%. La OPEP acaba de aprobar un aumento de producción de 1.000.000 de barriles diarios. Incapaz de cumplir, Venezuela seguirá perdiendo participación.

Arabia Saudita se comprometió a aumentar su producción en 2 millones de barriles diarios. Dejamos de ser confiables y el mercado nos está remplazando… Pero, aún estamos a tiempo.


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