La pedagogía cinematográfica es fundamental. A los niños se les subestima con películas reductoras y simplificadoras de la historia.

La fantasía regresiva de la contemporaneidad explota el complejo de inferioridad del público. Los dilemas a la carta plantean esquemas de buenos contra malos. La narrativa populista afianza su retórica en una estructura dramática de cinta veraniega del promedio.

Es una comunicación de ida y vuelta. El poder cuece la demagogia a fuego lento para mercadear sus cotufas intelectuales. La industria amplifica el tono de los relatos binarios, sacando provecho de los prejuicios de la mayoría silenciosa o ruidosa.

El mediocre de Maduro considera enemigos a los extranjeros y capitalistas, siendo él un comunista frustrado y quebrado por la corrupción de Estado.

Nicolás utiliza el argumento de innumerables bodrios de la épica socialista. Cierto discurso audiovisual le sigue el juego a las doctrinas falsas del dictador de Venezuela. De igual modo, la visión maniquea de Trump encuentra en la pantalla grande un lente de aumento de la posverdad.

Sin embargo, Hollywood reacciona y resiste a su modo, honrando la inteligencia de los niños y sus representantes a través de estrenos como Jóvenes titanes en acción, uno de los largometrajes del año, siguiendo la estela de Increíbles 2Hotel Transylvania 3 y Quién mató a los Muppets.

Los fanáticos de la animación pueden darse por satisfechos de contar con tales piezas en la cartelera nacional, a pesar de los avatares y las pesadillas de la reconversión monetaria (un veneno para cualquier taquilla).  

Intentemos conservar el ánimo y defender lo mejor de la oferta internacional en un país bloqueado. La tecnología satelital permite el milagro de refrescar la cultura y conectarnos con los filmes de la globalización. Igual existen innumerables escollos por atender y resolver en lo inmediato.

Esperemos disfrutar de la diversidad de la parrilla de exhibición por los próximos años. Ciertamente, los costos y los precios inciden sobre el consumo y la distribución. No todos pueden pagar por ingresar a una sala. No obstante, el nuestro es el ticket más económico de la región, a consecuencia de la hiperinflación. El tema desborda el tamaño y la profundidad de la columna. Lo ponemos en el tablero, solo para no salirnos de contexto.

Volviendo a la idea del primer párrafo, Jóvenes titanes en acción confirma el valor de educar y despertar la conciencia por medio del llamado séptimo arte.

La película narra una aparente aventura del surgimiento de un grupo de pequeños superhéroes, quienes enfrentan a los clásicos villanos y conflictos propios de su edad en un tono de celebración del absurdo del género.

El guion pudo conformarse con ser una parodia de la tendencia, como DeadpoolAnt Man y Kick Ass, desarrollando un enfoque ambivalente de primero “deconstruir” las bases del formato para luego caer en los mismos clichés de siempre. En parte la cinta es así, pero al final la trama propone una mayor introspección tragicómica y satírica.

Jóvenes titanes en acción describe, en una duración ajustada, la crisis de la Liga de la Justicia, de los Guardianes de la Galaxia y de los Vengadores en el cenit de su popularidad, anticipando el inevitable estallido de la burbuja.

Acierta la pieza en dibujar el apocalipsis del relato mesiánico desde la extensión de sus estereotipos. El protagonista solo desea fama, figurar en una alfombra roja, estelarizar una franquicia.

El personaje narcisista delata la soledad y la fragmentación social de la generación del milenio, cuyas redes se manipulan por un Mago de Oz en la Matrix.

Como el espectáculo acapara la completa atención de los redentores, los lavadores de cerebros hacen estragos y controlan a la población. Cada uno quiere rodar su saga como Superman y Batman. Los viejos superhéroes fracasan al concentrarse en vivir de su régimen de la idolatría.

El mensaje interpela la manía de democratizar el reality show, perjudicando la estabilidad de la república. Los guasones y Thanos capitalizan el momento de perdición general, instituyendo el gobierno del delirio. Una antena repetidora se encargará de propagar la mentira por el tejido del planeta.   

Jóvenes titanes en acción advierte del peligro de encandilarse y alienarse por la narrativa de los superhéroes. A su distopía egocéntrica le opone el reconocimiento de la amistad, la inocencia y la flexibilidad del humor en respuesta a los paraísos artificiales de las hegemonías del pensamiento.

En suma, una clase contra la imposición de escuelas manidas. Una forma de reinventar el ejercicio de la transmisión de conocimiento a los chamos, adoptando sus lenguajes y modismos.

Después de varios traspiés creativos, la DC Comics le gana una partida a la Marvel, superando sus líneas argumentales. La autocrítica, naturalmente, enriquece el legado de ambas compañías. Ahí estriba la fortaleza de su entramado conceptual. 


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