Quare siletis juristae in munere vestro? Giorgio Agamben

Vivimos sin duda en Venezuela una forma de dictadura. La apariencia no logra esconder la esencia de un régimen que hace todo lo necesario para prescindir o manipular o desconocer al estado civil republicano. El desgano que exhibe la clase política gobernante, a la hora de consultar al cuerpo soberano es, al menos, del mismo calado que los afanes disuasivos que emplea para convencer de la inutilidad del gesto de participar en elecciones que de perderlas, anuncian que enervarán en sus resultas institucionales.

Decir que habría que juramentar a los gobernadores electos ante la ANC fraudulenta que el chavismo produjo, es inconstitucional, ilegal e inmoral, pero, en eso consiste la dictadura. En efecto; imponer a la fuerza actuaciones y situaciones de facto es de la naturaleza del militarismo fascista que nos gobierna. Así, los magistrados del TSJ se han manifestado en múltiples ocasiones, violando la normativa vigente o, peor aún, erigiéndose como intérpretes cuasi auténticos del poder constituyente, mismo que atacan al proceder a desmontar los naturales controles que sobre el poder se erigieron oportunamente y, en especial, con las decisiones que trastocaron la relación de poder y competencia previstas en la CRBV.

Pero, para guardar algunas formas, en el desmadre en curso, convocan a elecciones de gobernadores saltándose o violentando la reglamentación electoral y el aquelarre de la plaza Diego Ibarra maniobra sórdido y ominoso contaminando los comicios y privándolos de la necesaria transparencia que le es connatural en una democracia. La dictadura de la mediocridad chavista y disculpen la redundancia, procura encontrar atajos, trochas, desvíos para aumentar sus posibilidades de victoria. Las dictaduras son así.

Del otro lado el dilema. Acudir al evento electoral o no hacerlo y abstenerse. Confieso que el sentimiento ciudadano se ha movido en ese péndulo entre la emoción y la razón o, con las dudas que una y otra proponen. Leí hace días el maravilloso artículo de mi compadre Gustavo Tarre Briceño, titulado “Dilo con tu voto”, exilado político de estos mamelucos del castro-chavismo, en el que admite el autor haber primeramente optado por abstenerse, pero, luego de reflexionar conviene en acompañar a la mayoría que sabe bien disponer del arma del voto y decide presentar batalla con el instrumento de su voluntad para reiterar, y las veces que sea menester, su convicción democrática y su compromiso pacífico y constitucional. En lujo de eticidad, valentía y patriotismo propone Tarre militar en la unidad que visiblemente ha decidido participar.

La ciudadanía es ejercitar la libertad en los espacios disponibles. Es resistir al oprobio que pretende marginarnos por asco y desencanto. No podemos dejar de hacer política porque algunos la confunden con politiquería. Es accionar deliberando con los otros que, aunque no piensen como yo, estén dispuestos a asumir la orientación de la mayoría y democráticamente acatar y ejecutar su dictamen. Ya veremos qué otra secuencia trae el asunto, por cierto.

A María Corina Machado, Antonio Ledezma y valiosos compatriotas que hasta ahora se mantienen reacios va nuestra invitación a compartir el esfuerzo, comprendiendo las legítimas dudas y pareceres contrarios que entendemos, pero a los que sugerimos revisar, en procura de la entidad unitaria que nos hace creíbles y seguramente victoriosos. Juntos somos invencibles.

Clausewitz nos enseña que la guerra es un duelo de voluntades y, el próximo domingo, debemos mostrar que los venezolanos queremos recuperar nuestra institucionalidad, constitucionalidad, legalidad y legitimidad y para ello, contra la dictadura opondremos nuestro voto. ¡Dios con nosotros!

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